Karzai revisa la ley que desproteg¨ªa a las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica
Las activistas afganas piden que no se proh¨ªba declarar como testigos a los familiares de los maltratadores
La movilizaci¨®n de las afganas y la presi¨®n internacional parece haber surtido efecto. El presidente Hamid Karzai ha devuelto para su revisi¨®n el proyecto de ley de nuevo c¨®digo procesal de Afganist¨¢n que, seg¨²n alert¨® Human Rights Watch (HRW) a principios de este mes, dejaba desprotegidas a las mujeres en los casos de violencia domestica. El texto ¡°no entrar¨¢ en vigor hasta que el Ministerio de Justicia haga nuevas enmiendas al borrador propuesto¡±, ha anunciado en su cuenta de Twitter el portavoz presidencial, Aimal Faizi, tras la reuni¨®n semanal del Consejo de Ministros.
¡°En la actual versi¨®n de la ley hay dos problemas graves: 1) proh¨ªbe el testimonio voluntario y obligatorio de los miembros de la familia; y 2) la excepci¨®n al testimonio obligatorio deber¨ªa, como en la mayor¨ªa de las jurisdicciones, aplicarse solo a los esposos, pero se aplica a toda la familia¡±, explica a EL PA?S Heather Barr de HRW. ¡°El Gobierno afgano ha prometido revisar la ley para arreglar el primero, pero se niega a abordar el segundo. As¨ª que incluso si el cambio ordenado por el presidente Karzai se lleva a cabo, a¨²n mina de forma significativa el enjuiciamiento de la violencia contra las mujeres¡±, a?ade.
A ra¨ªz de la denuncia de HRW, se produjo una fuerte reacci¨®n internacional, incluida la condena de la Uni¨®n Europea, Canad¨¢, Reino Unido, Estados Unidos o la Uni¨®n Interparlamentaria, que parecen haber pesado sobre Karzai. Pero tambi¨¦n las afganas se han movilizado para impedir un nuevo retroceso en el lento y tortuoso avance de los derechos de la mujer en ese pa¨ªs asi¨¢tico.?¡°Sin duda ser¨ªa un paso atr¨¢s para los derechos de la mujer¡±, advert¨ªa Fawzia Koofi por tel¨¦fono desde Kabul.
Esta diputada se uni¨® a otras activistas para lanzar una campa?a en los medios de comunicaci¨®n y la sociedad civil con el fin de evitar que el presidente firmara la ley que le remiti¨® el Parlamento. Koofi estuvo en el comit¨¦ legislativo bicameral que revis¨® el proyecto el pasado enero despu¨¦s de que la C¨¢mara Alta (Meshrano Jirga), haci¨¦ndose eco de la preocupaci¨®n que generaba, intentara cambiar la redacci¨®n de la C¨¢mara Baja (Wolesi Jirga) para que se permitiera declarar a los familiares. No hubo qu¨®rum.
¡°Intent¨¦ por todos los medios que enmendaran ese art¨ªculo, pero era la ¨²nica mujer y aunque alg¨²n otro diputado me apoy¨®, est¨¢bamos en minor¨ªa¡±, relata con su habitual energ¨ªa. El resto de los miembros del comit¨¦ defend¨ªan que los lazos familiares hacen imposible mantener la ecuanimidad necesaria para testificar, y que los parientes se ver¨ªan arrastrados por sus sentimientos hacia el acusado.
Hay muchos pa¨ªses occidentales en los que se exime de declarar en contra de un familiar cuando ese testimonio puede inculparle. Sin embargo, lo que art¨ªculo 26.4 del nuevo c¨®digo procesal establece es que las autoridades judiciales no pueden, bajo ning¨²n pretexto, interrogar como testigos a ¡°los familiares del acusado¡±, lo que equivale a silenciar a las v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica, incluidas las que sufren matrimonios infantiles o forzados.
¡°Esas situaciones se producen en el seno de la familia y, con frecuencia, no hay otros testigos que puedan refrendar los abusos¡±, explica Koofi que desde que lleg¨® al Parlamento como diputada por la provincia de Badakhsan ha luchado incansable en defensa de los derechos de las afganas.
Influye sin duda la naturaleza extremadamente conservadora de la sociedad afgana. Varias generaciones de la misma familia suelen convivir en recintos amurallados que incluyen distintas viviendas. Las mujeres, que siguiendo la tradici¨®n tribal despu¨¦s del matrimonio se trasladan a casa del marido, rara vez tienen ocasi¨®n de salir fuera de esos patios cerrados. De ah¨ª que si sufren malos tratos, o son v¨ªctimas de un matrimonio forzado, nadie que no sean sus parientes m¨¢s cercanos puede avalar una eventual denuncia.
¡°Si se ratifica el proyecto de ley, la mayor¨ªa de los casos que se juzgan bajo la EVAW [Ley para la Eliminaci¨®n de la Violencia contra las Mujeres] se quedar¨¢n sin testigos¡±, confirma Sari Kouvo, analista principal del Afghanistan Analysts Network (AAN) y que lleva una d¨¦cada ocup¨¢ndose de los derechos de la mujer en ese pa¨ªs. ¡°Importa mucho porque en los asuntos de violencia dom¨¦stica, sin los testimonios de los familiares no hay caso¡±, subraya Kouvo quien considera que ya es bastante complicado para las afganas dar el paso de denunciar.
Entre los casos recientes que nunca hubieran prosperado con el c¨®digo procesal que ahora espera la firma de Karzai, las activistas citan el de Sahar Gul, la ni?a-novia cuyos suegros quisieron prostituir y ante cuya negativa, fue encadenada en el s¨®tano, azotada, quemada y casi dejada morir de hambre; o el de Sitara, una mujer de 30 a?os cuyo marido drogadicto le reban¨® la nariz y los labios el a?o pasado por no darle sus joyas para comprar una dosis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.