Una madre pierde la custodia por ir a trabajar a Catalu?a con su hija
La juez duda de que la ni?a est¨¦ adaptada en una ciudad ¡°con caracter¨ªsticas especiales de integraci¨®n¡± Cree que el padre, en paro, puede ocuparse mejor
A mediados de 2012, cuando Nadya L., inform¨¢tica de 30 a?os, vio que hab¨ªa consumido ya la mitad del tiempo en paro en Tenerife, decidi¨® ampliar su radio de b¨²squeda de empleo. En diciembre la llamaron de una entrevista de trabajo en Barcelona para una empresa multinacional y, finalmente, en febrero de 2013 le dijeron que el puesto era suyo. Lo que en teor¨ªa es una buena noticia, conseguir un empleo en los tiempos que corren, se ha convertido en un obst¨¢culo para Nadya L. La titular del juzgado de Primera Instancia n¨²mero 2 de G¨¹¨ªmar (Tenerife), le ha quitado la guarda y custodia de su hija de cuatro a?os, a la que se llev¨® consigo.
La juez entiende que ¡°no ha quedado acreditado¡± que el traslado a Ripollet (Barcelona) redunde en el beneficio de la menor. ¡°Debe destacarse¡±, mantiene literalmente la juez en su resoluci¨®n, ¡°que dicha ciudad y Comunidad Aut¨®noma [Ripollet, Catalu?a], viene definida por unas caracter¨ªsticas especiales de integraci¨®n, pues al hecho de la adaptaci¨®n normal a un cambio de territorio o de costumbres, ha de a?adirse la dificultad de tener una lengua cooficial al castellano, el catal¨¢n, que de todos es conocido, es la lengua empleada por gran parte de la sociedad catalana as¨ª como por los colegios¡±. A lo que a?ade: ¡°Tampoco consta acreditado que la menor est¨¦ adaptada con el idioma y que dicha circunstancia no est¨¦ suponiendo un escollo en su evoluci¨®n¡±.
La sentencia dice que el catal¨¢n supone una dificultad a?adida
Nadya L. admite que durante el juicio no aport¨® ninguna prueba de c¨®mo estaba y¨¦ndole a su hija en el colegio. ¡°Es una ni?a que tiene cuatro a?os. Cuando llegamos, ten¨ªa tres. Todo el mundo sabe lo f¨¢cil que es para un ni?o aprender un idioma, y m¨¢s el catal¨¢n¡±, razona. Antes de que se dictase sentencia, pero con el juicio ya celebrado, la madre pidi¨® a la escuela un informe sobre la evoluci¨®n de su hija, que recoge que la menor ¡°comprende correctamente¡± el catal¨¢n. Pero no lo aport¨® a tiempo.
La juez considera adem¨¢s que el hecho de que Nadya L. trabaje tambi¨¦n es una desventaja en relaci¨®n al padre, Garo¨¦ S., que est¨¢ en paro. El progenitor, seg¨²n la sentencia, ¡°ha se?alado y acreditado estar actualmente en situaci¨®n de desempleo, siendo por ello que cuenta con mayor disponibilidad horaria, as¨ª como con la asistencia de su pareja y de su familia¡±, escribe la juez.
Fue la propia madre, que ten¨ªa la custodia desde que se inici¨® el proceso divorcio, en octubre de 2011, cuando la ni?a ten¨ªa apenas un a?o, la que acudi¨® al juzgado para solicitar un cambio en el r¨¦gimen de visitas del padre debido a su traslado y el de su hija a Ripollet. A pesar de eso, la sentencia considera que la vinculaci¨®n afectiva de la ni?a es mayor con su padre que con su madre. Seg¨²n la juez, por parte de la madre ¡°no existi¨® hasta el tiempo de irse a Barcelona un apego intensivo a la menor, que disfrut¨® de la compa?¨ªa de ambos progenitores por igual¡±. A lo que suma que en Ripollet, la ni?a ¡°hace un horario en el que est¨¢ en el colegio desde por la ma?ana hasta las cinco de la tarde¡±, seg¨²n la sentencia, que duda de la disponibilidad horaria de la mujer porque es la abuela materna quien recoge a la ni?a en el colegio.
Ese es precisamente uno de los argumentos de Garo¨¦ S., de 33 a?os. ?l ten¨ªa a la cr¨ªa de manera alterna, de lunes a jueves, por la tarde, y los viernes la recog¨ªa a la salida del colegio y se quedaba con ella hasta el domingo. Entiende que era pr¨¢cticamente una custodia a partes iguales. ¡°Pero al irse, ella empez¨® a incumplir reiteradamente el regimen de visitas¡±, explica por tel¨¦fono, y lo denunci¨®. Entiende que la madre no deber¨ªa haberse llevado a la menor, sin antes haber logrado que le cambiasen el r¨¦gimen de visitas.
El progenitor acusa a su expareja de ¡°politizar¡± el asunto
La juez tiene tambi¨¦n en cuenta ese aspecto. Y reprocha adem¨¢s que la mujer ni coste¨® a su hija el viaje a Tenerife en verano y en Navidad ¡ªtienen las vacaciones compartidas¡ª, y que solo lo hizo en una ocasi¨®n en la que viajaron a la isla para una celebraci¨®n familiar. Y ello, ¡°ganando 25.000 euros anuales y cobrando 260 euros de prestaci¨®n de alimentos, es decir, con capacidad econ¨®mica¡±, sostiene. Por ¨²ltimo, entre los argumentos esgrimidos, la juez valora la situaci¨®n de Garo¨¦ S., que vive con su pareja, y que tiene a su familia en Tenerife. ¡°Se reputa que el n¨²cleo paterno es notablemente m¨¢s adecuado para las necesidades de la ni?a, cuya adaptaci¨®n a dicha nueva ciudad se desconoce¡±, concluye.
¡°Parece que tengo que estar parada, meter a cualquier persona en mi casa para que mi hija tenga una figura paterna de referencia, e inculcarle que debe carecer de metas¡±, se queja Nadya L., que est¨¢ soltera y vive con su madre. ¡°He hecho much¨ªsimas cosas por mi hija, y creo que una mujer puede conseguir por s¨ª misma muchas cosas. El idioma y un lugar nuevo no tienen que suponer una barrera¡±, insiste.
La juez alega que la madre no ha demostrado que busc¨® trabajo en Tenerife antes de optar a Barcelona, y tambi¨¦n pone en duda de que tenga la flexibilidad horaria que ella esgrime. ¡°Puedo salir a las 16.00 y luego trabajar en casa¡±, explica Nadya L.
El padre acusa a su expareja de ¡°politizar¡± la sentencia, con el tema del catal¨¢n. ¡°Lo que prima es que yo puedo hacerme cargo de ella, tengo el respaldo de mi familia y de mi pareja estable¡±, defiende. Admite que est¨¢ buscando trabajo como vendedor cara al p¨²blico, pero solo si puede compaginarlo con los cuidados a su hija.
Por ahora, la sentencia quita la custodia a Nadya L. y se la adjudica a Garo¨¦ S., con un r¨¦gimen de visitas a favor ella cada dos fines de semana. Los billetes de avi¨®n entre Barcelona y Tenerife de ella deben abonarlos a medias. Nadya L. recurrir¨¢. Garo¨¦ S. pide que no se ¡°menosprecie¡± la decisi¨®n de la juez.
Una hora de visita cada 14 d¨ªas
La mujer de Barcelona con c¨¢ncer terminal que reclama ver a la hija de su expareja logr¨® ayer un nuevo espaldarazo judicial. Tras el auto de medidas provisionales que le reconoc¨ªa una hora de visita cada 14 d¨ªas, la juez ha dictado una sentencia que reitera ese derecho.
18 meses despu¨¦s de presentarse la demanda, N¨²ria Pijoan, de 48 a?os, considera que su tiempo se consume por la lentitud e ineficacia de la justicia y la actitud obstruccionista del padre, que no hizo caso del auto judicial y ahora puede volver a incumplir la sentencia.
La ni?a, que cumplir¨¢ cuatro a?os el pr¨®ximo mes, naci¨® en Estados Unidos en un vientre de alquiler. La pareja se rompi¨® en abril de 2012 y desde julio de ese a?o la mujer y la ni?a dejaron de verse por deseo del padre, de 42 a?os, profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona y empresario. El hombre asegura que las visitas de N¨²ria perjudicar¨ªan a la peque?a, que ya ha visitado a su madre gestante, con la que mantiene ¡°una magn¨ªfica relaci¨®n¡±. Sin embargo, el padre no permite que Pijoan vea a la ni?a, como le obliga la justicia, ni siquiera ante el c¨¢ncer terminal de la mujer.
Aymerich argumenta que solo eran novios y que el embarazo lo pag¨® ¨¦l, pero la juez constata que el nacimiento fue un proyecto com¨²n tras cuatro a?os de relaci¨®n. La sentencia define a la mujer como ¡°persona allegada¡± a la peque?a e insiste en que viaj¨® en dos ocasiones con el padre a Estados Unidos para preparar el embarazo y estuvo en el parto.
Recuerda, adem¨¢s, que la opci¨®n del vientre de alquiler se llev¨® a cabo tras fracasar una inseminaci¨®n artificial por el c¨¢ncer de la mujer, que la llev¨® incluso a renunciar a un tratamiento para impedir la infertilidad.
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