¡°Afortunadamente, cada vez que el virus se reproduce pierde virulencia¡±
El ?bola llega por primera vez a una gran ciudad: Conakry, de m¨¢s de dos millones de habitantes El director del Instituto de Enfermedades Tropicales considera que las condiciones de hacinamiento pueden hacer que haya m¨¢s infectados
El director del Instituto Nacional de Enfermedades Tropicales, Agust¨ªn Benito, ha vivido de primera mano la lucha contra un brote de virus hemorr¨¢gico: el de Marburg en Angola en 2005. ¡°Aunque no era ?bola, son primos hermanos¡±, dice como disculp¨¢ndose. Aquel episodio concluy¨® con m¨¢s de 150 fallecidos. Este se acerca a los 80.
Pero la novedad es que, por primera vez, el ?bola ha llegado a una gran ciudad (Conakry, m¨¢s de dos millones de habitantes). ¡°Eso, indudablemente, va a complicar las cosas¡±, admite Benito. ¡°El ?bola se contagia por un contacto directo, y lo normal es que el caso cero, ese afectado que haya llegado de las zonas rurales a la ciudad, est¨¦ en un barrio de las afueras, en un suburbio¡±, indica. Ah¨ª, las condiciones de hacinamiento pueden hacer que haya m¨¢s posibles infectados. ¡°Pero el procedimiento es el mismo. Empezar por los familiares e ir vigilando a los contactos m¨¢s ¨ªntimos¡±, dice Benito. Lo malo es que en los grandes barrios de las capitales, su n¨²mero puede ser muy alto.
¡°Ah¨ª hay otro factor, los tab¨²es. Son enfermedades muy espectaculares, y hay que eliminar los focos de contagio cuanto antes. Cuando estos son los muertos se choca con la barrera cultural. La gente no entiende que lleguen unos extranjeros, les quiten el cad¨¢ver de su familiar y se lo lleven para quemarlo y enterrarlo en cal viva. En Angola, cuando el brote de Marburg, los t¨¦cnicos del CDC [Centro de Control de Enfermedades] de Estados Unidos lo pasaron realmente mal. Tuvimos que intervenir los dem¨¢s, porque la gente del pueblo quer¨ªa lincharlos¡±, cuenta Benito.
"El riesgo est¨¢
en los vuelos regionales y
en los camiones"
Sin embargo, el especialista cree que el hecho de que el virus haya llegado a una ciudad puede tener, parad¨®jicamente, alguna ventaja. ¡°Tambi¨¦n en ?frica, las ciudades son lugares con mejores sistemas sanitarios que las zonas rurales. Hay Institutos Nacionales de Salud, servicios de Salud P¨²blica¡±, enumera. Otra de las ventajas, si es que puede decirse as¨ª, es ¡°la v¨ªa de transmisi¨®n, que es por contacto con los fluidos; afortunadamente no es por el aire¡±, indica Benito. Adem¨¢s, en la ciudad la dieta ya no incluye exotismos como murci¨¦lagos, monos o ratas de campo, cuya ingesta est¨¢ en el origen de cada brote.
El m¨¦dico asegura que el hecho de que el ?bola haya llegado a una ciudad importante, que cuenta con aeropuerto internacional, no debe preocupar demasiado. En principio, podr¨ªa pensarse que el virus estar¨ªa m¨¢s cerca de encontrar una forma de transmisi¨®n global. ¡°Pero el perfil de la persona que llega de un entorno rural no es el de un viajero de vuelos intercontinentales¡±, dice Benito. ¡°Otra cosa son los vuelos regionales, los peque?os aviones que hacen recorridos dentro del pa¨ªs o a los vecinos. Y los camiones. En ?frica todo va por carretera¡±, indica el investigador. ¡°El riesgo, por tanto, es a nivel regional¡±. Para este posible viaje del virus, el periodo de incubaci¨®n es una baza que juega a su favor: son hasta 21 d¨ªas en los que el afectado no siente apenas que est¨¢ mal. Demasiado tiempo; puede desplazarse y entrar en contacto con cientos de personas.
Pero tambi¨¦n a este riesgo le pone Benito un matiz. ¡°Algo que sabemos desde hace tiempo es que cada vez que el virus se reproduce, en cada ciclo, pierde virulencia, se hace menos patog¨¦nico. Normalmente hay un pico enorme y luego empieza a remitir. Si no, ser¨ªa complej¨ªsimo pararlo¡±, admite.
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