El Tribunal de la ONU frena la caza de ballenas con fines cient¨ªficos de Jap¨®n

Jap¨®n no caza ballenas en el Ant¨¢rtico con fines cient¨ªficos, sino comerciales, y debe abstenerse de hacerlo a partir de ahora. En un fallo que sienta un precedente para la supervivencia de esta especie protegida, el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas (TIJ) ha ordenado a Tokio que revoque los permisos especiales de captura invocados ¡°para analizar la competencia natural de las especies, y el ecosistema que habitan, porque no se corresponden con la cifra de piezas arponeadas¡±. Por 12 votos contra 4, los jueces han decidido que Jap¨®n ¡°ha violado sus obligaciones sobre el Art¨ªculo VIII de la Convenci¨®n Internacional para la Reglamentaci¨®n de la Caza de Ballenas (1946) que ha suscrito¡±. Tampoco podr¨¢ extender nuevas licencias. El fallo es vinculante, pero no incluye el Pac¨ªfico Norte, donde Jap¨®n sigue faenando.

El caso se deriva de la demanda presentada en 2010 por Australia contra Tokio, por encubrir jur¨ªdicamente la caza comercial en el Ant¨¢rtico bajo su Programa de Investigaci¨®n de Ballenas (JARPA II). En vigor desde 2005, el mismo le ha permitido arponear cada a?o unos 850 rorcuales aliblancos, y 50 rorcuales comunes y ballenas jorobadas, respectivamente, seg¨²n las cifras presentadas en La Haya, sede del TIJ. ¡°Teniendo en cuenta que (en los ¨²ltimos nueve a?os) han ca¨ªdo 3.600 rorcuales aliblancos, los resultados cient¨ªficos parecen limitados¡±, ha dicho Peter Tomka, presidente del TIJ. El programa nip¨®n responde a una cl¨¢usula especial incluida en el art¨ªculo VIII de la Convenci¨®n Internacional, para las capturas cient¨ªficas, que los jueces no consideran justificada.

La carne de ballena sigue siendo muy apreciada en la cocina nipona

¡°No debemos juzgar los m¨¦ritos de la investigaci¨®n ballenera, sino decidir si el volumen cazado se ajusta a los t¨¦rminos de la convenci¨®n. Y aunque el programa nip¨®n incluye estudios cient¨ªficos, la cifra de ejemplares supera estos objetivos¡±, a?ade la sentencia.

Greenpeace, una de las organizaciones ecologistas m¨¢s implicadas en la protecci¨®n de las ballenas, admiti¨® que seguir¨¢n muriendo en otras aguas. ¡°Pero el fallo es de obligado cumplimiento bajo el derecho internacional y Jap¨®n ya ha dicho que lo acepta. Es hora de que una industria da?ina para nuestros oc¨¦anos sea arrumbada como algo del pasado¡±, afirman sus portavoces. Por su parte, la Sociedad Mundial para la Protecci¨®n de los Animales a?ade que ¡°estos deben ser protegidos y su explotaci¨®n no ser¨¢ tolerada; este es el mensaje del fallo para todos los Gobiernos¡±.

En 1972, la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano estableci¨® una moratoria ¡ªtodav¨ªa en vigor¡ª para conseguir una pesca sostenible que no amenazara el futuro de la especie marina. La disposici¨®n, firmada por Jap¨®n, entr¨® en vigor en 1985. Su Gobierno ech¨® luego mano de la ciencia para seguir persiguiendo cet¨¢ceos, muy apreciados en su cocina. Noruega e Islandia tambi¨¦n matan ballenas y admiten hacerlo con fines comerciales. Como ambas rechazaron la moratoria, no pueden ser llevadas ante el Tribunal.