¡°Pensaba que Alemania era un pa¨ªs serio¡±
Los j¨®venes espa?oles que ven peligrar sus pr¨¢cticas se quejan de que Berl¨ªn no ha cumplido su parte del trato
Lidia L¨®pez y Nabil Kaddaure tienen muchas cosas en com¨²n. Los dos son espa?oles y provienen de zonas donde ser joven y estar en el paro son pr¨¢cticamente sin¨®nimos. Los dos se apuntaron al programa alem¨¢n de fomento del empleo juvenil con la idea de aprender al mismo tiempo una profesi¨®n y un idioma. Y, tras un periodo en el hotel-escuela de la ciudad de Rostock, los dos se sienten defraudados con la decisi¨®n del Gobierno de suspender el plan El trabajo de mi vida por falta de fondos. Ambos consideran que ellos han cumplido su parte del trato; y que el Ejecutivo m¨¢s poderoso de Europa no.
Pese a los puntos en com¨²n, tambi¨¦n hay cosas que les diferencian. Como el efecto que tendr¨¢ en sus vidas la decisi¨®n del Gobierno de Angela Merkel. Para la canaria Lidia L¨®pez, de 25 a?os, que lleva m¨¢s tiempo en esta ciudad de la costa b¨¢ltica y que ya ha dado casi todos los pasos del programa ¡ªcurso de alem¨¢n en Espa?a, clases de idioma y pr¨¢cticas profesionales ya en el destino y, por fin, un contrato de formaci¨®n de tres a?os¡ª, las implicaciones ser¨¢n menores: ella trabaja en la administraci¨®n del hotel y se queja de que el Gobierno alem¨¢n est¨¢ retrasando los pagos y rechaza dar m¨¢s informaci¨®n para nuevas ayudas. Para el malague?o Nabil Kaddaure, de 21 a?os, la situaci¨®n es m¨¢s complicada. ¡°Tras dos meses de curso en Espa?a, llevo dos semanas en Rostock dando clases ocho horas al d¨ªa de lunes a s¨¢bado. Las cosas empezaron a torcerse hace unos d¨ªas, cuando el centro de M¨¢laga donde estudi¨¦ recibi¨® una carta del Gobierno diciendo que iban a paralizar la concesi¨®n de becas porque no hab¨ªa fondos. Ahora no s¨¦ qu¨¦ va a pasar conmigo¡±, asegura por tel¨¦fono.
Kaddaure no solo se queja de que Berl¨ªn no haya querido ampliar la partida de 48 millones que el programa El trabajo de mi vida ten¨ªa destinado para ese a?o, sino de una forma de hacerlo que define como ¡°chapucera¡±. ¡°Aqu¨ª hay un grupo de italianos y barceloneses que ya saben que va a haber dinero para sus pr¨¢cticas, pero a los de M¨¢laga, que somos cuatro, nos han dicho que por ahora no nos pueden confirmar nada. Y eso que algunos de nosotros llegamos antes que los otros dos grupos¡±, explica. Este veintea?ero que quiere hacer las pr¨¢cticas de cocinero concluye con una frase rotunda: ¡°Pensaba que Alemania era un pa¨ªs serio¡±.
Los responsables del centro de pr¨¢cticas de Rostock aseguran que el carpetazo del Gobierno afectar¨¢ tan solo en su escuela a dos centenares de j¨®venes que hab¨ªan aceptado trasladarse a un pa¨ªs extranjero para aprender un oficio y al mismo tiempo ganar 818 euros mensuales, de los que 618 proceden de las arcas p¨²blicas alemanas. M¨¢s de la mitad son espa?oles; y el resto proceden de pa¨ªses como Italia, Hungr¨ªa, Eslovaquia, Lituania y Polonia.
Las escuelas de idiomas corren el riesgo de no cobrar los pagos aplazados
¡°Las escuelas de idiomas aplazaron el pago de los cursos confiando en las normas alemanas y ahora corren el riesgo de no cobrar. El pasado mes de marzo se inform¨® a miles de candidatos de que su solicitud est¨¢ ¡®en espera¡¯, cuando ellos ya han hecho los cursos o han viajado a Alemania¡±, asegura Peter Pedersen, gerente del hotel-escuela.
El Gobierno alem¨¢n argumenta su decisi¨®n en el incremento desproporcionado de las solicitudes de los ¨²ltimos meses. Fuentes de la agencia de empleo responsable de conceder las ayudas aseguran que en el primer trimestre del a?o se duplicaron las solicitudes recibidas respecto al mismo periodo del a?o anterior. Pero lo cierto es que hace un a?o, cuando se present¨® el proyecto en Espa?a, la entonces ministra de Empleo y ahora titular de Defensa, la democristiana Ursula von der Leyen, asegur¨® que ofrecer¨ªa 5.000 plazas de formaci¨®n a los espa?oles. Las cifras se han quedado por debajo: en 15 meses se hab¨ªan presentado algo menos de 9.000 solicitudes, de las que poco menos de la mitad eran de espa?oles. No est¨¢ claro cu¨¢ntas de estas se quedar¨¢n por el camino tras el cerrojazo de Berl¨ªn. La sucesora de Von der Leyen en el Ministerio de Trabajo, la socialdem¨®crata Andrea Nahles, tampoco ha querido ampliar los fondos disponibles.
¡°Es un desastre. De un d¨ªa para otro nos hemos enterado de que las reglas han cambiado¡±, asegura indignado Christian Seefried, alem¨¢n que colabora como voluntario en la integraci¨®n de los j¨®venes europeos en el hotel de Rostock. ¡°Los aspirantes pueden usar nuestro n¨²mero de informaci¨®n o nuestro correo electr¨®nico para enterarse de c¨®mo marcha su solicitud. Las empresas tambi¨¦n pueden asumir el papel de respaldo a los j¨®venes, ayud¨¢ndoles con el primer paso que quieren dar en Alemania, como la vivienda¡±, responde una portavoz de la Oficina Central de Colocaci¨®n, el organismo que gestiona el programa.
El malague?o, que quiere buscarse un futuro como cocinero en Alemania, conf¨ªa en acabar haciendo sus pr¨¢cticas en la empresa que ya le han asignado. Peor suerte correr¨¢n los que est¨¢n en una fase inicial del proceso, que tienen todas las papeletas para quedarse fuera. No solo lo sentir¨¢n los j¨®venes. Las empresas tambi¨¦n echar¨¢n en falta una mano de obra necesaria en algunos sectores deficitarios, como la hosteler¨ªa o la atenci¨®n a mayores.
?Te arrepientes de haber ido a Alemania? ¡°No, porque un compa?ero ech¨® el curr¨ªculum y al d¨ªa siguiente ya le estaban llamando de otra empresa. Aqu¨ª hace falta gente. Y, pese a la incertidumbre actual, la situaci¨®n no va a estar peor que en Espa?a¡±, concluye Kaddaure.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.