Europa nos espera, todav¨ªa
Los alumnos de las Ense?anzas Art¨ªsticas Superiores han quedado fuera del campo de juego europeo
Europa es una oportunidad, no un obst¨¢culo. Europa ser¨¢ en el futuro nuestro nuevo pa¨ªs, nuestro centro de estudio, nuestro ¨¢mbito de trabajo. Tras largos siglos de conformaci¨®n de fuertes identidades nacionales y de historias con frecuencia divergentes, ha de pasar a¨²n cierto tiempo para que los europeos asumamos con naturalidad esa condici¨®n com¨²n. Pero no hay otro escenario, son las reglas de una tendencia que no nos amedrenta: los espa?oles hemos demostrado capacidad para exportar nuestra brillante creatividad, nuestra capacidad de trabajo y liderazgo.
Para que todo lo anterior arraigue deben esbozarse herramientas y m¨¦todos de convergencia entre las diversidades nacionales, en una responsabilidad que comparten los Estados, el Parlamento Europeo y la Comisi¨®n. En el ¨¢mbito de la educaci¨®n superior, fue la Declaraci¨®n de Bolonia (1999) la que abord¨® la tarea de acercamiento entre las instituciones educativas (universidades) europeas, estableciendo un camino que ha ido consolid¨¢ndose con documentos posteriores y, sobre todo, con acciones legislativas en los pa¨ªses que la firmaron. Para el discurso que nos ocupa, citaremos uno de los principios generales de dicha Declaraci¨®n: ¡°Promocio?n de la movilidad, eliminando los obsta?culos para el ejercicio efectivo de libre intercambio, prestando una atencio?n particular al acceso a oportunidades de estudio y formacio?n y servicios relacionados, para los alumnos¡±. Este objetivo parece haberse logrado con razonable ¨¦xito, y no hay mejor ejemplo que las estancias ERASMUS, que se han consolidado como una pr¨¢ctica habitual para los estudiantes universitarios europeos.
Sin embargo, hay un grupo de estudiantes que se ha quedado fuera de este proceso, un grupo al que se ha condenado a no ser europeo; una comunidad que ha permanecido desde siempre ajena al ¨¢mbito universitario y, como consecuencia, apartado de este proceso imparable y ampliamente beneficioso. Se trata de las desconocidas Ense?anzas Art¨ªsticas Superiores: la M¨²sica, la Danza, el Arte Dram¨¢tico, la Conservaci¨®n, el Dise?o¡ disciplinas esenciales para el desenvolvimiento cultural de un pa¨ªs y de una Europa que necesita de la creatividad art¨ªstica, tambi¨¦n la espa?ola. Las artes no son universitarias, su alumnado carece de los derechos del universitario; su profesorado, su legislaci¨®n o sus t¨ªtulos tienen un estatus ¡°especial¡± y ¡°equivalente¡±. ?Por qu¨¦?, la explicaci¨®n es muy sencilla: ning¨²n Gobierno democr¨¢tico ha querido abordar el proceso de integraci¨®n de las ense?anzas art¨ªsticas en la universidad (con excepci¨®n de las Bellas Artes, claro), pese a tratarse de una reivindicaci¨®n hist¨®rica por parte de los involucrados. Por tanto, y pese a ser considerados como ense?anzas superiores, la legislaci¨®n regulatoria no es la universitaria sino aquella que reglamenta al resto de ense?anzas (la reci¨¦n aprobada LOMCE y con anterioridad LOE y LOGSE, entre otras).
Y, como consecuencia, alumnos y profesores han quedado fuera de Europa: la imposibilidad de impartir doctorado, la ausencia de un proceso de acreditaci¨®n, la falta del Suplemento Europeo al T¨ªtulo, expulsan al alumnado del campo de juego europeo, cercenando y limitando sus oportunidades de movilidad, tanto en su ¨¦poca estudiantil como en su desarrollo profesional, puesto que sus t¨ªtulos tendr¨¢n graves dificultades de homologaci¨®n. No es el inter¨¦s de este escrito, pero el grado de abandono de estos estudios, las oportunidades robadas a su alumnado y profesorado, a las instituciones mismas, llenar¨ªan largas p¨¢ginas de tristes pero certeras lamentaciones y agravios. La situaci¨®n es de tal gravedad, sin embargo, que pone en riesgo la supervivencia de unos centros p¨²blicos con largas trayectorias y prestigio merecido.
Ante esta situaci¨®n, y con el detonante de unas sentencias del Tribunal Supremo que imped¨ªa a los centros otorgar el t¨ªtulo de ¡°graduado/a¡±, alumnos, profesores, centros, asociaciones profesionales y sindicatos, unidos en la Plataforma por la Integraci¨®n de las Ense?anzas Art¨ªsticas en la Universidad, intentamos establecer canales de comunicaci¨®n con el Ministerio de Educaci¨®n, que finalmente acept¨® incluir en la LOMCE la posibilidad de adscribir aquellos centros que lo deseasen a sus universidades de referencia. Era una soluci¨®n parcial y por tanto indeseada, pero significaba un notable paso adelante. Salvado ese escollo encontramos uno nuevo, ingenuamente inesperado: la negativa de los consejeros auton¨®micos de educaci¨®n a firmar unos convenios de adscripci¨®n sobre la que detentan la competencia. Y ahora s¨ª, hemos encontrado una negativa absoluta, por razones no justificadas y por tanto imposibles de explicar al lector. Para que se nos entienda, la adscripci¨®n no cambia el r¨¦gimen laboral del profesorado, pero da legitimidad a la titulaci¨®n que recibe el alumnado. No hay por tanto una solicitud de car¨¢cter financiero ni una propuesta de mejora del estatus sociolaboral del profesorado.
Ya sea a nivel estatal o auton¨®mico, parece que la ¨²nica coincidencia de la totalidad de gobiernos ha sido su negativa a resolver el problema de las ense?anzas art¨ªsticas. M¨¢s que extra?o, resulta grave comprobar las consecuencias de esta obstinaci¨®n pol¨ªtica: la regulaci¨®n espa?ola dificulta, restringe oportunidades y derechos a esta comunidad, impide la movilidad laboral y estudiantil, en un proceso inverso al abordado por el resto de pa¨ªses europeos.
Ante la pr¨®xima cita electoral, los partidos pol¨ªticos tienen una nueva oportunidad para resolver definitivamente un problema enquistado. Desde la Plataforma solicitamos que se haga efectivo un acuerdo nacional entre los diferentes partidos, que permita subsanar los errores cometidos por las diferentes administraciones hasta la fecha. Si persiste la situaci¨®n discriminatoria que padecen los estudiantes de las disciplinas art¨ªsticas espa?olas por el incumplimiento del tratado de Bolonia, nos veremos obligados a denunciar esta circunstancia ante las instituciones europeas. Queremos confiar, una vez m¨¢s, en la capacidad de gesti¨®n de nuestros representantes pol¨ªticos y en su altura de miras para saber vislumbrar que nos encontramos ante una problem¨¢tica hist¨®rica que est¨¢ en sus manos solucionar.
Europa nos espera, pero tambi¨¦n nos necesita; espera y necesita la creatividad de los artistas espa?oles, de sus cient¨ªficos, de sus trabajadores. Por nuestra parte estamos no s¨®lo dispuestos sino tambi¨¦n preparados para asumir ese reto. Europa nos espera todav¨ªa, solo necesitamos que nuestros representantes pol¨ªticos den un paso al frente y establezcan el marco que nos permita ser europeos de pleno derecho. Cada d¨ªa que pasa es una oportunidad perdida: no malgastemos un solo d¨ªa para hacer saber ¡°que el sur tambi¨¦n existe¡±.
Fernando Carrera Ram¨ªrez, Celestino Luna Manso, Lola Moreno Bonilla y Manuel Vieites Garc¨ªa son profesores y miembros de la Plataforma por la Integraci¨®n de las Ense?anzas Art¨ªsticas en la Universidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.