¡®The Washington Post¡¯ se convierte en el laboratorio de la prensa

Cory Haik, la productora y editora de noticias digitales de The Washington Post, repite con alegr¨ªa e insistencia una frase que pocos medios de comunicaci¨®n pueden decir en la actualidad: ¡°?Estamos contratando!¡±. El rotativo que destap¨® el esc¨¢ndalo de Watergate ha fichado a 50 periodistas desde enero. A¨²n hay oportunidad: buscan redactores, expertos en desarrollo de producto y en aplicaciones m¨®viles. Se han embarcado en una misi¨®n en la que muchos han fracasado: hacer un peri¨®dico de calidad y rentable en la era digital.

Para Jeff Bezos, el fundador de Amazon, las claves del ¨¦xito son tiempo, paciencia y experimentaci¨®n. Pero olvida una: dinero. Sin ¨¦l es casi imposible permitirse el lujo de utilizar las otras tres. Y gracias a que el empresario compr¨® el pasado agosto la cabecera por 187 millones de euros, el diario m¨¢s influyente de la capital estadounidense cuenta ahora con los recursos necesarios para convertirse en un laboratorio en busca de respuestas a la crisis que acosa a los peri¨®dicos desde la expansi¨®n de Internet.

¡°Hemos introducido nuevos protocolos en la redacci¨®n, aunque, m¨¢s que cambios, lo que hemos hecho desde que la compa?¨ªa pertenece a Bezos es aumentar los esfuerzos que ya ven¨ªamos haciendo¡±, afirma Haik desde Barcelona, donde participa en la cuarta edici¨®n de la cumbre de editores de peri¨®dicos GEN Summit.

Uno de sus mayores retos es adaptar los contenidos a los nuevos dispositivos de lectura. Como la versi¨®n para el reloj Galaxy Gear de Samsung, que estar¨¢ disponible en las pr¨®ximas semanas. Aunque tambi¨¦n prueban con nuevas formas de producci¨®n, como la cobertura en directo de la cena de corresponsales de la Casa Blanca con unas Google Glass.

Pero su principal estrategia es crear aplicaciones para determinados temas noticiosos. Como La profundidad del problema, desarrollada para explicar cu¨¢n dif¨ªcil era buscar en el oc¨¦ano los restos del avi¨®n malayo que desapareci¨® en marzo. Consiste en un gr¨¢fico que imita al mar en el que, a medida que el lector se va desplazando hacia la parte inferior de la pantalla, encuentra comparaciones con edificios famosos o datos sobre fauna marina que dan una idea de lo complejo que resultaba la b¨²squeda de aquel Boeing B777 en la inmensidad del ?ndico.

¡°Sabemos que una noticia merece su propia aplicaci¨®n en cuanto la vemos¡±, afirma Haik. ¡°Son las que est¨¢n muy presentes en las conversaciones en las redes sociales y en la web. Parte de mi trabajo es reflejar en el peri¨®dico los di¨¢logos que hay en Internet¡±. El equipo que idea estas apps suele estar formado por ella, un desarrollador web y su editor digital.

?C¨®mo te afecta el cierre del Gobierno? es otro ejemplo. La aplicaci¨®n funcion¨® en octubre de 2013 con la intenci¨®n de recaudar datos sobre el impacto del cierre de la Administraci¨®n federal sobre los ciudadanos. ¡°Durante 18 d¨ªas blogueamos en vivo todos los aspectos de este tema, pero quer¨ªamos saber si realmente era algo que interesaba tanto o si est¨¢bamos siendo parciales al pensar que era tan importante para los lectores¡±, explica Haik. La informaci¨®n recogida a trav¨¦s de la corta encuesta de la aplicaci¨®n les permiti¨®, entre otras cosas, crear un mapa, gr¨¢ficos y ponerse en contacto con los afectados para realizar reportajes.

El diario se imprime en Washington D.C., Maryland y Virginia, as¨ª que lo que va al papel son productos altamente editados y de relevancia en esas ¨¢reas, sostiene Haik. La versi¨®n digital ofrece un limitado n¨²mero de art¨ªculos de forma gratuita y se ha de pagar poco m¨¢s de siete euros al mes por un acceso total a trav¨¦s de la p¨¢gina web y el sitio m¨®vil. Desde mayo, sin embargo, los suscriptores de seis peri¨®dicos de otras regiones como Honolul¨² o Dallas pueden hacer tambi¨¦n un uso completo de la web de The Washington Post. ¡°Se estudia incrementar estas colaboraciones porque nos permiten atraer m¨¢s lectores¡±, comenta Haik, que no descarta futuras alianzas con alg¨²n medio de comunicaci¨®n internacional.

A pesar de la fiebre por lo digital en el mundo de la prensa que ha hecho que centros como la Universidad de Columbia ofrezcan dobles titulaciones de Periodismo e Inform¨¢tica, Haik no apoya la creencia de que los periodistas deban saber codificar: ¡°Yo misma lo us¨¦ durante un tiempo en un trabajo anterior. Pero creo que lo importante es que el redactor entienda el concepto de lo que se puede hacer con la codificaci¨®n. Que ¨¦l mismo sea o no capaz de ejecutarlo es irrelevante. Me parecen m¨¢s urgentes habilidades como saber trabajar en equipo y ser visionario¡±.

La pregunta que no puede faltar: ?Qu¨¦ opina la redacci¨®n sobre estas innovaciones? En su ponencia asegura que existen tres tipos de posturas: los que adoran ¡°lo digital y se enganchan¡±, los que no lo entienden pero preguntan c¨®mo pueden ayudar y los reacios a aceptar la nueva realidad, a los que intenta animar. En privado, confiesa que en The Washington Post: ¡°Todos est¨¢n muy emocionados, hay mucha energ¨ªa y ganas de experimentar. Aunque cambiar puede ser duro y a veces los periodistas consideran que [preocuparse por estos factores] les distrae de su trabajo. Pero la actitud, en general es que tenemos que intentarlo¡±.