La deuda universitaria, un peligroso lastre al alza en Estados Unidos
Los pr¨¦stamos a estudiantes se han duplicado tras la crisis de 2007
Valeria tiene 26 a?os y acumula una deuda de unos 100.000 d¨®lares (73.500 euros) por el coste de sus estudios. Amenee tiene 30 y su pasivo es de 105.000 (77.500 euros). Son dos ejemplos de una preocupante realidad cada vez m¨¢s extendida en Estados Unidos: el aumento may¨²sculo de la deuda universitaria en los ¨²ltimos a?os fruto del incremento del coste de las matr¨ªculas, la reducci¨®n de las ayudas p¨²blicas regionales y las penurias econ¨®micas de muchos ciudadanos tras la recesi¨®n de 2007.
El coste de la universidad siempre ha sido caro en Estados Unidos, siendo comunes las historias de familias que ahorran con mucha antelaci¨®n y de j¨®venes que trabajan los fines de semana para granjearse unas reservas. Pero tras la crisis econ¨®mica el panorama se ha agudizado dram¨¢ticamente: la menor capacidad de ahorro ha disparado la dependencia de los pr¨¦stamos.
Desde 2007 el pasivo universitario se ha duplicado, hasta los 1,2 billones de d¨®lares (882.000 millones de euros), seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales. Un 71% de los estudiantes est¨¢ endeudado cuando se licencia, con una media de 29.400 d¨®lares (21.600 euros). Y en paralelo, en un contexto de sueldos estancados y auge del desempleo, los impagos se han extendido -alrededor de 7 de los 40 millones de estudiantes incumple sus pagos-, lo que ha llevado a que cada vez m¨¢s expertos alerten de los peligros de este agujero y tracen paralelismos con la burbuja inmobiliaria que estall¨® hace siete a?os.
Consciente de este panorama, el presidente estadounidense, Barack Obama, aprob¨® recientemente varias medidas flexibilizadoras para ayudar a unos cinco millones de alumnos que quedaron excluidos de una ley de 2010, que limita el retorno mensual a un 10% de los ingresos y que perdona la deuda cuando se lleva pagando 20 a?os. ¡°El aumento de los costes ha atrapado a familias de clase media. Este pa¨ªs me dio una oportunidad a trav¨¦s de la educaci¨®n¡±, dijo Obama al rememorar su historia personal y recordar que hasta hace diez a?os no devolvi¨® toda su deuda por sus estudios en derecho en la Universidad de Harvard, de la que se licenci¨® en 1991.
El coste de la universidad se ha disparado un 141% en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas en EE UU
¡°[Mis estudios] han sido claramente una buena inversi¨®n¡±, afirma la estadounidense Amenee, licenciada en sociolog¨ªa y psicolog¨ªa por la Universidad de Oreg¨®n y que acaba de finalizar un m¨¢ster en administraci¨®n p¨²blica en la de Nueva York. ¡°Pero deber m¨¢s de 100.000 d¨®lares es aterrorizante. Es una carga muy pesada sobre mis hombros, sobre mis decisiones de vida en los pr¨®ximos cinco y diez a?os¡±, a?ade en conversaci¨®n telef¨®nica.
Amenee, que trabaja en una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro y lamenta que para muchos hablar de la deuda universitaria sea un tab¨², logr¨® financiar buena parte de su carrera con subsidios p¨²blicos y becas, aunque a¨²n tiene que devolver unos 10.000 d¨®lares (7.350 euros) de pr¨¦stamos del Gobierno, que obtuvo a un inter¨¦s muy bajo (2,6%). Sin embargo, su m¨¢ster tuvo que costearlo por completo con nuevos cr¨¦ditos p¨²blicos y a un inter¨¦s mayor (6,75%).
La historia de Valeria, de origen boliviano y ciudadan¨ªa estadounidense, es similar. Tras estudiar en Reino Unido, lleg¨® en 2010 a EE UU, donde viv¨ªan sus padres, y acaba de graduarse de un m¨¢ster en econom¨ªa de desarrollo en la Universidad Americana de Washington. Tiene 10 a?os para devolver su pr¨¦stamo a un inter¨¦s del 6,5%, lo que equivale a unos 800 d¨®lares (580 euros) mensuales. Tambi¨¦n se trata de cr¨¦ditos del Gobierno, m¨¢s ventajosos que los de un banco.
Obama ha extendido varias medidas flexibilizadoras para aliviar la problem¨¢tica, pero seg¨²n los expertos ¨¦stas no atajan las causas profundas
Igual que Amenee, Valeria reconoce que la deuda puede condicionarle la elecci¨®n de un trabajo en funci¨®n del sueldo. ¡°El dilema es ahorras o pagas tu deuda. No puedes quedarte sin empleo¡±, deplora. En su caso, trabaja como investigadora econ¨®mica y, aunque le gustar¨ªa cobrar m¨¢s, se declara satisfecha dado que la mayor¨ªa de sus colegas universitarios est¨¢n desempleados. Y sin un empleo la cruzada de devolver el cr¨¦dito se torna mucho m¨¢s espinosa.
La universidad, sin embargo, no fue siempre tan cara en EE UU. En 1982 el promedio de coste anual de una carrera de cuatro a?os -incluyendo matr¨ªcula y alojamiento- equival¨ªa a unos 9.500 d¨®lares actuales (alrededor de 7.000 euros), seg¨²n datos oficiales. En 2012 era de 23.000 d¨®lares (16.900 euros), lo que supone un incremento del 141% en tres d¨¦cadas. En una instituci¨®n privada ronda los 34.000 (25.000 euros). Es una cifra similar al valor de la matr¨ªcula anual de los m¨¢steres de dos a?os cursados por Valeria y Amenee, a lo que habr¨ªa que a?adir la inversi¨®n en libros y en la vida diaria.
Aunque las estad¨ªsticas del censo revelan que estudiar suele generar un retorno -un licenciado universitario de entre 25 y 32 a?os gana 45.500 d¨®lares (33.400 euros) al a?o en un empleo a tiempo completo, 17.500 m¨¢s que sus pares con un diploma escolar-, los expertos alertan que esta mochila de deuda merma la emprendedur¨ªa, frena el consumo y a la larga fomenta la desigualdad de renta, que ya est¨¢ en m¨¢ximos hist¨®ricos. ¡°Un estudiante con deuda y otro sin ganan lo mismo cuando salen de la universidad, pero cuando tienen 40 a?os el que no ten¨ªa deuda tiene m¨¢s ingresos porque ha podido invertir en ganancias de capital, como en bolsa o casas¡±, sostiene William Elliott III, un profesor de la Universidad de Kansas que ha analizado en profundidad este fen¨®meno y que tilda de mero ¡°vendaje en una herida¡± las nuevas medidas de Obama.
Elliott propone actuar en dos campos: a corto plazo, impulsar un plan de rescate nutrido por los 50.000 millones de d¨®lares que ingresa anualmente el Gobierno con sus pr¨¦stamos a estudiantes; y a largo, un nuevo programa que d¨¦ ayudas blindadas ya desde ni?os, especialmente a los de familias pobres, para acceder a la universidad. Hace unos d¨ªas fracas¨® en el Senado una propuesta dem¨®crata de refinanciar los intereses de 25 millones de licenciados estadounidenses a trav¨¦s de un impuesto a las grandes fortunas. Mientras, el agujero sigue creciendo. ¡°Lo m¨¢s alarmante -concluye- no es d¨®nde estamos hoy sino d¨®nde estaremos si la tendencia continua¡±.
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