Apag¨®n estad¨ªstico sobre la malnutrici¨®n
La ausencia de estudios sobre la alimentaci¨®n infantil provoca disparidad de criterios entre las comunidades a la hora de abrir los comedores escolares
Sin datos, oficialmente, el problema no existe. Tras varios a?os de crisis y pol¨¦micas sobre la desnutrici¨®n o malnutrici¨®n infantil en Espa?a, sobre hasta qu¨¦ punto existe y cu¨¢l es su alcance real, no hay un estudio nacional ¡ªy escas¨ªsimos auton¨®micos¡ª sobre este asunto. Nadie sabe responder a la pregunta: ?cu¨¢ntos ni?os est¨¢n mal alimentados en Espa?a por falta de recursos de sus familias?
¡°Hay muchos indicadores de pobreza pero no estudios oficiales sobre nutrici¨®n infantil. Ese es el problema¡±, explica Marta Arias, de Unicef, que, en cualquier caso, descarta que en Espa?a haya desnutrici¨®n. ¡°Aqu¨ª puede haber malnutrici¨®n, que es distinto, pero tampoco existe un estudio en profundidad que aclare en qu¨¦ medida se debe a medios econ¨®micos o a malos h¨¢bitos¡±.
Los indicadores de pobreza salen del propio organismo de la ONU. En Espa?a hay aproximadamente 2,2 millones de ni?os por debajo del umbral de la pobreza, seg¨²n datos del informe sobre la infancia de Unicef de 2013. Hay tambi¨¦n cifras de Eurostat sobre el concepto de ¡°privaci¨®n material severa¡±, que se refiere a los hogares que no se pueden permitir cuatro de nueve indicadores ofrecidos, entre ellos una comida de carne, pollo o pescado (o sus equivalentes vegetarianos) al menos tres veces por semana. Seg¨²n Eurostat, el 8,3% de los ni?os viv¨ªa en 2013 en hogares con privaci¨®n material severa, frente a un 5,5% en el a?o 2008. En cualquier caso, esas cifras tampoco sirven para hablar con fiabilidad de malnutrici¨®n.
¡°Es necesario un informe estatal sobre el problema¡±, dice Gustavo Garc¨ªa, miembro de la misma asociaci¨®n. ¡°Ser¨ªa f¨¢cil de realizar, porque la muestra de poblaci¨®n est¨¢ localizada en los colegios. En materia de nutrici¨®n infantil hay mil opiniones y pocos estudios de alguna comunidad, pero si vas colegio por colegio, todos los profesores dicen que hay ni?os que comen mal¡±.
Las regiones que cierran dicen que se estigmatiza a los peque?os
Los ¨²nicos estudios oficiales son los de algunas ¡ªmuy pocas¡ª Administraciones regionales o municipales que han decidido encargarlos. Los han llevado a cabo Navarra, Pa¨ªs Vasco y el Ayuntamiento de Barcelona. Este ¨²ltimo cifr¨® en 2.865 ¡ªa trav¨¦s de datos de centros escolares, centros de salud y servicios sociales, las tres patas esenciales para detectar el problema¡ª el n¨²mero de ni?os con malnutrici¨®n, el 1,7% de los escolarizados en el municipio. El Gobierno de Navarra hace estudios desde 2007, a trav¨¦s de los servicios sanitarios de atenci¨®n primaria. ¡°De los 98.500 ni?os, aproximadamente, que hay en Navarra, la muestra analizada en 2013 fue de 92.000 y el porcentaje de malnutrici¨®n fue del 1%. Aunque esto incluye tambi¨¦n a ni?os enfermos, prematuros o adolescentes con trastornos de alimentaci¨®n¡±. Por otro lado, un informe del Pa¨ªs Vasco de 2013 de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia del Ararteko cifraba en 16.000 los ni?os en Euskadi con una dieta pobre o poco equilibrada derivada de la falta de recursos.
La ausencia de datos fiables es la causa, adem¨¢s, de que sea dif¨ªcil fiscalizar a las comunidades aut¨®nomas sobre si las pol¨ªticas p¨²blicas adoptadas para resolver este problema es la id¨®nea. La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, pidi¨® en junio a las comunidades que abrieran los comedores escolares durante julio y agosto. Pero cada una tom¨® una decisi¨®n distinta. Becerril sostiene que, mientras no haya ni?os malnutridos, las soluciones no tienen por qu¨¦ ser iguales. Pero si no hay datos, ?c¨®mo se puede saber si en las autonom¨ªas que no abren comedores escolares en verano hay ni?os mal alimentados por esta causa?
Las comunidades que han optado por ofrecer esa comida a los ni?os tambi¨¦n en verano son Canarias, Andaluc¨ªa, Arag¨®n y Extremadura. Madrid dice que ¡°lo autoriza¡±, pero que son los Ayuntamientos los que tienen que decidir. La demanda existe, seg¨²n pudo comprobar este peri¨®dico en un comedor social del distrito madrile?o de Villaverde gestionado por una ONG la pasada semana. Baleares explica que reparti¨® el dinero del plan contra la pobreza infantil entre sus municipios. Asturias, Cantabria, Catalu?a, Castilla y Le¨®n, Castilla-La Mancha, Galicia, Navarra, Pa¨ªs Vasco y La Rioja no abren sus comedores escolares en verano; argumentan que estigmatiza al ni?o.
¡°En un pueblo puede darse el caso de un solo ni?o que lo necesite. Si te lo llevas al colegio para que coma en verano, se sabe¡±, explica una portavoz del Gobierno de Castilla y Le¨®n, que afirma que su red de protecci¨®n social ya atiende a las 100.000 personas que lo necesitan. ¡°No abrimos para no fomentar la discriminaci¨®n de los ni?os¡±, insiste el Gobierno de La Rioja. Otro argumento es que ¡°es m¨¢s pr¨¢ctico¡±, dar una ayuda econ¨®mica a las familias y que ellas la administren.
Las comunidades que abren en verano no lo han hecho a trav¨¦s de comedores para ni?os pobres, sino dentro de campamentos urbanos o escuelas de verano en las que los menores realizan actividades y excursiones, y, adem¨¢s, comen. Canarias ofrece, aparte del almuerzo, clases de ingl¨¦s y gimnasia a 6.000 ni?os este verano. La Comunidad Valenciana ha optado por un modelo parecido: escuelas de verano en 74 municipios para 4.200 menores de entre 3 y 16 a?os en riesgo de exclusi¨®n. Extremadura dispone de 2.500 plazas que han supuesto 600.000 euros de inversi¨®n del Gobierno regional. Estas comunidades mantienen, en paralelo, ayudas para familias en riesgo de exclusi¨®n.
Los ni?os, en verano, con los adultos
La Comunidad de Madrid es una de las 11 autonom¨ªas que ha optado por no abrir los comedores escolares en verano. El Gobierno regional dice que ¡°lo autoriza¡±, pero que son los Ayuntamientos los que tienen que decidir. El de la capital no los ha abierto y eso ha hecho que la ONG Mensajeros de La Paz haya tenido que adaptar a los ni?os su comedor social de adultos en el distrito de Villaverde, uno de los m¨¢s pobres de la capital. En principio, el comedor, que durante el a?o da de comer a 500 personas en la ciudad, no iba a abrir en agosto, pero sus responsables han tenido que mantenerlo debido a la demanda y aumentar sus plazas a m¨¢s de 1.000, seg¨²n explica Ana de la Calle, portavoz de la organizaci¨®n.
Griselys, dominicana de 28 a?os, acud¨ªa esta semana a este comedor de adultos por primera vez con sus tres hijos, de tres, cinco y siete a?os. ¡°Me los llevo al parque y me preguntan: ¡®Mam¨¢, ?qu¨¦ comemos?¡¯ y yo solo puedo darles agua¡±, lamenta. ¡°La cena la apa?o, pero sientes tanta impotencia¡ Por eso venimos aqu¨ª¡±. Esta madre agradecer¨ªa que su colegio abriera en verano. Por la comida. Y para que los ni?os pudieran hacer actividades. ¡°Yo me los llevo al parque, pero se aburren¡±, lamenta. ¡°No podemos ir ni a la piscina. Y cuando vuelven del verano, los primeros d¨ªas les preguntan en clase qu¨¦ han hecho. Luego llegan a casa y me dicen: ¡®Mi amiga ha ido a la playa, ?por qu¨¦ no podemos ir nosotros?¡±.
Las comunidades que s¨ª abren los comedores durante el verano han optado por crear campamentos urbanos que no estigmaticen a los ni?os que acuden. El Colegio Manuel Altolaguirre (M¨¢laga) es uno de ellos. Est¨¢ en la barriada marginal de Palma-Palmilla. En total, cada d¨ªa, acuden unos 120 ni?os de entre 3 y 14 a?os. El centro abre sus puertas a las ocho de la ma?ana ¡ª¡°Es la hora a la que muchas de sus madres se tienen que ir a limpiar casas¡±, aclara Daniel Fern¨¢ndez, responsable de la escuela a trav¨¦s de la asociaci¨®n Malacitana¡ª, y ofrece actividades a los menores hasta las cuatro de la tarde. ¡°Ma?ana, por ejemplo, los llevamos a un parque acu¨¢tico. Si t¨² le preguntas a alguno a qu¨¦ viene aqu¨ª, no te va a responder: ¡®A comer¡±.
Fern¨¢ndez explica que este tipo de escuelas ¡°existen desde 1996¡±, pero que la crisis ha aumentado las necesidades y cambiado el perfil de los beneficiarios. ¡°Ahora tambi¨¦n traen a sus ni?os padres que trabajan pero que siguen siendo pobres, porque ganan sueldos de 600 u 800 euros al mes. En cuanto llegan las facturas, apenas les queda nada para alimentar a su familia. Es gente que antes era clase media y ahora est¨¢ en serio riesgo de exclusi¨®n social¡±.
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