La Universidad y el c¨ªrculo cuadrado
Los campus p¨²blicos niegan lo que afirman y predican lo contrario de lo que hacen
Las universidades p¨²blicas son una contradicci¨®n en los t¨¦rminos: niegan lo que afirman y predican lo contrario de lo que hacen. En nombre de la libertad de investigaci¨®n y opini¨®n, gracias al ficticio proceso de Bolonia, han creado un asfixiante sistema de control burocr¨¢tico que acosa a alumnos y profesores mediante obsesivos sistemas de evaluaci¨®n, cuyo ¨²nico prop¨®sito es validar la existencia de unos evaluadores cuyas conclusiones nunca tendr¨¢n efecto en nada que no sea controlar a las personas y distribuir discrecionalmente recursos.
Tras un per¨ªodo, entre 1978 y 2000, en el que, gracias a los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez, las universidades llegaron a equipararse con las europeas en medios materiales y recursos humanos, y en el que su principal defecto fue concebirse como m¨ªmesis del cuerpo pol¨ªtico, comenz¨® una nueva etapa con la llegada al Gobierno de Aznar. Coincidiendo con el inicio del proceso global de adelgazamiento y crisis de las universidades occidentales, comenz¨® en Espa?a el despliegue de esta contradicci¨®n.
Partiendo de una mera declaraci¨®n sobre la estructura de los estudios superiores que se dividir¨ªan en grado, m¨¢ster y doctorado, bas¨¢ndose en el n¨²mero de cr¨¦ditos, con el prop¨®sito de facilitar la movilidad y la convalidaci¨®n de los t¨ªtulos, se lleg¨® al resultado contrario. Se trataba de favorecer la autonom¨ªa de los estudiantes en su formaci¨®n, de internacionalizar el saber y de flexibilizar las universidades adapt¨¢ndolas a la realidad. Pero lo que se hizo fue lo contrario.
Desde la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (Aneca) y otros organismos evaluadores y con la anuencia de los rectores se permiti¨® que la ideolog¨ªa pedag¨®gica de las competencias y habilidades convirtiese a las universidades en gigantescos centros de ense?anza secundaria, utilizando los mismos procedimientos y haciendo que todo quedase regulado como en un colegio, pero solo desde el punto de vista formal. La clave de la Universidad consiste en pensar que el control jam¨¢s ha de entrar en el contenido. Por eso se alaba la calidad pero solo se valora la cantidad: de alumnos, de cr¨¦ditos, de publicaciones, de patentes, y sobre todo de dinero p¨²blico conseguido como subvenci¨®n, creyendo que quien consigue un objetivo gastando m¨¢s es m¨¢s competitivo que quien lo consigue gastando menos.
Otros art¨ªculos del autor
Todo vale si se sigue el procedimiento y no hace falta incumplir la ley para que algunos puedan hacer lo que desean, porque las universidades crean miles de normativas que a veces desvirt¨²an las leyes superiores y que consiguen que siempre sea legal lo que sus autores desean que lo sea. Por eso en la Universidad nadie encontrar¨¢ supuestos delincuentes ni corruptos notorios, porque las palabras en ella significan lo que los que mandan quieren que signifiquen. Sus gobernantes alaban la empresa privada como si no fuesen funcionarios. Como lo son, y adem¨¢s casi omnipotentes, no admiten cr¨ªtica que no sea la suya y se consideran exclusivos cronistas de sus instituciones. Por eso sus contradicciones nunca salen a la luz, a menos que intervenga la pol¨ªtica y deje a la Universidad convertida en un esperpento. Lo peor es que quiz¨¢s lo es.
Jos¨¦ Carlos Bermejo Barrera es catedr¨¢tico de Historia antigua en la Universidad de Santiago y autor, entre otros, del libro Rectores y Privilegiados, cr¨®nica de una universidad.
Puedes seguir EL PA?S Opini¨®n en Facebook, Twitter o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.