El ¡®salvaje este¡¯ de los vientres de alquiler
Una regulaci¨®n muy laxa, precios baratos, sin un registro de casos y apenas controles: as¨ª se ha convertido Ucrania en uno de los centros internacionales de esta pr¨¢ctica
Angela creci¨® en un orfanato ucraniano. Entr¨® a los 6 a?os y sali¨® con 18, embarazada de su primer hijo. El cr¨ªo est¨¢ ahora en el colegio, y el segundo, de 5, juega con otro ni?o muy rubio en un parque de las afueras de Kiev (Ucrania). A Angela le resulta dif¨ªcil explicar por qu¨¦ ha venido a la cl¨ªnica que est¨¢ al lado, donde la semana que viene le transferir¨¢n el embri¨®n que crecer¨¢ dentro de ella para una pareja estadounidense. Angela no se llama Angela, tiene 26 a?os y no quiere que se sepa de d¨®nde es. S¨ª quiere contar que el padre de sus hijos no est¨¢. Que a su tercer ni?o lo tuvo que dar en adopci¨®n hace dos a?os y que cree que, cuando tenga que entregar al peque?o del que se va a embarazar, le ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que entonces porque no es suyo. Piensa mucho en aquel beb¨¦, y cuando dice esto aprieta un pa?uelo de papel que lleva en la mano. Asegura que tardar¨ªa mucho en reunir dinero para comprarse una casa con su sueldo de cocinera: ¡°Crec¨ª sin un hogar. Para m¨ª es importante tener un piso. Esta es mi ¨²nica forma de lograrlo¡±.
El ni?o rubio con el que juega el hijo de ?ngela es el de Anna, la estadounidense de 32 a?os que la ha contratado. Vive en California y es peluquera. ¡°Hace cuatro a?os, despu¨¦s del parto, sufr¨ª una gran hemorragia. Me extirparon el ¨²tero y ya no puedo quedarme embarazada¡±, explica. ¡°Esto me lo puedo permitir aqu¨ª, pero no en California, donde [tambi¨¦n es legal, pero] cuesta 120.000 euros¡±.
Estrategias para no sentir apego
Varias mujeres embarazadas para terceros explican c¨®mo gestionan sus sentimientos para evitar el afecto por el beb¨¦
El acuerdo al que han llegado Angela y Anna es el eslab¨®n m¨¢s b¨¢sico de una industria construida en torno al deseo de ser padres de miles de parejas y a la necesidad econ¨®mica, m¨¢s o menos acuciante, de otras tantas mujeres. Para conectar esos ejes, un entramado de intermediarios ha hecho de Ucrania uno de los grandes centros internacionales de vientres de alquiler.
En Ucrania el Ministerio de Sanidad no tiene registros oficiales de esta pr¨¢ctica. No hay estad¨ªsticas en un pa¨ªs en el que las agencias ense?an a los futuros padres cat¨¢logos con fotos de mujeres y sus datos b¨¢sicos para que elijan qui¨¦n se embarazar¨¢ de su hijo o qui¨¦n les donar¨¢ un ¨®vulo. Es un pa¨ªs donde podr¨¢n escoger el sexo del beb¨¦ ¡ªalgo no permitido en Espa?a¡ª y donde los futuros padres no son sometidos a control alguno: solo tienen que acreditar que son un matrimonio heterosexual que no puede tener hijos, aunque es necesario que uno de ellos tenga un v¨ªnculo gen¨¦tico con el ni?o. Un pa¨ªs con una ley tan laxa que, ¡°en la pr¨¢ctica¡±, dice una diputada ucraniana, ¡°es como si no hubiera regulaci¨®n¡±.
En la periferia de la capital de unos 2,8 millones de habitantes, est¨¢ el peque?o piso que Anna ha alquilado para que vivan Angela y sus hijos estos nueve meses. Quiere que se queden cerca de hospitales y de la cl¨ªnica donde se llevar¨¢ a cabo el proceso. En este tiempo, Angela no tendr¨¢ que trabajar. A la pregunta de cu¨¢nto va a cobrar, Anna interviene: ¡°Ser¨¢n unos 20.000 euros, que incluyen el alquiler del piso, la comida, la ropa¡±. Es m¨¢s de la media, que est¨¢ entre los 10.000 y los 14.000 euros. Angela no dice nada. Esta ser¨¢ su primera vez, y cree que podr¨¢ hacerlo. Se entrena para no sentir apego hacia el beb¨¦. ¡°Decid¨ª dar a mi hijo en adopci¨®n cuando estaba embarazada. No le hablaba, no acariciaba la tripa. Ahora har¨¦ lo mismo¡±, dice muy seria, casi inm¨®vil.
No existen en el pa¨ªs registros oficiales de esta pr¨¢ctica, no hay estad¨ªsticas
Las plazas del centro de Kiev, llenas de terrazas y caf¨¦s, tienen ese ambiente vibrante de los ¨²ltimos d¨ªas del verano. Hay movimiento, turistas chinos, casas de cambio. Pero tambi¨¦n se ven carteles para reclutar soldados, una imagen que recuerda que hace solo cuatro a?os hubo una revoluci¨®n seguida de la anexi¨®n rusa de Crimea y que, a d¨ªa de hoy, la frontera este del pa¨ªs es zona de guerra. La moneda (la grivna) se desplom¨® y, pese a que la macroeconom¨ªa habla de crecimiento del 2,5%, los ucranianos hablan de sueldos bajos ¡ª237 euros de media¡ª y precariedad. A eso se suma una corrupci¨®n extendida. Un buen sitio para la industria de los vientres de alquiler, que desde entonces no ha hecho m¨¢s que engordar. ¡°A partir de 2014, se empezaron a establecer en Kiev empresas con capital extranjero que compraron cl¨ªnicas y agencias ucranianas¡±, explica el abogado Sergii Antonov. ¡°En 2015 se produjo el boom. Los extranjeros empezaron a ser los principales clientes. Tailandia e India prohibieron esta pr¨¢ctica y la demanda aterriz¨® aqu¨ª. La crisis econ¨®mica hizo que hubiera m¨¢s mujeres dispuestas a ser gestantes¡±.
?l calcula que cada a?o se firman entre 2.000 y 2.500 contratos de vientre de alquiler en Ucrania. El que han suscrito Angela y Anna es uno de los modelos posibles, pero minoritario. Lo habitual es que en cada proceso intervengan numerosos intermediarios que obtienen comisiones. En teor¨ªa, las cl¨ªnicas solo pueden dedicarse a los aspectos m¨¦dicos, pero muchas tienen asociadas a agencias que les surten de clientes y mujeres que se embarazar¨¢n para terceros. Tambi¨¦n se ocupan de proporcionar traductores, abogados y de buscar alojamiento para los futuros padres. Todo por entre 39.900 y 49.900 euros.
En la delegaci¨®n territorial del Ministerio de Justicia en Kiev llevan dos a?os viendo situaciones dram¨¢ticas. Su director, Stanislav Kutsenko, cuenta que ¡°en los ¨²ltimos dos a?os, unas 40 o 50 mujeres han venido porque quer¨ªan quedarse con el beb¨¦ despu¨¦s de dar a luz. Nos vemos en la tesitura de explicarles que no tienen derechos sobre el ni?o¡±. ?l cree que es necesario regular mejor esta pr¨¢ctica e incluir cl¨¢usulas en los contratos que protejan los derechos de estas mujeres.
La vicepresidenta de Sanidad del Parlamento ucraniano es coautora de un proyecto de ley que plantea eliminar el car¨¢cter comercial de esta pr¨¢ctica
Esa es la preocupaci¨®n que gu¨ªa a la diputada Iryna Sysoenko, vicepresidenta de la comisi¨®n de Sanidad del Parlamento y coautora de un proyecto de ley que busca prohibir esta pr¨¢ctica para los extranjeros, o al menos para los procedentes de pa¨ªses donde no es legal, como Espa?a. La propuesta, que puede sufrir cambios y que ella prev¨¦ que se vote en noviembre, tambi¨¦n plantea eliminar el car¨¢cter comercial de esta pr¨¢ctica: ¡°No queremos que nos vean como un pa¨ªs donde aterrizar, elegir a una mujer y tener un hijo¡±, dice. Otro grupo de parlamentarios trabaja en otro borrador para ¡°proteger los derechos de las donantes de ¨®vulos, las gestantes y los ni?os¡±.
Por el patio de una maternidad p¨²blica de Kiev pasea una de las 45 familias espa?olas que han permanecido en la capital ucraniana sin poder regresar con los beb¨¦s al no obtener de la Embajada el registro de los menores como hijos suyos, una situaci¨®n que ya se ha resuelto. Cuentan que llevan aqu¨ª casi dos meses. Antes de elegir esta v¨ªa, pasaron por varios tratamientos fallidos e intentaron adoptar. Sobre la mujer que dio a luz a su beb¨¦, dicen que han tenido contacto por videollamada a menudo, que fueron a verla tras el parto y que ¡°no es pobre, es cocinera¡±. ¡°Esto no es un capricho¡±, a?ade ella. ¡°Es nuestra ¨²ltima oportunidad de cumplir el sue?o de ser padres¡±, dice ¨¦l.
La empresa Biotexcom controla? dos tercios del negocio que se hace con los extranjeros?
No es dif¨ªcil encontrarse con espa?oles que vienen a completar procesos de vientres de alquiler. En la entrada de una de las principales cl¨ªnicas, Biotexcom, hay dos parejas que parecen haber llegado directas desde el aeropuerto para dejar muestras biol¨®gicas o firmar contratos. La empresa controla dos tercios del negocio que se hace con los extranjeros. Est¨¢ en un recinto cerrado y vigilado, y se distribuye en cinco edificios por donde uno se cruza con embarazadas. Solo en una sala de consultas m¨¦dicas hay 22. Biotexcom solo estuvo cerrada un par de semanas en agosto, seg¨²n ellos, para hacer la limpieza anual. Fue justo despu¨¦s de que su due?o, Albert Totchilovski, quedara en arresto domiciliario por una investigaci¨®n de tr¨¢fico de menores y evasi¨®n fiscal.
Mar¨ªa, de 30 a?os, tuvo una mala experiencia con esa cl¨ªnica hace cinco a?os. ¡°Necesitaba dinero porque me acababa de divorciar¡±, cuenta. ¡°A las siete semanas de embarazo, tuve un sangrado. Llam¨¦ a la cl¨ªnica y me dijeron que era normal. A los 15 d¨ªas, tuve una gran hemorragia. En el hospital me dijeron que el feto llevaba dos semanas muerto. La cl¨ªnica solo me dio 300 euros. Tard¨¦ dos meses en recuperarme. Fue muy triste y duro¡±. Ella tiene un t¨ªtulo en Qu¨ªmica y otro en Ecolog¨ªa. La segunda vez que hizo esto fue el a?o pasado. ¡°Trabajaba en una cafeter¨ªa. No estaba en situaci¨®n de necesidad, pero quer¨ªa dinero para vivir con mi hija fuera de casa de mis padres¡±. Lo hizo con otra cl¨ªnica. ¡°Me trataron como a un ser humano. Nada que ver con la primera vez, donde me sent¨ª como si fuera un trozo de carne. Antes del proceso me hicieron una evaluaci¨®n psicol¨®gica y conoc¨ª a los padres tras firmar el contrato¡±.
Todo est¨¢ pulcramente ordenado en la oficina del fiscal que investiga al due?o de Biotexcom. Este es el caso por el que la Embajada espa?ola en Kiev paraliz¨® durante semanas la inscripci¨®n de beb¨¦s nacidos de vientres de alquiler, la raz¨®n por la que dec¨ªa estar examinando con sumo cuidado cada expediente. Durante algunos a?os, la cl¨ªnica hab¨ªa estado vinculada a peque?os esc¨¢ndalos en varios puntos de Ucrania. ¡°Ahora hemos abierto una investigaci¨®n que los reaviva¡±, explica. ¡°Creemos que el caso de una pareja italiana que en 2011 logr¨® sacar un beb¨¦ de Ucrania sin v¨ªnculos gen¨¦ticos con ninguno de ellos podr¨ªa no ser algo aislado. Sabemos que ese fue un caso de tr¨¢fico de beb¨¦s, por eso hemos lanzado una requisitoria internacional para hacer test de ADN de ni?os en diferentes pa¨ªses para compararlos con el de los padres legales y tambi¨¦n, en una segunda oleada, con el de m¨¢s de un millar de gestantes. Estamos revisando casos entre 2015 y 2018. De momento, hemos pedido 200 test de ADN en pa¨ªses europeos y China¡±.
El fiscal tambi¨¦n sigue las finanzas de Totchilovski. Seg¨²n la documentaci¨®n que se incautaron en un registro, el capital de Biotexcom asciende a la absurda cifra de 200.000 d¨®lares, cuando solo en los ¨²ltimos tres a?os ha debido ganar, dice el fiscal, al menos 30 millones de euros. ¡°?D¨®nde est¨¢ el dinero?¡±, se pregunta. Y se contesta que Totchilovski ha evadido un mill¨®n en impuestos y a¨²n no saben cu¨¢nto tiene en para¨ªsos fiscales en Chipre y Letonia. El fiscal recomienda a los espa?oles que han pasado por Biotexcom que se hagan la prueba de ADN porque pueden ser v¨ªctimas de fraude, aunque desde 2016 aportan esos test para inscribir a los beb¨¦s en el consulado.
Pese a este panorama, cada semana siguen llegando nuevas parejas para recoger a los beb¨¦s. ¡°Si se dan abusos, que se castiguen¡±, dice Cristina, una de las afectadas por el bloqueo de pasaportes que ya est¨¢ en Espa?a con su hija y que us¨® los servicios de Biotexcom. En su opini¨®n, ¡°no hay que demonizar este proceso. Lo hacemos dentro de la ley de este pa¨ªs, y si creen que no hay garant¨ªas, que se pongan los controles necesarios¡±.
?Qui¨¦n es Albert Totchilovski?
Albert Totchilovski recibe en su chal¨¦ de Kiev tumbado sobre una enorme alfombra verde, recostado sobre una gran pelota de pilates, en un enorme sal¨®n con dos sof¨¢s y una barra de bar vac¨ªa. Al lado hay una cinta para correr. Dos guardaespaldas y un pastor alem¨¢n vigilan la propiedad desde el interior. El due?o de la cl¨ªnica Biotexcom asegura que su empresa controla una cuarta parte del mercado mundial de vientres de alquiler y el 70% del ucraniano. Ha construido su imperio ofreciendo paquetes cerrados a partir de 39.900 euros. Ahora se enfrenta a entre 8 y 15 a?os de prisi¨®n por tr¨¢fico de beb¨¦s y fraude fiscal, pero no parece estar muy preocupado pese a su arresto domiciliario. Reconoce que una pareja italiana en 2011 sali¨® de su cl¨ªnica con un beb¨¦ que no ten¨ªa v¨ªnculo gen¨¦tico con los padres. ¡°Recibimos la muestra de esperma de otra cl¨ªnica, pero desde 2011 a nadie le ha importado este caso, aunque la polic¨ªa lo sab¨ªa. Ahora inician una investigaci¨®n de la nada¡±, protesta. Luego carga contra la fiscal¨ªa: ¡°Quieren recolectar dinero de empresarios para las elecciones del a?o que viene. Esa es la mentalidad de aqu¨ª¡±.
?l tiene nacionalidad alemana y moldava, pero poco se sabe de su pasado y de c¨®mo consigui¨® el dinero para entrar en el negocio de los vientres de alquiler. ¡°Tuve clubes nocturnos en Moldavia, y despu¨¦s emigr¨¦ a Alemania. All¨ª no ten¨ªa dinero, trabajaba en una cristaler¨ªa¡±, dice. ?C¨®mo aterriz¨® en Ucrania? ¡°Simplemente, me vine¡±.
Tampoco le quita el sue?o que haya un proyecto de ley para prohibir los vientres de alquiler a extranjeros. Aunque durante unas semanas Biotexcom anunci¨® que ya no iba a aceptar m¨¢s casos debido al posible cambio legal, ya lo han retirado porque Totchilovski cree que no prosperar¨¢. Y deja caer que su pr¨®ximo negocio ser¨¢ la biotecnolog¨ªa: ¡°Producci¨®n de ¨®rganos¡±, dice orgulloso.
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