La gesti¨®n de los abusos de la Iglesia espa?ola preocupa en el Vaticano
Autoridades eclesiales en Roma y Espa?a critican el dise?o de la comisi¨®n creada por la Conferencia Episcopal al considerarla un mero lavado de imagen
La Santa Sede mira desde hace tiempo de reojo hacia Espa?a. Los esc¨¢ndalos de abusos surgidos en Alemania, Irlanda o, incluso Francia no han tenido correspondencia hasta ahora en un pa¨ªs donde la Iglesia ha estado involucrada en todos los estamentos educativos desde hace d¨¦cadas. Han pasado ocho a?os ya desde que el Vaticano, entonces bajo el mandato de Benedicto XVI, public¨® las l¨ªneas gu¨ªa para la prevenci¨®n y tratamiento de los abusos en Espa?a (como en tantos pa¨ªses). Entre otras cosas, se emplazaba a trasladar los casos a la justicia civil, pero en Espa?a algunas denuncias no han llegado ni siquiera de mano de los obispos que las conoc¨ªan. La realidad constatada en Roma es que casi ninguna di¨®cesis espa?ola ha hecho nada para aplicar esas normas con seriedad y la comisi¨®n creada recientemente no cuenta con elementos para ser tomada en consideraci¨®n.
El Vaticano rechaza ofrecer las estad¨ªsticas detalladas y desglosadas por pa¨ªses de los casos que llegan de forma creciente en el ¨²ltimo a?o a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, el ¨®rgano que investiga y castiga estos delitos. Tampoco publica las decisiones tomadas, lo que permitir¨ªa conocer la jurisprudencia seguida. La media procedente Espa?a, siendo bastante alta, no es excesivamente superior a la de otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Pero fuentes consultadas para este reportaje (de autoridades eclesiales espa?olas y vaticanas) consideran inadecuado el tratamiento que se ha hecho durante a?os y sostienen que tras las nuevas denuncias aparecidas, se incrementar¨¢n, como ya ha pasado en otros pa¨ªses (en 2017 llegaron 410 denuncias de todo el mundo). Hasta la fecha no responden a un mismo patr¨®n geogr¨¢fico o humano, como s¨ª sucedi¨® en Alemania, M¨¦xico o Boston. Pero cunde la sospecha, se?alan fuentes de la Santa Sede, de que son m¨¢s de las que se transmiten.
Los pa?os calientes no convencen. Y algunas voces m¨¢s autorizadas del Vaticano en esta materia creen que la comisi¨®n creada por la Conferencia Episcopal Espa?ola carece de utilidad. Especialmente habiendo colocado en un momento tan delicado ¡ªlos abusos se han convertido en el tema crucial del Pontificado y en una prioridad personal de Francisco¡ª al obispo de Astorga, Juan Antonio Men¨¦ndez, como presidente de la misma. Un prelado conocido por instruir de modo insuficiente las agresiones sexuales prescritas de un sacerdote de La Ba?eza (Le¨®n) que ocult¨® a la opini¨®n p¨²blica. Pese a disponer en su di¨®cesis de uno de los pocos protocolos que obligan a denunciar a la justicia ordinaria los casos de abusos, no est¨¢ clara su disposici¨®n a influir en el resto del episcopado espa?ol en la implementaci¨®n de medidas que, efectivamente, protejan a la infancia y persigan los delitos sexuales cometidos por el clero.
Casos como el de Chile han estimulado el aumento de las denuncias que llegan a Roma, que este a?o podr¨ªan casi doblarse
La creaci¨®n de esta comisi¨®n se percibe como una operaci¨®n de "lavado de imagen" sobre todo un modo de hacer hasta la fecha. Una improvisada salida ante la hist¨®rica reuni¨®n de obispos el pr¨®ximo febrero en el Vaticano convocada por Francisco para tratar el tema de los abusos. ¡°Lo mejor para que algo no se sepa es crear una comisi¨®n¡±, ironiza un alto representante religioso de la curia. Cuando el Papa se re¨²ne cada semana con v¨ªctimas en el Vaticano y ha convivido con ellos en su residencia de Santa Marta, se echan tambi¨¦n de menos gestos y empat¨ªa en Espa?a, se?ala un obispo espa?ol que frecuenta la Santa Sede. El malestar tambi¨¦n alcanza a algunos importantes eclesi¨¢sticos espa?oles, que consideran ¡°poco serio¡± que en la comisi¨®n haya gente como Silverio Nieto, controvertido por su participaci¨®n en el caso de abusos del colegio Gaztelueta (fue acusado por las v¨ªctimas de "enga?o"), u otros canonistas que no son expertos en Derecho Penal, como Jorge Otaduy y Carlos Mor¨¢n.
El problema, adem¨¢s, es que es un ¨®rgano pobre en su representaci¨®n: faltan expertos independientes y algunas personas sostienen que ser¨ªa mucho m¨¢s efectivo si se tendiera hacia una comisi¨®n mixta con las autoridades civiles espa?olas. Una plataforma donde pudieran participar v¨ªctimas y alg¨²n representante del Estado, ya que la legislaci¨®n en la materia no compete solo a la Iglesia. Justamente, en uno de los puntos cruciales que se?alan las asociaciones y autoridades en la materia, como el arzobispo de Malta y expromotor de Justicia de la Congregaci¨®n por la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, ¡ªla obligatoriedad legal de la Iglesia de denunciar a la justicia civil cualquier caso¡ª no ser¨¢ posible llegar a ning¨²n avance sin los Estados correspondientes.
Las investigaciones estimulan el aumento de denuncias
Las investigaciones llevadas a cabo el Vaticano, especialmente el caso de Chile, donde los obispos dimitieron en pleno al demostrarse el esc¨¢ndalo de los m¨²ltiples abusos del sacerdote Fernando Karadima y la ocultaci¨®n sistem¨¢tica del obispo Juan Barros, han estimulado el aumento de las denuncias en el ¨²ltimo a?o. La transparencia en cuanto a n¨²mero de procedimientos, condenas y absoluciones brilla por su ausencia. Pero si normalmente llegan una quinientasdemandas al Vaticano por Delicta Gravioria ¡ªy la gran mayor¨ªa se confirman¡ª, este a?o se alcanzar¨ªa una cifra cercana al doble. No ser¨ªa un r¨¦cord hist¨®rico, pero s¨ª el m¨¢ximo en la ¨²ltima d¨¦cada. No es que haya m¨¢s casos, sino que la expeditiva y ejemplar resoluci¨®n de casos como el chileno han incrementado la confianza de las v¨ªctimas en el sistema a la hora de denunciar.
El principal problema, seg¨²n suelen contemplar expertos vaticanos como Hans Zollner ¡ªtambi¨¦n ha declarado que el episcopado espa?ol podr¨ªa hacer m¨¢s en esta cuesti¨®n¡ª, es la falta de formaci¨®n y de mentalidad en la lucha contra los abusos. Demasiados casos han sido silenciados durante a?os, incluso por los obispos, que han impedido que llegasen a Roma alegando que no hab¨ªa una denuncia, para as¨ª evitar el esc¨¢ndalo. Sin embargo, ese argumento no se aceptar¨ªa, pues la mera aparici¨®n en prensa de una denuncia, figura legal llamada ¡°notitia criminis¡±, como est¨¢ llevando a cabo este peri¨®dico en las ¨²ltimas semanas, se considera ya motivo suficiente para la apertura de una investigaci¨®n.
Espa?a, como los pa¨ªses latinoamericanos, sigue en la ¨®rbita de los Estados atrasados en esta cuesti¨®n. Los pa¨ªses m¨¢s avanzados en la prevenci¨®n y la denuncia son los anglosajones y Alemania, Francia y Pa¨ªses Bajos, donde se denuncian ya pr¨¢cticamente todos los casos. La otra esfera de la lucha contra los abusos es ?frica y Asia, donde no se denuncia pr¨¢cticamente nada. Ese, ser¨¢ el gran reto de la Iglesia en los pr¨®ximos a?os.
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