¡°El cardenal era el ¨²nico que pod¨ªa hacer algo para apartar a ese cura de los ni?os¡±
Las v¨ªctimas acusan a la Iglesia francesa de haber protegido al sacerdote que abus¨® de ellos
Una pregunta se plante¨®, de forma insistente, durante la segunda jornada de juicio al cardenal Philippe Barbarin y otros cinco altos responsables religiosos de Lyon por no denunciar a un cura pederasta bajo su responsabilidad: ?C¨®mo se pudo permitir que un religioso como Bernard Preynat, del que se sab¨ªa que abus¨® sexualmente de ni?os al menos hasta 1990, y sobre el que persist¨ªan los rumores, siguiera en funciones durante un par de d¨¦cadas m¨¢s y con tareas que le manten¨ªan en contacto con menores?
¡°Hay un momento en que alguien tendr¨¢ que asumir la responsabilidad de lo que ha pasado. No por lo que nos hizo a nosotros hace 40 a?os, pero s¨ª por haber mantenido a un hombre peligroso en contacto con ni?os otros 25 a?os m¨¢s¡±, dijo el demandante Laurent Duverger, que empez¨® a sufrir los abusos del religioso en 1979, a los diez a?os.
Los jueces deber¨¢n decidir si los acusados ¨Cque se enfrentan hasta tres a?os de c¨¢rcel- son culpables o no del delito de no haber denunciado ante la justicia, como dicta la ley francesa, que conoc¨ªan de un caso de abuso de menores. Algo que puede depender al final de la prescripci¨®n de los delitos en el momento en que tuvieron conocimiento de ellos. Pero el veredicto final no es lo que m¨¢s importa a los nueve hombres que han iniciado el proceso, todos v¨ªctimas hasta 1990 de Preynat. Tal como adelant¨® en v¨ªsperas del esperado juicio, el primero que pone a un cardenal franc¨¦s en el banquillo, otro de los demandantes, Fran?ois Devaux, afirm¨® el martes que el objetivo es ¡°evitar que ma?ana ning¨²n ni?o pase por lo mismo¡± exponiendo el ¡°sistema bien engrasado de silencio, de fidelidad¡± que durante d¨¦cadas imper¨® en la Iglesia francesa en torno a la pederastia. Y si algo empieza a quedar claro tras dos d¨ªas de intensos interrogatorios y testimonios en el tribunal correccional de Lyon, es que, en el mejor de los casos, la Iglesia no quiso saber, al m¨¢s puro estilo ¡°don¡¯t ask, don¡¯t tell¡± (No preguntes, no cuentes) lo que pasaba. En el peor, decidi¨® echar un manto de silencio sobre el cura Preynat, al que Barbarin incluso promovi¨® bas¨¢ndose exclusivamente en su palabra de que ya no abusaba de menores, a pesar de que, como se conoci¨® este martes, los rumores persistieron durante m¨¢s de dos d¨¦cadas.
¡°Lo que le reprocho (al cardenal) es que ¨¦l era el ¨²nico que pod¨ªa hacer algo para que ese cura no siguiera cerca de ni?os¡±, lament¨® ante el tribunal Alexandre Hezez, cuya denuncia abri¨® la primera investigaci¨®n judicial, que acab¨® siendo archivada en 2016. Barbarin afirma que solo comprendi¨® la gravedad de los actos de Preynat cuando Hezez le relat¨® lo sufrido, en un correo que ¨¦l se aprest¨® a reenviar a Roma, a finales de 2014. El cura fue apartado de sus funciones en el verano de 2015.
Laurent Duverger es taxativo: ¡°Al menos a partir de las 11.00 del 24 de junio de 2011, todo el mundo lo sab¨ªa¡±. Ese d¨ªa, Duverger le cont¨® al hoy imputado Thierry Brac de la Perri¨¨re, entonces obispo auxiliar de Lyon, los abusos que sufri¨®. Adem¨¢s, Duverger afirma que la noticia no sorprendi¨® al n¨²mero dos de Barbarin, lo que demostrar¨ªa que en la di¨®cesis nadie se enga?aba sobre la peligrosidad del religioso. ¡°Me dijo, mir¨¢ndome a los ojos: ¡®Preynat ya no est¨¢ m¨¢s en contacto con ni?os, lo tenemos vigilado¡±. El acusado dijo hoy no recordar haber usado ¡°esa expresi¨®n¡±.
La Iglesia era adem¨¢s consciente de que corr¨ªan rumores sobre Preynat desde mucho antes. Otro de los imputados, el actual arzobispo de Auch, Maurice Gard¨¨s, confirm¨® que en 1995 escuch¨® ¡°rumores¡± de ¡°cosas con ni?os¡± sobre Preynat. ?Y no hizo nada?, le pregunt¨® la juez. ¡°Para m¨ª los rumores son lo contrario al conocimiento¡±, replic¨® Gard¨¨s. ¡°Pero el conocimiento hay que buscarlo¡±, contrapuso la magistrada. En 1997, fue Preynat el que le inform¨® de que hab¨ªa recibido una ¡°llamada an¨®nima¡± que le amenazaba con denunciarlo al fiscal. ?Y no relacion¨® al menos entonces las dos cosas?, le pregunt¨® una de las abogadas. ¡°No tengo una imaginaci¨®n perversa¡±, respondi¨®.
Un supuesto aliado que les decepcion¨®
Para algunas de las v¨ªctimas, entre lo m¨¢s doloroso del proceso es el papel de Philippe Barbarin, alguien en quien creyeron ver un aliado y que hoy, dicen, les ha ¡°decepcionado¡±. El cardenal era un hombre ¡°cari?oso¡±, seg¨²n Alexandre Hezez, cuyos hijos le escrib¨ªan postales al cardenal en vacaciones. Una figura ¡°respetable¡± incluso para ateos como Fran?ois Devaux, que dijo que cre¨ªa que ¡°era un hombre que buscaba la verdad¡±. Pero hasta hoy, coment¨® Hezez, ¡°nos faltan explicaciones sobre c¨®mo se construy¨® la mec¨¢nica del silencio¡±. ¡°Las cosas avanzan en la Iglesia, ?pero cu¨¢nta energ¨ªa hay que emplear para lograrlo!¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.