Ser mujer trans en un pa¨ªs donde su esperanza de vida es de 33 a?os
La activista Bianka Gabriela Rodr¨ªguez lucha por los derechos LGTBi en El Salvador, uno de los lugares m¨¢s peligrosos de Latinoam¨¦rica
Bianka Gabriela Rodr¨ªguez, mujer transexual y activista salvadore?a de 25 a?os, mantiene durante la entrevista un tono amable que acompa?a regularmente con una sonrisa. El gesto solo se le ensombrece al final, ante la pregunta de c¨®mo es que parece optimista despu¨¦s de haber recordado una infancia que hubiera doblegado a muchos, los asesinatos atroces de dos compa?eras de lucha por los derechos del colectivo LGTBi, un amplio cat¨¢logo de violencias y discriminaciones cotidianas y el escalofriante dato de que la esperanza de vida de las mujeres trans en El Salvador es de 33 a?os, 40 menos que para la poblaci¨®n general del pa¨ªs, seg¨²n la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. ¡°Siempre digo que aunque haya marea alta al final tiene que bajar, pero es triste que muchas mujeres trans hayan tenido que morir para conseguir los derechos que tenemos ahora, los pocos¡±, contesta.
La conversaci¨®n tiene lugar el primer mi¨¦rcoles de febrero en la antigua estaci¨®n de trenes del barrio de Benal¨²a, en Alicante, sede de Casa Mediterr¨¢neo, una instituci¨®n promovida por el Ministerio de Asuntos Exteriores a la que Rodr¨ªguez ha sido invitada a participar junto a otras 18 mujeres latinoamericanas, del ?frica Subsahariana y el Magreb, adem¨¢s de espa?olas, en un debate sobre la violencia contra las mujeres en zonas de conflicto y los liderazgos femeninos en la construcci¨®n de la paz. Una jornada organizada por la Generalitat valenciana con la colaboraci¨®n de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica y la entidad anfitriona.
El Salvador forma, con Guatemala y Honduras, el tri¨¢ngulo norte centroamericano, la regi¨®n m¨¢s peligrosa de Latinoam¨¦rica para las personas LGTBi, seg¨²n la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. La principal amenaza, afirma Rodr¨ªguez, presidenta de la asociaci¨®n Comunicando y Capacitando Mujeres Trans (Comcavis Trans), son las maras ¨Clas pandillas juveniles altamente organizadas que controlan amplias zonas del territorio¨C y lo que describe como ¡°grupos de exterminio¡± vinculados a la extrema derecha. ¡°Muchas mujeres trans se ven empujadas al trabajo sexual al no haber podido estudiar ni tener acceso a empleos formales. En la calle, las maras las asedian, las golpean, abusan de ellas y tienen que pagarles una cuota para que les dejen trabajar en las cuadras¡±. La polic¨ªa, a?ade, constituye normalmente otra fuente de extorsi¨®n y el nivel de esclarecimiento de los cr¨ªmenes de que son objeto es ¨ªnfimo: ¡°Desde 2015 se han registrado 40 asesinatos de mujeres trans que siguen en la impunidad¡±.
Entre los homicidios sin resolver figura tambi¨¦n el de la activista Tania V¨¢squez, que desapareci¨® tras salir de una reuni¨®n de la asociaci¨®n que dirige Bianka Rodr¨ªguez hace seis a?os. V¨¢squez fue hallada al d¨ªa siguiente en un parque de San Salvador envuelta en un pl¨¢stico negro y atada de pies y manos. Hab¨ªa sido torturada y violada, le hab¨ªan cortado los genitales y se los hab¨ªan colocado a la altura de los pechos. En mayo de 2015, otra activista LGTBi, Francela M¨¦ndez, integrante de la Red Salvadore?a de los Derechos Humanos fue asesinada a golpes en el municipio salvadore?o de Sonsonate. El autor o los autores del crimen le cortaron el cabello con un machete.
La discriminaci¨®n persigue con frecuencia a estas mujeres despu¨¦s de la muerte. Rodr¨ªguez explica que la familia de Tania V¨¢squez no quiso reconocer el cuerpo ni hacerse cargo del entierro, y fueron sus compa?eras de Comcavis Trans las que compraron el f¨¦retro. ¡°Hay muchos casos de asesinadas en los que la familia no quiere hacerse responsable. Y si lo hacen, suelen enterrarlas con el g¨¦nero masculino; les cortan el pelo, no las maquillan, las visten con ropa de hombre¡±.
Hu¨¦rfana de padre, la madre de Rodr¨ªguez reprimi¨® desde ni?a su identidad encerr¨¢ndola d¨ªas enteros en una habitaci¨®n. ¡°La escuela era la ¨²nica v¨ªa de libertad que yo ten¨ªa. Cuando cumpl¨ª 15 a?os, como todas las ni?as, empec¨¦ a usar brillo en los labios y un poco de polvo. Una maestra la mand¨® llamar y mi madre me dijo enfrente de toda mi escuela que no me pod¨ªa aceptar porque ella hab¨ªa tenido un ni?o, no una ni?a, y que para ella yo era una aberraci¨®n¡±. Poco despu¨¦s, Rodr¨ªguez se fug¨® de casa. Encontr¨® trabajo en una panader¨ªa, donde la explotaban y dorm¨ªa sobre los sacos de harina y az¨²car. A los 18, su abuela materna la acogi¨®, la anim¨® a retomar los estudios y le permiti¨® desarrollarse como mujer.
Para explicar la discriminaci¨®n institucional que padecen las mujeres trans en El Salvador, Rodr¨ªguez abre el bolso y saca el pasaporte, en el que al lado de su foto figura un nombre masculino. ¡°Cada vez que voy a la direcci¨®n de migraci¨®n para salir del pa¨ªs, al verlo los agentes se codean, se burlan. Y eso, adem¨¢s de incomodar, es una forma de violencia. Lo mismo pasa con el Documento ?nico de identidad. Tenemos muchos problemas para acceder a trabajos porque no se nos reconoce el derecho a que aparezca en ¨¦l nuestro nombre y nuestra identidad¡±.
El prejuicio que da por sentado que todas las mujeres trans tienen el VIH y la discriminaci¨®n adicional que sufren las personas portadoras del virus tambi¨¦n les cierra el paso a las consultas m¨¦dicas y a la atenci¨®n sanitaria, afirma Rodr¨ªguez. ¡°Nuestra organizaci¨®n ha tenido que intervenir ante las instituciones de salud porque hay mujeres trans que llegan a los centros apedreadas, acuchilladas o con heridas de bala y no son atendidas porque el personal se niega a tocarlas¡±.
Dos asesinadas al d¨ªa
Las mujeres trans son un colectivo especialmente vulnerable en el tri¨¢ngulo norte de Centroam¨¦rica, donde el nivel general de violencia es muy alto y la que sufre el conjunto de las mujeres resulta de v¨¦rtigo. En Guatemala, un pa¨ªs de 17 millones de habitantes, cerca de 700 mujeres son asesinadas al a?o, casi dos al d¨ªa, se?ala Mercedes Hern¨¢ndez, que ha estudiado el feminicidio en la regi¨®n.
Presidenta de la Asociaci¨®n Mujeres de Guatemala e invitada al encuentro celebrado en Casa Mediterr¨¢neo, en Alicante, Hern¨¢ndez afirma que entre las maras y otros grupos criminales formados por hombres predomina una cultura en la que matar y violar mujeres les permite acreditar m¨¦ritos entre sus iguales. ¡°Dentro de la funci¨®n pol¨ªtica que tiene la violencia¡±, prosigue, ¡°el expolio del cuerpo y la vida de las mujeres es una manera de demostrar qui¨¦n tiene m¨¢s capacidad de letalidad, de crueldad, de venganza y por tanto de poder¡±.
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