Teleconsulta: el m¨¦dico, ante un ordenador; el paciente, en una cabina
Un cub¨ªculo permite que el facultativo atienda y explore al paciente a distancia
"En el n¨²mero tres est¨¢ el term¨®metro. C¨®jalo y p¨®ngaselo en la sien". Encerrada en una cabina de teleconsulta, la supuesta paciente ¨Cse trata de una demostraci¨®n¨C atiende las instrucciones que le da Jos¨¦ Mar¨ªa Arribas, m¨¦dico de familia. En el ordenador que maneja el facultativo, una pantalla muestra lo que hace la paciente, y da el resultado: 37,2 grados. "Bien, no tiene fiebre", zanja el galeno. La exploraci¨®n contin¨²a. Se puede medir la tensi¨®n, la saturaci¨®n, ver los o¨ªdos y la boca, auscultar y hasta hacer un electro. Bueno, se lo hace todo la paciente, que tambi¨¦n ve al m¨¦dico en una pantalla y solo tiene que seguir sus instrucciones. (Y no, para auscultarse no hay que ponerse el n¨²mero 5 por encima de la ropa y en el lado derecho, que el coraz¨®n no est¨¢ ah¨ª, se desespera ante una voluntaria).
La idea de cabinas que sirvan para hacer chequeos no es nueva. En China hay algunas en las calles, pero en ellas no participa ning¨²n m¨¦dico. Solo hay que seguir las instrucciones (p¨®ngase el term¨®metro, p¨¦sese, m¨ªrese la saturaci¨®n) y el aparato da un resultado. La que esta ma?ana se ha presentado en la Feria del Seguro de Madrid, de OmniDoctor, combina esas posibilidades con el control del facultativo. O de los facultativos, porque como dice Pablo Tenorio, director de la compa?¨ªa en Espa?a, la pueden atender especialistas como un dermat¨®logo (la cabina tiene un dermoscopio de alta precisi¨®n, por ejemplo).
"Se puede llevar a cabo la anamnesis [consulta] completa, pero esta muchas veces no basta. Hay que combinarla con la exploraci¨®n, y aqu¨ª se puede", se?ala el m¨¦dico, que se ha pasado la ma?ana escenificando revisiones para los medios.
El aparato ha sido aprobado por la UE y la agencia estadounidense (FDA), dice Tenorio, quien afirma que ya hay 50 instaladas en Europa, 40 de ellas en Francia, de donde es el fabricante, y el resto en Italia y Portugal. Hay dos ramas, la que va a empresas y la de la sanidad p¨²blica, a?ade. Por ejemplo, apunta que se pueden instalar en compa?¨ªas o grandes superficies, por ejemplo, lo que permite que varias ubicaciones compartan el cuadro m¨¦dico y evitar¨ªa los desplazamientos de los trabajadores. Tambi¨¦n podr¨ªa usarse a largas distancias, en pa¨ªses donde no hay personal sanitario suficiente si la conexi¨®n es buena.
Arribas coincide en estas apreciaciones, aunque cree que en un centro sanitario de un pa¨ªs rico no tendr¨ªan mucho sentido porque ah¨ª hay posibilidad del contacto directo entre los dos interlocutores de una consulta m¨¦dica.
Con su equipamiento tambi¨¦n puede medirse la glucosa o llevar a cabo una exploraci¨®n visual de alta resoluci¨®n. Y, adem¨¢s, el m¨¦dico y el paciente est¨¢n cara a cara a trav¨¦s de la web (en este caso que el galeno est¨¦ pendiente de la pantalla no es descortes¨ªa, porque es donde ve al enfermo).
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