¡°Padecemos el s¨ªndrome del impostor¡±
Las diplom¨¢ticas espa?olas alzan la voz para elevar su presencia en este cuerpo del Estado
Cuando Aurora D¨ªaz-Rato inici¨® su carrera, en 1983, comprob¨® que los largos y majestuosos pasillos del Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Exteriores, no estaban concebidos para las mujeres. En la planta donde le toc¨® desempe?ar sus funciones no hab¨ªa un solo ba?o de se?oras. Embarazada y con n¨¢useas frecuentes, se precipitaba a las escaleras para acceder a otra planta cada vez que necesitaba un lavabo. Casi 40 a?os despu¨¦s, esta diplom¨¢tica, hoy embajadora espa?ola en Suiza, admite que al menos la existencia de ba?os ¡ªno tanto la de mujeres¡ª ha mejorado. El cuerpo diplom¨¢tico espa?ol, encargado de representar los intereses del pa¨ªs en el extranjero, apenas cuenta con un 25% de mujeres. Al escalar al escalaf¨®n m¨¢s alto, el de embajador, la presencia se reduce al 15%. En 2005 era apenas el 6%.
Hastiadas de las inercias que perpet¨²an estas disparidades, un grupo de mujeres pertenecientes a este selecto cuerpo del Estado ha lanzado la Asociaci¨®n de Mujeres Diplom¨¢ticas de Espa?a para defender la presencia y la aportaci¨®n de estas profesionales a la exigente labor exterior. ¡°La cuesti¨®n del n¨²mero no es un fin en s¨ª misma. Se trata de dar un verdadero enfoque de g¨¦nero y de establecer las bases de la diversidad en este ¨¢mbito¡±, argumenta Clara Girbau, embajadora destacada por el Ministerio de Exteriores para fomentar la igualdad y la conciliaci¨®n.
La asociaci¨®n, que antes funcionaba como plataforma, se enfrenta a un primer reto interno: conseguir la adhesi¨®n de todas las profesionales. De momento participan alrededor del 60%. ?ngeles Moreno, subsecretaria del Ministerio de Exteriores ¡ªtercer cargo en jerarqu¨ªa de este departamento¡ª admite que algunas mujeres recelan de un posible sesgo pol¨ªtico en el movimiento o rechazan la denominaci¨®n de feminista en un cuerpo tradicionalmente conservador. Moreno aclara: ¡°Es absolutamente profesional. Tratamos de luchar contra la idea de que la que vale llega y la que no, no lo hace. Porque no es cierta¡±, subraya. Pese a haber iniciado la carrera mucho m¨¢s tarde que su compa?era en Suiza, Moreno vivi¨® tambi¨¦n episodios poco alentadores. ¡°Mi primer destino fue en Mosc¨², con 26 a?os. Recuerdo una comida de altos cargos donde yo era la ¨²nica mujer. No exist¨ª durante toda la comida¡±, explica en un elegante despacho del ministerio donde las tres diplom¨¢ticas reciben a EL PA?S. Hoy dirige los servicios comunes de Exteriores.
M¨¢s all¨¢ de las an¨¦cdotas, algunos datos desmontan f¨¢cilmente ese tradicional dicho sobre la val¨ªa como ¨²nico elemento que determina el ¨¦xito. La primera mujer espa?ola en incorporarse al cuerpo diplom¨¢tico, Margarita Salaverr¨ªa, lo hizo en 1933, en periodo republicano.?El hito fue pronto revertido. La dictadura franquista prohibi¨® expresamente la presencia femenina, algo que solo se corrigi¨® en los estertores del r¨¦gimen: en 1971 ingres¨® en la carrera Mar¨ªa Rosa Boceta. Hoy, en cambio, las cifras de presentaci¨®n a oposiciones son bastante paritarias. Pero al llegar a los ascensos, la realidad flaquea. Empezando por la propia iniciativa femenina. La ¨²ltima convocatoria interna para cubrir puestos de embajador ha cosechado un acusado desfase entre candidatos: 18 mujeres frente a 103 hombres. Son puestos de gran atractivo profesional, en territorios como Europa Am¨¦rica Latina y Australia.
Los otros valen m¨¢s
Los motivos por los que las mujeres se arredran a la hora de postularse son diversos. ¡°Solemos padecer el s¨ªndrome del impostor: creer que siempre hay otros que valen mucho m¨¢s que nosotras. Hay que luchar contra eso yendo a las escuelas y a las universidades a explicar nuestro trabajo. Que no seamos nosotras las que nos pongamos freno¡±, argumenta D¨ªaz-Rato, que ejerce de vicepresidenta de la asociaci¨®n profesional. Girbau a?ade un factor siempre espinoso porque se vincula peligrosamente al debate de g¨¦nero: la conciliaci¨®n laboral y familiar: ¡°Muchas mujeres no se atreven por eso, por la dificultad para combinar ambas facetas¡±.
Para mitigar ese obst¨¢culo, la subsecretaria promueve un cambio cultural que se traduzca en los m¨¦todos de trabajo. ¡°Hay que cambiar el presentismo espa?ol. Por eso en el ministerio estamos trabajando para introducir el an¨¢lisis de la labor por objetivos. Porque en nuestra profesi¨®n se trata de lograr cosas concretas¡±, detalla.
La asociaci¨®n de diplom¨¢ticas quiere asemejarse a otras que ya han funcionado en el mundo desarrollado. Italia, Francia, Alemania, el Reino Unido, el servicio diplom¨¢tico europeo o Canad¨¢, por poner algunos ejemplos, disponen de iniciativas similares para propulsar la presencia de mujeres en los grandes salones de negociaci¨®n internacional. D¨ªaz-Rato recurre a su experiencia suiza para citar un ejemplo de pol¨ªticas con impacto. Las autoridades de ese pa¨ªs eligen por norma a embajadoras para pa¨ªses como Arabia Saud¨ª o Ir¨¢n, donde la discriminaci¨®n femenina afecta a todos los ¨¢mbitos de la vida. Para empezar, quiz¨¢s a las diplom¨¢ticas espa?olas les bastar¨ªa con dejar claro que una embajadora no es, como dice el diccionario de la RAE en su cuarta acepci¨®n, la esposa del embajador.
Las reglas de conciliaci¨®n quedan en el tintero
La responsable de igualdad y la subsecretaria del ministerio han trabajado aceleradamente en los ¨²ltimos meses para sacar a la luz un nuevo reglamento de funcionamiento del Ministerio de Exteriores. El texto incluye cambios significativos, con un ¡°gran componente de conciliaci¨®n¡±, explica Clara Girbau, designada para impulsar ese tipo de pol¨ªticas en el departamento. El texto incluye la evaluaci¨®n del personal por objetivos y no por horas, la utilizaci¨®n del lenguaje inclusivo y la modificaci¨®n de algunos requisitos para ascender en la carrera diplom¨¢tica (por ejemplo, se rebaja la edad m¨ªnima de carrera profesional para ascender a puestos destacados en misiones exteriores, lo que elimina trabas a?adidas a las mujeres).
El anticipo de las elecciones generales ha provocado que todo este trabajo quede en el tintero. ?ngeles Moreno conf¨ªa en que sea f¨¢cil de retomar, sea cual sea el pr¨®ximo Gobierno. Porque el impulso del feminismo obliga a todos los partidos a cuidar esas pol¨ªticas.
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