La Quijote de hierro de la diplomacia espa?ola
Mar¨ªa Rosa Boceta fue la primera que rompi¨® en 1971 la prohibici¨®n del franquismo contra las mujeres diplom¨¢ticas
Era 1969 y Mar¨ªa Rosa Boceta estudiaba Filosof¨ªa y Letras y Econ¨®micas en la Universidad, en Madrid. Ten¨ªa novio y estaba a punto de casarse. Era peleona e inquieta sobre los mundos abiertos que podr¨ªa haber en el tardofranquismo fuera de Espa?a. Ya hab¨ªa viajado algo. Su padre era catedr¨¢tico e ingeniero agr¨®nomo y parec¨ªa que ten¨ªa su futuro claro por delante. Le lleg¨® el aviso de que a¨²n segu¨ªa prohibida en Espa?a para las mujeres la carrera diplom¨¢tica y se escandaliz¨®: "?C¨®mo?". Luego rompi¨® y super¨® varias barreras, zancadillas y tab¨²es. Hasta dejarla varios a?os sin plaza tras haber aprobado la oposici¨®n. Pero al final fue varias veces embajadora. Ahora recomienda a las j¨®venes diplom¨¢ticas tres ingredientes: "Ilusi¨®n, empuje y vocaci¨®n".
En 1964 un Consejo de Ministros de la dictadura de Francisco Franco levant¨®, en teor¨ªa, la prohibici¨®n expresa que reg¨ªa desde el levantamiento militar tras la Rep¨²blica contra las mujeres para que se presentaran a la oposici¨®n diplom¨¢tica. El franquismo daba bocanadas, pero a¨²n manten¨ªa algunas barreras muy levantadas tambi¨¦n en carreras de ¨¦lite, como los diplom¨¢ticos y los abogados del Estado. Mar¨ªa Rosa Boceta a¨²n se indigna ahora al recordar cerca de cumplir 80 a?os la cantidad de palos en las ruedas que tuvo que destrozar para alcanzar algunos de sus sue?os.
Nada se lo hicieron f¨¢cil. Al contrario. Tampoco el examen para superar la oposici¨®n. Mar¨ªa Rosa sigue escuchando ahora la voz de aquel subsecretario, presidente del tribunal, que le espet¨®: "Mientras yo sea el responsable no entrar¨¢ ni una sola mujer, porque la llegada de Mar¨ªa Rosa es la entrada de la mujer". Se present¨® tres veces. En la primera no aprob¨® porque apenas se hab¨ªa preparado los 300 temas durante tres meses y le tocaron en el bombo varios relacionados con la econom¨ªa, lo que menos se hab¨ªa preparado y lo que luego tanto le entusiasm¨®. A la segunda y a la tercera super¨® la prueba eligiendo ella los temarios m¨¢s dif¨ªciles, para que no quedaran dudas de su inter¨¦s y preparaci¨®n. Aprobada sin plaza.
Un presidente del tribunal lleg¨® a ser as¨ª de brusco en su justificaci¨®n: "Esto chorrea sangre". Con otro se encar¨® por la nota corta que le impuso: un cinco raspado que volvi¨® a dejarla al borde de superar el concurso y que le confes¨® que podr¨ªa tener raz¨®n en su reclamaci¨®n con un ingl¨¦s "No coment". Ya entonces Mar¨ªa Rosa era noticia, acaparaba atenci¨®n de sus futuros compa?eros y era seguida por las altas instancias del r¨¦gimen, con ministros, empresarios y altos cargos que la quer¨ªan en su agenda. No se arredr¨®. Incluso cuando por fin gan¨® en 1971 su puesto intentaron provocar una manipulaci¨®n del obligatorio examen m¨¦dico para impedirle ejercer. Ese truco tampoco prosper¨®.
Todos los esfuerzos, estudios, matr¨ªculas, cursos internacionales, veranos en Londres para mejorar el ingl¨¦s, trabas, cuchilladas de futuros compa?eros y hasta la ruptura de su noviazgo conformaron su voluntad decidida para no abandonar. Para estrenarse tuvo otras opciones y recomendaciones pero en su peregrinar y por orgullo profesional acab¨® eligiendo Etiop¨ªa. "Siempre he sido un Quijote andante y he hecho cosas y tomado puestos que quiz¨¢ ahora no repetir¨ªa", dice ahora con cierto tono de lamento y queja por varios maltratos recibidos. Pero fue a Etiop¨ªa, mujer de 32 a?os, soltera, y se gan¨® a muchos de sus compa?eros y logr¨® echar abajo una resoluci¨®n de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA) sobre la africanizaci¨®n de Canarias.
Entre su etapa de Etiop¨ªa y luego en Costa de Marfil, a d¨®nde lleg¨® ya como embajadora pero m¨¢s tarde que sus compa?eros de promoci¨®n, se gan¨® el sobrenombre en franc¨¦s de "La dama de hierro". No le disgusta. Tuvo que demostrar su entereza y arroj¨® cuando se ofreci¨® a mediar con ¨¦xito, contrataci¨®n peliculera de por medio de un helic¨®ptero al estilo Rambo, para la liberaci¨®n de seis religiosos secuestrados en la desamparada Sierra Leona por la guerrilla del Frente Revolucionario Unido (RUF).
En sus 40 a?os de carrera, de la que se jubil¨® en 2006 coincidiendo con la publicaci¨®n de sus controvertidas memorias, Mujer y diplomacia, tuvo ocasi¨®n de probar varias experiencias cercanas a la pol¨ªtica. Trabaj¨® en Madrid tanto para los equipos del conservador Eduardo Serra como del socialista Narc¨ªs Serra, cuando fue nombrada alto cargo en el Ministerio de Defensa. Sufri¨® zancadillas y boicoteos: "Van a por ti". Fue acusada de proximidades ideol¨®gicas, que rechaza: "Yo en mi carrera fui profesional al 100%". Y padeci¨® diversas discriminaciones, pero m¨¢s que por su sexo por la incompetencia de sus interlocutores: "Ser pionera en Espa?a es muy dif¨ªcil, porque hay muchos celos del ¨¦xito ajeno, pero cuando yo me encontraba con un embajador o compa?ero inteligente no hab¨ªa ning¨²n problema pero s¨ª surg¨ªan cuando se cruzaban mediocres".
A las mujeres diplom¨¢ticas actuales, que ya son casi la mitad de las ¨²ltimas promociones pero apenas llegan a un 10% de embajadoras, les recomienda su particular receta: "Que sigan adelante con ilusi¨®n, empuje y vocaci¨®n, que no hagan caso de las pu?aladas". Este jueves hist¨®rico Mar¨ªa Rosa Boceta, enferme de gripe, no acudi¨® a la manifestaci¨®n feminista que ve demasiado politizada pero s¨ª a un acto convocado por las 19 embajadoras extranjeras acreditadas en Espa?a con su propio lema en mente: "Yo nunca he cre¨ªdo en las cuotas pero no tiene sentido que no haya en Espa?a una ministra de Exteriores y claro que apoyo la reivindicaci¨®n de la igualdad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Diplomacia
- Huelga feminista 2018
- Relaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- D¨ªa de la Mujer 2018
- Huelga feminista 8 de marzo
- D¨ªa de la mujer
- Comisi¨®n 8M
- Empleo femenino
- D¨ªas mundiales
- Feminismo
- Asociaciones
- Huelgas
- Movimientos sociales
- Empleo
- Conflictos laborales
- Relaciones laborales
- Mujeres
- Eventos
- Trabajo
- Sociedad