¡°El padre del ni?o de Adeje les dijo que ten¨ªa regalos de Pascua en la cueva¡±
La mujer que atendi¨® al menor huido del ataque narra lo que le cont¨® el peque?o, que a¨²n ignora que su madre y su hermano han muerto. El detenido ha pasado este viernes a disposici¨®n judicial
La subida desde el casco urbano de Adeje hasta el barrio de La Quinta, al sur de Tenerife, es una carretera endemoniada y serpenteante salpicada de chumberas y matorrales desde la que se ve el mar y, en d¨ªas despejados, tambi¨¦n el Teide. Casi al final de ese camino est¨¢ la casa Campo Alegre, el refugio en el que el peque?o Jonas pas¨® casi 24 horas protegido por Annelies B., una holandesa alta y rubia, con los ojos escondidos tras unas enormes gafas de sol, que este jueves atend¨ªa a todos los periodistas que hac¨ªan parada a los lados de la cuesta. El relato es la combinaci¨®n del horror y de un milagro para Jonas, el ni?o que deambul¨® durante horas campo a trav¨¦s despu¨¦s de ver c¨®mo su padre, Thomas Handrick, de 43 a?os, golpeaba violentamente a su madre, Shylvia, y a su hermano mayor. Handrick fue conducido este jueves por la Guardia Civil a su casa, en mitad de la estrecha calle de Ram¨®n y Cajal, para recabar pruebas del presunto asesinato de su mujer y su hijo mayor, llegados el lunes desde Alemania. Este viernes ha pasado a disposici¨®n judicial. El peque?o a¨²n no sabe que su madre y su hermano han muerto.
Si Jonas, que apareci¨® solo y desorientado el martes entre las casas desperdigadas de La Quinta, hubiese tomado el camino hacia arriba, en lugar de hacia abajo, quiz¨¢ no lo habr¨ªa contado. Le explic¨® a la holandesa Annelies que se quiso alejar de la carretera para que su padre no lo encontrara. Fue ¨¦l quien avis¨® de la agresi¨®n que se estaba produciendo en una cueva. Tras un rastreo de horas con un centenar de efectivos por la zona, donde hay decenas de cuevas, el lugar fue finalmente localizado el mi¨¦rcoles en un paraje entre los barrancos del Burro y del Infierno.
El peque?o, con la cara embarrada y aturdido, fue atendido primero por Rosi, una vecina de La Quinta. Annelies, de 59 a?os, se ofreci¨® despu¨¦s a la polic¨ªa municipal para hablar con ¨¦l. ¡°No hablo alem¨¢n perfecto¡±, se excusaba cerr¨¢ndose la rebeca azul frente a la puerta vallada de su casa. Las suyas, con acento perfecto o no, fueron las primeras palabras que Jonas pudo escuchar y entender despu¨¦s de huir campo a trav¨¦s de su padre. Con cari?o y una sonrisa que a¨²n no ha perdido ¡ª¡°no he soltado ni una l¨¢grima para que el ni?o se sintiera a gusto¡±¡ª fue consiguiendo que el menor se abriera y confiara en ella. ¡°Poco a poco fue contando lo que hab¨ªa pasado, que no fue poco¡±, cuenta ella.?Dice que el menor tiene siete a?os, no seis ni cinco, como trascendi¨® el mi¨¦rcoles, aunque fuentes del caso no pueden confirmar a¨²n la edad a falta de un documento oficial.
Seg¨²n el relato que le hizo Jonas, el padre hab¨ªa montado una excursi¨®n para todos. Alquil¨® un coche ¡ªun Volkswagen Caddy azul oscuro que este jueves fue retirado de la puerta de la vivienda tras el registro de la Guardia Civil¡ª, prepararon bocadillos para un p¨ªcnic y los traslad¨® hacia la zona de Ifonche, adentr¨¢ndose en un espacio escarpado entre dos barrancos. ¡°Todo parec¨ªa bonito y despu¨¦s el padre les enga?¨®¡±, cuenta Annelies con el vaso de agua que le ha tra¨ªdo su marido a¨²n en la mano. Tiene la boca seca despu¨¦s de tanto repetir el relato del horror ante las c¨¢maras plantadas en mitad del camino. ¡°Les dijo que ten¨ªa regalos de Pascua metidos en una cueva¡±. El peque?o vio la agresi¨®n ¡°muy fuerte¡± del padre a la madre. ¡°Oficialmente no sabe que est¨¢ muerta, pero vio que estaba muy malherida¡±, a?ade la holandesa, que describe a un ni?o inteligente y calmado que le hizo una reflexi¨®n que la dej¨® helada: ¡°?l me dijo a m¨ª: ¡®M¨¢s vale vivir que los regalos de Pascua¡¯. Me lleg¨® al alma¡±.
La mujer pidi¨® permiso para que el ni?o se quedara con ellos. Y pas¨® en la casa Campo Alegre casi un d¨ªa. Ten¨ªa ara?azos en las piernas. Tuvo tiempo para jugar con el nieto de Annelies y Jos¨¦, su marido, al que llama cari?osamente Pep¨ªn. El nieto solo habla castellano y Jonas solo alem¨¢n, pero se entendieron. ¡°Se rieron y se lo pasaron bomba¡±. Despu¨¦s le abrieron la camita plegable que hay bajo su cama y se durmi¨® sin cenar. ¡°Solo se comi¨® un pl¨¢tano. Estaba muy cansado. Cay¨® como un tronco¡±, cuenta la mujer. Lo dej¨® el mi¨¦rcoles a medio d¨ªa bajo tutela de la Administraci¨®n. Este jueves volvi¨® a visitarlo. Le hab¨ªan regalado dos golosinas. El ni?o sonri¨® y le dijo: ¡°Una para m¨ª y la otra la guardo para mi hermano¡±.
Un plan premeditado para asesinar
La Guardia Civil pudo establecer este jueves una cronolog¨ªa macabra, a expensas de lo que arrojen los informes forenses, que deja al descubierto que el presunto asesino traz¨® un plan premeditado para su crimen de violencia machista. Thomas Handrick, separado de su pareja, resid¨ªa hace tiempo en la localidad de Adeje y recib¨ªa la visita desde Alemania de su exmujer y sus dos hijos de forma regular. Seg¨²n fuentes cercanas a la investigaci¨®n, el presunto autor tiene ara?azos y heridas producidas por los intentos de defenderse por parte de las v¨ªctimas. Cuando fueron a detenerle, se encontraba durmiendo como si nada hubiera pasado.
Este jueves trascendi¨® que un familiar emprend¨ªa el viaje rumbo a Tenerife para hacerse cargo del ni?o. Annelies B., la mujer que hizo de traductora para el peque?o Jonas, asegur¨® este jueves que la t¨ªa del menor se hab¨ªa puesto en contacto con ¨¦l por tel¨¦fono. Handrick pas¨® la noche en el cuartel de la playa de Las Am¨¦ricas, en Arona. Pasar¨¢ a disposici¨®n judicial este viernes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.