¡°Esta batalla tambi¨¦n se libra en el interior de cada ciudadano¡±
El informe, presentado este lunes en Par¨ªs, sostiene que un mill¨®n de especies animales y vegetales est¨¢n amenazadas de extinci¨®n
Como buena argentina, la bi¨®loga Sandra D¨ªaz (Bell Ville, Argentina, 1961) recurre a una met¨¢fora del f¨²tbol para subrayar que, aunque las cosas est¨¢n dif¨ªciles en materia de preservaci¨®n de la naturaleza y, por tanto, de la vida en la Tierra, incluida la especie humana, no se da un partido por perdido hasta que suena el pitido del ¨¢rbitro que finaliza el encuentro. La profesora de Ecolog¨ªa de Comunidades y Ecosistemas e Investigadora Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas en el Instituto Multidisciplinario de Biolog¨ªa Vegetal (CONICET) de la Universidad Nacional de C¨®rdoba es una de los tres cient¨ªficos que han presidido y coordinado el extenso informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosist¨¦micos (IPBES) presentado este lunes en Par¨ªs. Optimista irredenta, como se define, sostiene que no es a¨²n demasiado tarde para cambiar ¡°profundamente¡± nuestra manera de interactuar con la naturaleza para frenar su acelerado declive. Pero hace falta empezar ya y con valent¨ªa, advierte.
Pregunta. En el informe se habla mucho de lo que hacemos mal, pero el mensaje es no perder la esperanza. ?Estamos a tiempo todav¨ªa de cambiar?
Respuesta. S¨ª, estamos a tiempo. Esto es como un partido de f¨²tbol. Estamos muy mal, nos han llenado de goles, el partido pinta mal, si seguimos as¨ª, lo perdemos seguro, pero el partido no ha terminado. Y lo que vemos es que si cambiamos profundamente nuestro modo de hacer y pensar las cosas, todav¨ªa estamos a tiempo.
P. ?Hay una fecha l¨ªmite??
R. No vamos a estar a tiempo por mucho tiempo m¨¢s. Hay un l¨ªmite y es ahora, muy cortito. Pero ahora tenemos la oportunidad, si empezamos pronto.
P. ?Y por d¨®nde empezamos??
R. Primero por implementar un mont¨®n de cosas que ya sabemos hacer, que ya est¨¢n en las legislaciones, que ya est¨¢n en la gobernanza, pero que simplemente no se implementan. E ir mucho m¨¢s all¨¢, tratando de cambiar profundamente la forma en que hacemos la producci¨®n, el consumo, la forma en que disponemos de lo que no usamos m¨¢s, la manera de distribuir los costos y beneficios del uso de la naturaleza entre distintos actores sociales, entre distintos pa¨ªses y entre nosotros y las pr¨®ximas generaciones. Es importante que, cuando se consume algo, se pague el precio real de ese algo. Muchas cosas se consumen masivamente porque son artificialmente baratas, porque quien las produce y quien las vende no est¨¢ pagando todo el coste ambiental y social que significa esa cuesti¨®n, no sabe el da?o a la naturaleza y el da?o a la vida de la gente que eso est¨¢ significando. No lo ve, a veces porque no lo quiere ver y muchas veces porque ocurre en un pa¨ªs distante. Esa integraci¨®n y esa equidad en lo que son los beneficios y los costes de la naturaleza son b¨¢sicas para cambiar la forma en que hacemos las cosas. No va a ser f¨¢cil.
P. En Francia, uno de los pa¨ªses punteros en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la protesta de los chalecos amarillos ha obligado al Gobierno a eliminar una tasa del carburante. ?Son los gobiernos, pero tambi¨¦n los ciudadanos, conscientes de que todos debemos actuar?
R. La batalla se libra con respecto a gobernanza, con respecto a pol¨ªtica mundial, regional, nacional y local. Estamos hablando de cambios profundos que afectan a pol¨ªticas. Pero tambi¨¦n se libra en el interior de cada uno de los ciudadanos. Los cambios profundos no pueden venir solo de arriba para abajo, tambi¨¦n tienen que ser una especie de movimiento que surge de abajo para arriba y, de alguna manera, desborda a los gobiernos y exige modificaciones. Much¨ªsimos cambios sociales que muchos pens¨¢bamos que nunca iban a ocurrir han pasado porque hubo una especie de marea desde abajo. Que es lo que hace falta que tengamos. Los que se benefician de la situaci¨®n actual no van a cambiar voluntariamente, porque la verdad es que es mucho m¨¢s f¨¢cil seguir como estamos. Pero a medida que haya una presi¨®n fuerte y generalizada, es que vamos a poder cambiar las cosas. Yo soy optimista porque en el pasado, muchos cambios no lineales, totalmente inesperados, improbables, ocurrieron para bien, y nadie se los esperaba. Entonces, puede ser que ahora haya uno de estos, esta enorme repercusi¨®n que hemos tenido en los medios, y esta convergencia de intereses, todos estos movimientos sociales en Europa, de los j¨®venes, en Inglaterra, la Extintion Coalition, hacen pensar que los ciudadanos son los que est¨¢n tomando conciencia y est¨¢n tratando de defender su derecho a una trama de la vida sobre la vida sobre la Tierra que nos incluye y para que no se siga destejiendo.
P. La naturaleza no es un lujo?
R. Claramente no. Parte de las narrativas que tenemos que cambiar es esa idea de que la naturaleza es un lujo para los ricos o para los que tienen la vida resuelta y que hay que elegir entre tener una vida digna y suficiente comida y suficientes derechos o la naturaleza. No. No podemos tener una vida digna de ser vivida sin la trama de la vida que nos entreteje.
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