El colegio Estilo cierra sus puertas
Los problemas econ¨®micos y la falta de alumnos abocan a la clausura del centro educativo, fundado por Josefina Aldecoa en 1959
Por primera vez, desde su fundaci¨®n en 1959 por la escritora Josefina Aldecoa, el madrile?o Colegio Estilo no celebrar¨¢ la tradicional fiesta de fin de curso. Problemas econ¨®micos, derivados de la p¨¦rdida de alumnos y la rescisi¨®n del alquiler del edificio, ubicado en un chal¨¦ de la madrile?a colonia de El Viso, han obligado a Susana Aldecoa, hija de la escritora y actual directora, al cierre a finales de este mes del emblem¨¢tico centro, basado en las teor¨ªas educativas de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Para los padres de los alumnos se trata de ¡°una p¨¦rdida irreparable¡± de un modelo educativo. Y los empleados, 19 profesores y cinco personas encargadas de cocina y limpieza, critican ¡°la mala gesti¨®n del colegio¡±.
¡°Nos hemos visto atrapados en lo que denominar¨ªa la tormenta perfecta¡±, cuenta Susana Aldecoa, directora del centro desde 2011, a?o de la muerte de su madre. A los persistentes rumores sobre las dificultades del centro se ha sumado, en este curso, el fin irrevocable del contrato de alquiler del edificio, en el que estudian 145 alumnos. A la p¨¦rdida de alumnos -un goteo desde 2007, inicio de la crisis econ¨®mica- que culmin¨® el a?o pasado con la ¡°estampida¡± de 80 ni?os -lo que oblig¨® a prescindir de uno de los dos edificios hist¨®ricos del centro, reagrupando a los alumnos en uno solo-, se han a?adido las dificultades para encontrar un nuevo local que cumpliera las condiciones de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n. Esto y la falta de una alternativa sostenible han provocado, a juicio de la directora y propietaria, a plantear el cese de la actividad educativa. Su decisi¨®n de acabar con la empresa ha provocado un tremendo malestar entre los docentes, que acusan a Aldecoa de mala gesti¨®n continuada y de no haber hecho lo bastante para reflotar el colegio. Muchos de los empleados llevaban cerca de tres d¨¦cadas en el colegio.
A los padres, que conoc¨ªan la situaci¨®n cr¨ªtica del centro, se les inform¨® en febrero de las dificultades para encontrar un nuevo edificio que cumpliera las condiciones del ¨¢rea de clasificaci¨®n de la Consejer¨ªa, dado que supon¨ªa realizar nuevas inversiones econ¨®micas en la deteriorada econom¨ªa del colegio. Pero el proceso, aclaran algunos padres, ha estado plagado de ¡°ambig¨¹edades¡± y falta de ¡°transparencia¡± lo que ha agudizado la agon¨ªa durante meses. ¡°A la tristeza por la p¨¦rdida se ha unido la desinformaci¨®n. Sab¨ªa que era un suicidio mantener al ni?o en el centro, pero me resist¨ª a cambiarlo antes¡±, cuenta una de las madres.
¡°He tratado de mantener el proyecto de mi madre. Me queda la melancol¨ªa del pasado, pero no pod¨ªa mantener el colegio en unas condiciones de deterioro. La degradaci¨®n sostenida es horrible¡±, a?ade la directora quien reconoce que en un par de ocasiones ha tenido ofertas de venta del proyecto educativo pero ninguna acab¨® de cuajar, en parte, porque ¡°me negaba a modificar la estructura laboral¡±.
Durante a?os el Estilo se conoc¨ªa como ¡°el colegio de Josefina¡±. Inaugurado en 1959, en pleno franquismo, el centro, fundado como una instituci¨®n privada, acogi¨® a los hijos de la intelectualidad madrile?a, una generaci¨®n que deseaba para sus hijos una educaci¨®n laica y moderna. Fue mixto desde su inicio, una rareza en la Espa?a de aquella ¨¦poca, donde primaban los centros religiosos, lo que obligaba a los alumnos a examinarse por libre en el Instituto Ramiro de Maeztu. En Estilo se pintaba con caballete, se moldeaba el barro y se estudiaba sin libros. Eran los propios ni?os quienes, tomando notas en las clases y apoyados por sus dibujos, creaban su propio material escolar. Su educaci¨®n, basada en el desarrollo del razonamiento y no en la memoria as¨ª como en el respeto a todo tipo de ideolog¨ªas puede resultar, en estos tiempos, como algo corriente dado el avance experimentado por la sociedad espa?ola pero, en aquel tiempo floreci¨® como rara avis. Con el paso de los a?os, el centro mantuvo esa aureola de buena educaci¨®n en la que se conjugaba el humanismo con el rigor.
Josefina Aldecoa (La Robla, Le¨®n, 1923-Mazcuerras, Cantabria, 2011), licenciada en Filosof¨ªa y Letras y doctora en Pedagog¨ªa, decidi¨® crear el colegio tras escuchar los requerimientos de sus amigos. Casada con el escritor Ignacio Aldecoa, la pareja formaba parte de las tertulias de escritores que, junto con los actores o artistas, se reun¨ªan en el madrile?o Caf¨¦ Gij¨®n. Todos ten¨ªan ni?os en edad escolar y sab¨ªan bien lo que les esperaba en la ideologizada escuela p¨²blica. Luis Garc¨ªa Berlanga, Carlos Saura, Rafael Azcona, Juan Antonio Bardem o los pintores Manuel Mampaso y Jos¨¦ Vela Zanetti fueron de los primeros en matricular a sus v¨¢stagos. ¡°Quer¨ªa algo muy humanista, dando mucha importancia a la literatura, las letras, el arte; un colegio muy refinado culturalmente, donde no se hablara de religi¨®n aunque como asignatura se estudiaba Historia de las Religiones¡±, contaba la escritora. La decisi¨®n de abrir el colegio le supuso aplazar su incipiente carrera literaria, en favor de la de su esposo, el escritor Ignacio Aldecoa, pero como ella explicaba ¡°hab¨ªa que pagar los recibos¡±. En su caso, dar el salto a la ense?anza fue un paso natural y no solo por su formaci¨®n, puesto que era hija y nieta de maestras de escuela. Sus primeras letras las aprendi¨® en La Robla, en la escuela de su madre.
El actor y autor teatral Adolfo Marsillach, cuyas hijas se educaron en el colegio, contaba en el pr¨®logo de Memoria de un colegio, que el centro se puso de moda entre los intelectuales ¡°que ya lo eran o los que estaban empezando a querer serlo. Un lugar donde proteger a nuestros hijos de las correosas ense?anzas de los curas, un lugar lo suficientemente libre como para respirar a gusto. Un refugio, en fin, un refugio¡±. Todav¨ªa hoy el colegio figura como un referente, Elena Brock Moneo, antigua alumna, realiza una tesis sobre el Estilo en la Universidad de Boston.
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