¡°La simplicidad es el atractivo y la limitaci¨®n de los ¡®rankings¡±

Francisco P¨¦rez, director cient¨ªfico del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE) y catedr¨¢tico de la Universidad de Valencia, mira con lupa el ranking de universidades de Shangh¨¢i pues ¨¦l coordina una clasificaci¨®n nacional. Hace un balance positivo ¡ª¡°hay universidades espa?olas en puestos meritorios: entre las 500 primeras de un total de 20.000¡±¡ª, pero recuerda que un ranking es ¡°parte de un sistema de indicadores m¨¢s amplio y hay que tener en cuenta otras aportaciones: del Ministerio de Ciencia, la CRUE [la conferencia de rectores]...¡±.

Pregunta. ?Para qu¨¦ sirve el listado?

Respuesta. Para elegir d¨®nde estudiar, para saber si los recursos p¨²blicos se est¨¢n gastando bien o saber si las instituciones basadas en el conocimiento funcionan como deber¨ªan y si no cambiarlas. Y para eso se necesitan datos. Y luego un seguimiento de estos, como ocurre en la macroeconom¨ªa.

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P. Pero las clasificaciones son dispares seg¨²n lo que se mida.

R. La simplicidad es el atractivo y la limitaci¨®n de los rankings. Si se comparan varios, no son los mismos resultados, pero no son radicalmente opuestos. En el grupo en cabeza y en la cola casi siempre aparecen las mismas universidades.

P. Muchos expertos opinan que las clasificaciones son demasiado influyentes.

R. Se han convertido en parte de las estrategias reputacionales de las universidades. He visto anuncios en Valencia o Madrid que publicitaban que en una variable concreta del ranking? que hacemos destacaban, cuando a lo mejor no en el conjunto. Pero est¨¢ bien que se debata sobre esto, si no hay datos puede inventarse una campa?a eficaz de comunicaci¨®n.

P. ?Antes del ranking de Shangh¨¢i de 2003 se actuaba a ciegas?

R. Aunque no hubiese rankings internacionales se sab¨ªa cu¨¢les eran las mejores universidades. Estados Unidos tiene un peri¨®dico para decidir d¨®nde estudiar o en Francia desde hace d¨¦cadas saben lo que es una grande ¨¦cole o una universidad¡­ El inter¨¦s de compararnos todos es reciente.

P. El top 20 de universidades anglosajonas no se mueve. ?Es imposible concebir cambios en el olimpo?

R. No se puede descartar que haya pa¨ªses que vayan escalen puestos, pero eso no se consigue de un d¨ªa a otro. Hay que hacer apuestas muy fuertes. La apuesta que hizo Francia por los campus de excelencia no se puede comparar con la espa?ola. Aqu¨ª hubo menos dinero y termin¨® siendo un caf¨¦ para todos. Nos falta voluntarismo y esquemas de financiaci¨®n s¨®lidos.

P. ?Algo se hace bien?

R. Hay que citar un modelo de ¨¦xito: el ICREA de Catalu?a. Se pone dinero p¨²blico para atraer a investigadores y con estos refuerzos en los equipos se consiguen m¨¢s fondos europeos. Es una combinaci¨®n de dinero y buen dise?o de los instrumentos y de los incentivos.

P. ?Y el resto de Espa?a no avanza?

R. Muchas universidades desde hace unos a?os est¨¢n haciendo una reflexi¨®n estrat¨¦gica: hacia d¨®nde ir, cu¨¢les son los puntos fuertes... Se deb¨ªa hablar m¨¢s de c¨®mo van a ser las universidades en un mundo digitalizado, c¨®mo van a ser las profesiones, c¨®mo se van a ordenar los campus cient¨ªficos¡­

P. Pero las universidades han perdido 9.500 millones de financiaci¨®n en ocho a?os.

R. Durante a?os no han podido consolidar al personal doctor m¨¢s joven y los grupos m¨¢s potentes han tenido que lanzarse a la competencia internacional para conseguir fondos. Que, pese a todo, las publicaciones no se hayan resentido se puede leer como una mejora de la productividad. Lo que no est¨¢ claro, son las consecuencias futuras.

P. En Shangh¨¢i solo aparece una universidad privada espa?ola, Navarra, entre las 1.000 mejores. ?Por qu¨¦?

R. Las privadas salen bastante bien en la foto cuando se trata de resultados docentes ¡ªlas que dan la informaci¨®n, que no son todas¡ª, pero en la investigaci¨®n los resultados no son sobresalientes. En muchas es una actividad que no practican.