Una ambulancia para ir hasta la orilla del mar
Un grupo de sanitarios de Murcia hace realidad las ilusiones de pacientes terminales o con movilidad reducida
Paca, de 82 a?os, consigui¨® ver su pueblo natal en C¨¢ceres antes de morir y los padres de Hugo, un peque?o de 11 meses con una dolencia cr¨®nica, cumplieron su deseo de que conociese el mar. En algo m¨¢s de un a?o, un grupo de voluntarios de Murcia, sanitarios de profesi¨®n, ha cumplido, con una ambulancia y toneladas de humanidad, deseos dulces y otros no tanto, de pacientes terminales o con movilidad reducida de toda Espa?a. Fabri, un ni?o enfermo terminal que deseaba volver a su pa¨ªs, Ecuador, y morir rodeado de los suyos, super¨® el l¨ªo log¨ªstico que entra?aba trasladarlo conectado a m¨¢quinas y medicamentos gracias al operativo de la Ambulancia del Deseo, recuerda Manuel Pardo, enfermero del 061 y uno de los creadores de la fundaci¨®n.
En Espa?a la iniciativa surgi¨® de un grupo de profesionales de la sanidad preocupados por la humanizaci¨®n de las Urgencias. Se enteraron de la iniciativa del conductor holand¨¦s Kees Veldboer, quien en 2007 prepar¨® una ruta muy especial para el marinero enfermo Mario Stefanutto por el puerto de R¨®terdam. Con una ambulancia prestada y tras unas cuantas llamadas telef¨®nicas, le hizo feliz por unas horas. Dos meses despu¨¦s cre¨® la fundaci¨®n Stichting Ambulance Wens. Los sanitarios de Murcia trajeron a Veldboer a una conferencia en 2018. ¡°Nos gust¨® tanto su iniciativa que decidimos arrancarlo aqu¨ª¡±, aseguran.
¡°Los deseos son cadenas de favores y la gente se desvive por colaborar en ellos¡±, explican Laura Juguera y Carolina C¨¢novas, art¨ªfices de este proyecto altruista, mientras ¡ªa finales de agosto¡ª los sanitarios se preparan para cumplir el deseo de Sergio Romero, un hombre de 36 a?os afectado de una polineuropat¨ªa degenerativa que deseaba ba?arse en una playa de Mazarr¨®n.
La ¨²ltima vez que Sergio pis¨® la costa fue cuando naci¨® su hija, de cinco a?os, antes de que la enfermedad lo arrollara. ¡°Estoy m¨¢s blanco que Copito de nieve¡±, bromea este hombre, que perdi¨® el o¨ªdo a los siete a?os para 25 despu¨¦s acabar afectado de una dolencia que cae en el saco de enfermedades raras. El mal le ha arrebatado la vista, parte del habla ¡ªle practicaron una traqueotom¨ªa para facilitarle la respiraci¨®n¡ª, y est¨¢ paralizado de brazos hacia abajo. ¡°Es una dolencia degenerativa y a ¨¦l le sobrevino a lo bestia¡±, explica su mujer Lourdes Garc¨ªa.
Lo han recogido en casa y, tras una hora de camino, la ambulancia enfila el paseo mar¨ªtimo de Mazarr¨®n, y la familia de Sergio lo espera en la arena, pertrechada con comida y bebida para un regimiento. Todos quieren disfrutar de un d¨ªa especial, de los que se recuerdan con una sonrisa. Sergio casi no oye ni ve y tiene dificultad para hablar pero su entorno se comunica con ¨¦l trazando signos y palabras sobre su frente.
¡°Huele a mar¡±, exclama nada m¨¢s bajar de la ambulancia, con sus gafas de sol y embadurnado de protector solar. Quiere pasar el d¨ªa en la playa y ba?arse porque le recuerda su infancia. ¡°Estoy muy contento, mucho. Si me ahogara en el agua, no me importar¨ªa¡±, bromea. Tiene un car¨¢cter optimista y decidido, es aficionado al f¨²tbol y estudia sus apuntes de doble grado de Documentaci¨®n y Periodismo en su tablet con letras de gran tama?o. Le encantan las series como Breaking Bad, The Wire o Juego de Tronos.
Saber escuchar
¡°Me he emocionado cuando he entrado en el agua y he llorado, como un ni?o¡±, describe Sergio con la ayuda de su int¨¦rprete Jos¨¦ Manuel. ¡°No puedo caminar, si pudiera hacerlo, me ir¨ªa a alg¨²n lugar donde no haya estado¡±, apunta a la vez que reconoce que antes de quedarse sin vista, estaba m¨¢s ciego. ¡°Ahora tengo m¨¢s valor que antes y me siento liberado¡±, dice animando a otros enfermos a no rendirse.
Las ¨²nicas condiciones para acceder a la ambulancia son que el deseo que se solicita ¡ªa trav¨¦s de su web¡ª sea de tipo emocional, y que la persona no pueda moverse por medios propios y necesite una ambulancia. Jos¨¦ Manuel Salas, m¨¦dico de Urgencias y otro de los fundadores, confiesa que durante los deseos son testigos de momentos muy especiales y emotivos: ¡°Hay que acompa?ar y saber escuchar, no solo asistir¡±, concluye.
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