El expolio en los bosques amenaza a las setas, aliadas contra el CO<sub>2</sub>
Los hongos fijan el di¨®xido de carbono al suelo, uno de los grandes almacenes del gas de efecto invernadero
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Los hongos cumplen un papel fundamental en la conservaci¨®n de la diversidad de los bosques y en su capacidad para mitigar los impactos del cambio clim¨¢tico. ¡°No somos conscientes de que los bosques son como son por la simbiosis que existe entre los ¨¢rboles y muchas de las setas que nos comemos: n¨ªscalos, boletos... Por dentro de la tierra, se extiende un manto de hongos que conectan todo el sistema forestal mediante una compleja red social, formando lo que los cient¨ªficos llamamos la Wood Wide Web, la internet del bosque¡±, detalla Sergio de Miguel, profesor de la Universidad de Lleida e investigador del Centro de Ciencia y Tecnolog¨ªa Forestal de Catalu?a. Una tupida red de ra¨ªces y hongos de la que depende el ecosistema que crece por encima y que hay que preservar de los peligros que les acechan: el expolio y el cambio clim¨¢tico.
En ese matrimonio de conveniencia, los hongos micorr¨ªcicos (n¨ªscalos, oronjas, trompetillas y otros muchos comestibles) cubren las ra¨ªces y ayudan a los ¨¢rboles a absorber nutrientes y agua. Estos, en contrapartida, transfieren a los hongos los carbohidratos que producen al fijar el CO2 de la atm¨®sfera (gas de efecto invernadero, principal responsable del cambio clim¨¢tico). ¡°Y son los hongos los responsables de que ese carbono acabe depositado en el suelo de los bosques, que es uno de los grandes contenedores de CO2 del mundo¡±, sintetiza De Miguel.
Este equilibrio podr¨ªa resquebrajarse seg¨²n investigaciones de la Global Forest Biodiversity Iniciative (red de cient¨ªficos forestal), que apuntan a que el cambio clim¨¢tico podr¨ªa provocar que esos hongos fueran sustituidos por otros no tan eficientes en esa simbiosis. Si esto sucediera, parte del CO2 que se fija en el suelo se mantendr¨ªa en la atm¨®sfera, ¡°exacerbando el c¨ªrculo vicioso del cambio clim¨¢tico¡±.
En este escenario, el sistema micol¨®gico debe defenderse de una recolecci¨®n agresiva que le resta fuerza. Uno de los m¨¦todos utilizados para regular este recurso silvestre a por el que se lanzan al campo, armados de cestas y navajas, cada vez m¨¢s pesonas, son los parques micol¨®gicos. Ricardo Forcadell es t¨¦cnico de uno de ellos: el de Albarrac¨ªn, formado por 62.000 hect¨¢reas que se extienden por 37 montes p¨²blicos de la comarca aragonesa. All¨ª la recolecci¨®n de hongos y setas est¨¢ legislada. ¡°Se necesita un permiso de recolecci¨®n, que cuesta cinco euros por d¨ªa o 60 la temporada y da derecho a coger 10 kilos por persona y jornada¡±, explica. Algunos vecinos tienen permiso para cosechar cantidades mayores con fines comerciales. ¡°Con esta figura se conciencia a las personas de que se trata de un bien de todos que es necesario cuidar, adem¨¢s de incentivar un turismo micol¨®gico sostenible¡±, a?ade Benito Lacasa, alcalde de Fr¨ªas de Albarrac¨ªn y presidente de la Comunidad de Albarrac¨ªn.
La vigilancia de estos lugares ayuda, al mismo tiempo, a alejar a las bandas expertas en localizar los lugares con producciones importantes de setas y que se desplazan a Espa?a cuando estas comienzan a asomar entre la hojarasca del monte. En Guadalajara, el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) ha decomisado 3.500 kilos desde finales de octubre. ¡°Hemos llegado a detener furgonetas con m¨¢s de 1.000 kilos en las que iban cuatro personas y aqu¨ª solo se permiten cinco kilos por persona y d¨ªa en la recolecci¨®n recreativa [no comercial]¡±, informa el teniente Luis Fernando Solana, jefe del Seprona en Guadalajara. Son personas que proceden sobre todo de Europa del Este y llevan a cabo una recolecci¨®n intensiva y muy agresiva. ¡°Arrasan las zonas provocando graves da?os medioambientales al usar herramientas prohibidas como rastrillos, azadas... Adem¨¢s, realizan acampadas ilegales, introducen veh¨ªculos de motor por zonas no permitidas y abandonan basura¡±, a?ade.
Bandas organizadas
El Seprona organiza operativos de vigilancia concretos en campa?a de setas para evitar los expolios. Solana reconoce que ¡°es complicado¡± dar con los infractores. ¡°Es monte y, adem¨¢s, recolectan las setas de noche, algo que tambi¨¦n est¨¢ prohibido¡±, concreta. Estas bandas no tienen reparo en introducir las setas en bolsas de pl¨¢stico, que impiden que sus esporas se dispersen, cortando su reproducci¨®n. ¡°Llegan de Bulgaria o Ruman¨ªa, pero hay que tener en cuenta que las setas que recopilan con malos m¨¦todos acaban en el mercado y en las mesas y restaurantes espa?oles y son productos sin trazabilidad que pueden causar problemas de seguridad alimentaria¡±, advierte Solana. La normativa exige que los establecimientos locales de comercio al por menor que abastecen al consumidor final, deben aprovisionarse a trav¨¦s de canales autorizados.
Fernando Mart¨ªnez-Pe?a, director del Instituto Europeo de Micolog¨ªa y de investigaci¨®n del Centro de Investigaci¨®n Alimentaria de Arag¨®n, apunta a los parques micol¨®gicos como soluci¨®n. ¡°De esa forma se regulan las cantidades, las especies que se pueden recolectar, los tama?os m¨ªnimos y se fomentan las buenas pr¨¢cticas. Incluso se establecen l¨ªmites al n¨²mero m¨¢ximo de ventas de permisos, para impedir que la producci¨®n y diversidad baje en el futuro¡±, enumera. Pero todav¨ªa existen lugares como Catalu?a en los que ¡°cualquier persona puede recoger setas en la cantidad que considere oportuna¡±, indica Juan Mart¨ªnez de Arag¨®n, cient¨ªfico del Centro de Ciencia y Tecnolog¨ªa Forestal de Catalu?a. ¡°Llevamos 20 a?os realizando un seguimiento y una mayor regulaci¨®n nos permitir¨ªa conocer m¨¢s datos de cu¨¢nto se recolecta¡±, se?ala. Una informaci¨®n necesaria para salvaguardar un producto silvestre ¡°sin el que los bosques que conocemos actualmente no existir¨ªan¡±.
Olvidados por los planes de gesti¨®n forestal
¡°Los planes de gesti¨®n forestal no han tenido en cuenta a los hongos, mientras que el inter¨¦s de la poblaci¨®n en general por la recolecci¨®n de las setas (el fruto de los hongos) ha aumentado de forma exponencial¡±, explica Fernando Mart¨ªnez-Pe?a, director de investigaci¨®n del Centro de Tecnolog¨ªa Alimentaria de Arag¨®n y del Instituto Europeo de Micolog¨ªa. Para conservar este recurso que permite la existencia de los bosques tal como son, es necesario que se introduzca una ¡°gesti¨®n amigable y sostenible¡± con los hongos desde la micosilvicultura, una disciplina de la ciencia forestal orientada a preservar las setas. ¡°Se sabe, por ejemplo, que una determinada densidad arb¨®rea puede favorecer el crecimiento de boletos o n¨ªscalos, y que el abandono de los bosques ha determinado la p¨¦rdida de producci¨®n en las trufas silvestres al aumentar la densidad de ¨¢rboles¡±, describe Mart¨ªnez-Pe?a. Los expertos piden pol¨ªticas que permitan poner en marcha actuaciones que implicar¨ªan un incremento de la producci¨®n de hongos comestibles sin que esto afecte a la diversidad de los bosques. Todo ello en un escenario de cambio global, en el que se est¨¢ viendo que la irregularidad a la que est¨¢n sometidas las campa?as de forma habitual, debido a su gran dependencia de la climatolog¨ªa, se incrementa con el aumento de temperatura. ¡°En el Instituto Europeo hemos notado retrasos en el inicio de la campa?a al llegar el oto?o m¨¢s tarde, y cierta p¨¦rdida en cu¨¢nto a la producci¨®n¡±.
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