La Espa?a silenciosa que s¨ª acoge a j¨®venes inmigrantes
Aumentan las iniciativas sociales para evitar el desamparo en que caen centenares de adolescentes extranjeros solos al cumplir 18 y dejar de estar tutelados por la Administraci¨®n
Sheila Gozalo, una mujer vasca de 35 a?os, se convirti¨® en t¨ªa de Yassine, marroqu¨ª de Agadir, hace 12 meses. No hubo por medio tr¨¢mites legales, solo la voluntad de vincularse afectivamente. Y cuando el 28 de agosto Yassine cumpli¨® 18 y la Administraci¨®n le retir¨® la residencia que le proporcionaba como menor no acompa?ado, Sheila le abri¨® la puerta de su casa y lo tuvo alojado un mes, hasta que la Diputaci¨®n Foral de Gipuzkoa le asign¨® una plaza en un piso de inserci¨®n sociolaboral. ¡°No iba a dejar que durmiera en la calle, obviamente¡±, dice la mujer, que es educadora social y en 2018 se convirti¨® en mentora del chaval a trav¨¦s del programa Izeba (que significa t¨ªa en euskera).
Los dirigentes del partido ultraderechista Vox realizaron varios actos en la pasada campa?a electoral ante centros que acogen a menores no acompa?ados, acus¨¢ndoles de cometer delitos, una campa?a que ha supuesto una investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa contra el partido y un toque de atenci¨®n del Defensor del Pueblo. El proyecto de la Fundaci¨®n Baketik es una de las iniciativas contrarias al odio con las que una parte de la sociedad est¨¢ respondiendo al aumento de adolescentes extranjeros que han llegado solos a Espa?a y al desamparo en el que muchos de ellos caen al alcanzar la mayor¨ªa de edad, verse privados de los recursos que les proporcionaba la Administraci¨®n y empujados a vivir a la intemperie.
Kristina Soares, coordinadora del programa que se desarrolla en Gipuzkoa desde 2009, explica que izebas pueden ser personas solas, parejas con hijos y sin hijos. ¡°Las relaciones que establecen son diversas, desde ir a dar una vuelta una vez por semana hasta llevarse a los chavales a casa los fines de semana y en vacaciones. Lo que tienen en com¨²n es que la forma de relacionarse es familiar¡±. El progama fue creado para dar apoyo a menores tutelados, pero en un centenar de casos las relaciones se han mantenido tras la mayor¨ªa de edad.
Maddalen Epelde, profesora de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, ha investigado el efecto del programa en los chavales. ¡°En primer lugar los chicos reciben apoyo emocional, le dan mucho valor al hecho de sentir que le importan a alguien. Tambi¨¦n les ayudan a renovar los documentos, que para ellos son fundamentales, a matricularse en cursos y a encontrar trabajo; los izebas a veces les acompa?aban a las entrevistas, escriben cartas o llamaban por tel¨¦fono para recomendarlos. Les facilitan la b¨²squeda de vivienda y, en algunos casos, los acogen de forma temporal mientras encuentran alojamiento. Les proporcionaban una red social que los j¨®venes aut¨®ctonos tienen de forma natural y de la que ellos carecen. El resultado es que, comparados con otros chavales de parecido perfil, los que participan en el programa tienen trayectorias m¨¢s exitosas, m¨¢s satisfactorias¡±, dice Epelde.
El n¨²mero de menores extranjeros no acompa?ados contabilizados oficialmente en Espa?a por el Ministerio del Interior aument¨® de 6.414 en diciembre de 2017 a 13.796 en diciembre de 2018. El pasado mes de julio, ¨²ltimo dato que recoge el registro, hab¨ªa 12.262: Andaluc¨ªa (5.078), Catalu?a (2.254), Melilla (1.145), Pa¨ªs Vasco (802) y Comunidad Valenciana (643) concentraban al 81% del total. El crecimiento ha desbordado los recursos auton¨®micos disponibles para atenderlos correctamente cuando son menores. Y los medios, advierte el Defensor del Pueblo en su ¨²ltimo informe, son a¨²n m¨¢s escasos cuando alcanzan la mayor¨ªa de edad. ¡°Cuando cumplen los 18 la mayor parte se queda en la calle, sin ning¨²n tipo de acompa?amiento y en la m¨¢s extrema vulnerabilidad¡±, afirma la antrop¨®loga especializada en j¨®venes migrantes Mercedes Jim¨¦nez. Pero ante ello, a?ade, tambi¨¦n est¨¢n surgiendo ¡°espectaculares acciones de solidaridad¡±.
Como el medio centenar de j¨®venes acogidos por familias de C¨¢diz, Sevilla y Granada. ¡°Es una respuesta de la sociedad civil, que demuestra ir por delante de pol¨ªticos y Administraciones¡±, afirma Michel Bustillo, responsable de la asociaci¨®n Voluntarios por Otro Mundo, que a?ade que el esfuerzo ciudadano est¨¢ aun as¨ª muy lejos de poder abarcar las necesidades del conjunto de j¨®venes: este a?o, solo en Andaluc¨ªa, 600 menores tutelados han cumplido o cumplir¨¢n la mayor¨ªa de edad.
Mostrar el camino
Soufiane tuvo ayuda en ese tr¨¢nsito. Poco despu¨¦s de alcanzar la mayor¨ªa de edad pas¨® un a?o viviendo en casa de un matrimonio con dos hijos en Sant Feliu del Llobregat (Barcelona), al que lleg¨® a trav¨¦s de un programa de la entidad Punt de Refer¨¨ncia. Y aquello, asegura, cambi¨® su trayectoria vital. ¡°Decir que me salvaron la vida es un poco exagerado, pero sin ellos lo hubiera tenido todo mucho m¨¢s dif¨ªcil. En el centro siempre estaba con otros chicos y con la familia abr¨ª los ojos, me ayudaron a terminar la ESO y me mostraron el camino para conseguir un trabajo¡±, dice. Seis a?os despu¨¦s, el joven marroqu¨ª es auxiliar sanitario en una residencia en Barcelona, y la relaci¨®n se ha mantenido. Este verano viaj¨® con su familia catalana a visitar a su familia en Tanger.
A principios de a?o, C¨¢ritas inaugur¨® Cal Manco, una antigua mas¨ªa de Caldes de Malavella, Girona, reconvertida en un espacio donde 20 j¨®venes extranjeros extutelados viven y se forman para trabajar. ¡°Para limar la desconfianza con la que algunos los recibieron, celebramos una jornada de puertas abiertas a la que vinieron muchos vecinos. Establecimos relaci¨®n con la asociaci¨®n de vecinos, los clubes deportivos, el grupo excursionista y otras entidades locales. Y ha funcionado. Ahora cuando se los cruzan por la calle no los ven como extra?os, sino que dicen: ah¨ª va Hamza o Oualid¡±, comenta Joel Macias, uno de los educadores.
La Generalitat valenciana puso en marcha en septiembre una campa?a para que menores no acompa?ados que se acercan a la mayor¨ªa de edad sean acogidos en hogares, explica Rosa Molero, directora general de Infancia y Adolescencia: ¡°Vimos que hab¨ªa familias que se acercaban a las residencias a visitar a chavales, a llevarles zapatillas o un m¨®vil. No ten¨ªan relaci¨®n consangu¨ªnea, pero eran del mismo pueblo o ten¨ªan alg¨²n v¨ªnculo indirecto, y les planteamos el acogimiento, garantiz¨¢ndoles que segur¨ªamos haci¨¦ndonos cargo de las cuestiones administrativas¡±. En tres meses se han sumado una docena de familias.
Una atracci¨®n inesperada
Poco despu¨¦s de la inauguraci¨®n, en septiembre de 2015, de Tabakalera, un espacio de arte contempor¨¢neo situado en el centro de San Sebasti¨¢n, sus responsables se llevaron una agradable sorpresa al comprobar que muchos j¨®venes, una poblaci¨®n que escasea en los espacios culturales, frecuentaban el edificio, que dispone de una amplia zona dise?ada simplemente para estar. Entre ellos hab¨ªa numerosos chavales marroqu¨ªes y argelinos. "Ven¨ªan por el wifi, a escuchar m¨²sica, a bailar, a estar en un sitio cubierto en una ciudad que llueve mucho, a utilizar los ba?os...", cuenta Leire San Mart¨ªn, del departamento de educaci¨®n de Tabakalera.
Las educadoras del centro fueron acerc¨¢ndose a ellos y aquel contacto se ha traducido en proyectos anuales de m¨²sica, teatro social, cine y pintura en el que han participado decenas de chavales. "Nos reunimos los viernes y vamos invitando a gente de fuera, como artistas de Marruecos; el idioma ayuda a que se identifiquen", comenta Leire. De la relaci¨®n ha surgido, adem¨¢s, un grupo que organiza cenas para los j¨®venes migrantes en un centro social (gaztetxe) del barrio de Intxaurrondo, donde han llevado dos lavadoras, una secadora y una maquinilla de cortar el pelo para que puedan usarlas.
La Fundaci¨®n Ra¨ªces ha promovido por su parte, desde 2010, la contrataci¨®n en restaurantes y empresas del sector de la alimentaci¨®n de 186 chavales, casi todos migrantes que llegaron solos a Espa?a solos, a trav¨¦s del programa Cocina Conciencia. Y, en Madrid, la entidad Pueblos Unidos-SJM aloja desde julio en una vivienda a cuatro j¨®venes que fueron expulsados de centros de menores tras cumplir los 18. ¡°Es una gota en el oc¨¦ano, nuestro piso, comparado con la necesidad que hay fuera¡±, admite su director, Iv¨¢n Lendrino, ¡°pero es nuestra forma de contribuir¡±.
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