¡°La mayor torpeza ser¨ªa no actuar contra el cambio clim¨¢tico por el miedo a la contestaci¨®n¡±
La ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, advierte de que la cumbre del clima que arranca el lunes no pod¨ªa dejarse de celebrar: "Habr¨ªa generado un importante des¨¢nimo¡±
Al poco de conocerse que Espa?a iba a acoger la cumbre del clima de la ONU, conocida como COP25 y que comienza este lunes, a Teresa Ribera (Madrid, 50 a?os) se le llen¨® el m¨®vil de mensajes de agradecimiento, entre otros de espa?oles expatriados. Le daban las gracias porque Espa?a no dejara caer esta cumbre. Que no se celebrara, dice la ministra, ¡°habr¨ªa generado un importante des¨¢nimo¡±. Esta cita anual deb¨ªa celebrarse en Latinoam¨¦rica. Brasil era la designada, pero renunci¨® tras ganar las elecciones Jair Bolsonaro. Chile se ofreci¨® entonces. Pero las protestas obligaron a ese pa¨ªs tambi¨¦n a renunciar hace menos de un mes. Se ha tenido que montar en un tiempo r¨¦cord una cumbre a la que se espera que asistan m¨¢s de 20.000 personas.
Pregunta. ?Por qu¨¦ no deber¨ªa haberse cancelado esta cumbre, que parece maldita?
Respuesta. Porque no puede haber cumbres malditas, porque estamos en un momento delicado, complicado. Sabemos que la acci¨®n clim¨¢tica no consiste en acordar un texto y olvidarnos, sino en activar todas las palancas de cambio y que esas palancas permitan un cambio mucho m¨¢s r¨¢pido. Si este a?o no se hubiera celebrado habr¨ªa sido una muy mala se?al, habr¨ªa dificultado activar el mecanismo de revisi¨®n oficial de las contribuciones del Acuerdo de Par¨ªs que debe empezar en 2020. Y hubiera ocurrido en un contexto en el que Donald Trump hab¨ªa anunciado la decisi¨®n de sacar a EE UU del Acuerdo de Par¨ªs. No hubi¨¦ramos podido avanzar ni hubi¨¦ramos sobrevivido al des¨¢nimo que supone que una gran potencia pol¨ªtica, econ¨®mica e industrial active oficialmente su mecanismo de desconexi¨®n, algo completamente incoherente con lo que demandan los ciudadanos en la calle.
P. Hace un mes el Gobierno estaba en funciones y a las puertas de unas elecciones. Pero la reacci¨®n de los partidos fue de apoyo ante el ofrecimiento para acoger la COP.
R. Completamente. Porque en el fondo es una de esas situaciones, y creo que es reconfortante que sea as¨ª, que ponen de manifiesto que hay agendas que unen y son sentidas como de inter¨¦s general por parte de todas las formaciones. El ofrecimiento coincide con las grandes l¨ªneas de la pol¨ªtica exterior tradicional de Espa?a: compromiso con el multilateralismo, compromiso con la agenda del clima y compromiso con Am¨¦rica Latina.
P. ?Se puede entender como una se?al de que, si se abre la legislatura, puede conseguirse una ley de cambio clim¨¢tico con suficiente apoyo de los partidos y que sea estable en el tiempo?
R. S¨ª, creo que s¨ª. Creo que esto confirma lo que se percibe en el ambiente de una manera mucho m¨¢s et¨¦rea: ha habido un despertar por parte de los distintos actores pol¨ªticos, de los actores econ¨®micos y sociales sobre la necesidad de abordar esta cuesti¨®n. Y de abordarla de una manera seria, no consider¨¢ndola un elemento colateral de una agenda sectorial sino un elemento transversal.
P. La COP25 ha acabado en Madrid por las protestas en Chile. Hay protestas similares en otros lugares del mundo y algunas est¨¢n vinculadas a aumentos de precios del transporte o combustibles. ?Teme que algunos pol¨ªticos no act¨²en en materia clim¨¢tica escud¨¢ndose en las protestas?
R. La mayor torpeza que podr¨ªa cometer un mandatario es, ante el miedo a la contestaci¨®n, no hacer nada. Aquellos pa¨ªses productores de combustibles f¨®siles cuyos ingresos fiscales y el PIB siguen dependiendo enormemente de ellos corren el riesgo de quedar atrapados. Y por tanto de no tener ingresos para financiar sus pol¨ªticas p¨²blicas demandadas por sus clases medias, no poder invertir¡ Ser¨ªa un error que alg¨²n mandatario con miedo a afrontar lo que significa el cambio no lo haga. Aqu¨ª hemos visto, a otra escala, cosas parecidas. Por ejemplo, se dec¨ªa: ¡®Como me cuesta mucho transmitir que el carb¨®n es algo que ir¨¢ saliendo de nuestra actividad, no lo digo y no hago nada¡¯. Y el riesgo que asumo es que los mineros se queden en la calle con una mano delante y otra detr¨¢s. Lo peor es no querer ver el problema. Pero hay una segunda dimensi¨®n ante esta pregunta, la del bienintencionado y a veces un poco ingenuo. As¨ª se ha visto con los chalecos amarillos en Francia, con la subida del precio de los carburantes en Ir¨¢n o con la eliminaci¨®n de subsidios a los combustibles en Ecuador. O con la gota que desbord¨® el vaso en Chile: la subida del precio del transporte. Creo que en todos los casos hay causas estructurales m¨¢s profundas. Pero puede haber un problema de ingenuidad en los bienintencionados: una transformaci¨®n tan importante del modelo econ¨®mico y social genera tensiones, dificultades para colectivos vulnerables. Es decir, no podemos perder de vista nunca el impacto social que esas medidas van a tener.
P. En Espa?a, el carb¨®n est¨¢ desapareciendo por unas normas europeas y razones de mercado. ?No deber¨ªa dar un paso adelante Espa?a y decir, por ejemplo, que en 2025 no se usar¨¢ m¨¢s carb¨®n para generar electricidad?
R. En nuestros planes, nosotros pens¨¢bamos que el carb¨®n iba a salir entre 2025 y 2030 y por principio de precauci¨®n pod¨ªamos mantener una peque?a horquilla para despu¨¦s de 2030. Pero hoy sabemos que eso se adelanta ya que por razones econ¨®micas las centrales de carb¨®n quedan fuera de mercado. ?Necesito estipularlo en una fecha concreta? Mi impresi¨®n es que no es necesario hacerlo. Lo que s¨ª es necesario es asegurarnos de que hay un proceso de transformaci¨®n que acompa?e la realidad econ¨®mica e industrial de las zonas afectadas.
P. ?Qu¨¦ se puede aprender de la transici¨®n del carb¨®n para la del autom¨®vil que vamos a vivir?
R. Es una comparaci¨®n muy acertada. El carb¨®n en lo que respecta a la miner¨ªa hab¨ªa tenido d¨¦cadas de trabajo, mejor o peor, y una interiorizaci¨®n de ese proceso, un duelo. Ahora toca hacer homenaje y se?al de respeto y de agradecimiento desde el punto de vista de los valores ¡ªsolidaridad, sindicalismo...¡ª, de contribuci¨®n a la riqueza y el despegue del pa¨ªs¡ Y ahora en otras ramas de actividad estamos viendo ya procesos de cambio. La industria del autom¨®vil representa un porcentaje muy importante de nuestro PIB y empleo. Un porcentaje de lo que se produce aqu¨ª se exporta, por lo que ni las decisiones de los centros de las casas matrices ni del consumidor ¨²ltimo dependen de la demanda nacional. Somos una de las cadenas de valor m¨¢s interesantes de Europa y tenemos que asegurarnos de que eso siga siendo as¨ª. En todo caso, lo m¨¢s importante es que es mejor, en lugar de mirar para otro lado y negar lo que tenemos delante, identificar cuales son los elementos para hacer un diagn¨®stico y hacer una estrategia compartida. Pero que nadie se confunda: es imposible pensar en econom¨ªas descarbonizadas sin hacer frente a las emisiones de la movilidad.
P. ?Hacer frente es eliminarlas?
R. Efectivamente.
P. ?Hay quien acusa a Espa?a de haber blanqueado la imagen de Pi?era al colaborar con ese Gobierno?
R. Es un comentario fuera de lugar. La realidad es compleja y es como si nos dijeran que se blanquea la realidad de Catalu?a. En nuestra calidad de socios constructivos de la ONU ten¨ªamos que tomar la decisi¨®n de si acompa?¨¢bamos el proceso multilateral ofreciendo ayuda a quien le toca la presidencia oficial, a Chile, o si mir¨¢bamos para otro lado. Pensar en que se pod¨ªa cambiar la presidencia y activar un mecanismo para cambiarla a otro pa¨ªs era renunciar a que en 2019 se celebrara una cumbre.
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