La ecolog¨ªa en la agenda pol¨ªtica
La transici¨®n ecol¨®gica de la econom¨ªa supone una oportunidad para aumentar la productividad y el empleo de calidad
Los estudios sociol¨®gicos se?alan una preocupaci¨®n creciente de los espa?oles por cuestiones ambientales. Cada vez hay m¨¢s personas conscientes de que la contaminaci¨®n mata prematuramente, el cambio clim¨¢tico genera in¨¦ditos fen¨®menos meteorol¨®gicos, y los pl¨¢sticos invaden los oc¨¦anos y amenazan la vida marina.
Esa mayor concienciaci¨®n, fruto del trabajo de los cient¨ªficos y de su divulgaci¨®n, en gran medida gracias a las ONG, facilita el ascenso de la ecolog¨ªa en la agenda pol¨ªtica; y favorece la implicaci¨®n de la ciudadan¨ªa.
El cambio de paradigma econ¨®mico ser¨¢ muy complejo. Como dice la economista jefe de la OCDE, exige una decidida acci¨®n pol¨ªtica: m¨¢s inversi¨®n p¨²blica, incentivos a la inversi¨®n privada y nueva regulaci¨®n de sectores estrat¨¦gicos. El mejor ejemplo, en Espa?a, es el sector el¨¦ctrico, todav¨ªa beneficiario de un marco normativo que debe revisarse para favorecer la m¨¢xima penetraci¨®n de las energ¨ªas renovables y el autoconsumo, con mecanismos que trasladen a los consumidores la reducci¨®n del precio de la electricidad derivada del r¨¢pido abaratamiento de estas tecnolog¨ªas, aprovechando la madurez de las centrales hidroel¨¦ctricas y nucleares, y el final de la vida ¨²til de las centrales t¨¦rmicas.
La lentitud en la respuesta pol¨ªtica ante los desaf¨ªos ecol¨®gicos es consecuencia de la generalizada convicci¨®n seg¨²n la cual el crecimiento econ¨®mico, al tiempo que garantiza las conquistas sociales del Estado del bienestar, resolver¨¢ los problemas ambientales. O sea: que "no hay ecolog¨ªa sin econom¨ªa".
Pero un crecimiento econ¨®mico basado en la desregulaci¨®n y en la m¨ªnima acci¨®n p¨²blica ha provocado, precisamente, los graves problemas ecol¨®gicos y sociales, que cuestionan hoy incluso a las instituciones democr¨¢ticas. Seg¨²n el Instituto de la Resiliencia de Estocolmo, estamos desbordando determinados "l¨ªmites planetarios" ¡ªpor el cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida de biodiversidad, la contaminaci¨®n por nitratos, la reducci¨®n de agua dulce...¡ª. Si se superan puntos de no retorno, es dif¨ªcil prever los efectos sobre la vida humana. En esa perspectiva, ante la que urge reaccionar, cobra sentido afirmar que "no hay econom¨ªa sin ecolog¨ªa", en contra de lo hasta ahora asumido... Es m¨¢s: la transici¨®n ecol¨®gica de la econom¨ªa supone una extraordinaria oportunidad para aumentar la productividad y el empleo de calidad.
El problema no reside en el crecimiento econ¨®mico como tal ¡ªimprescindible para atender necesidades de una poblaci¨®n creciente, en particular en los pa¨ªses m¨¢s pobres¡ª, sino en un modelo concreto basado en un consumo excesivo de recursos naturales no renovables y en la nula consideraci¨®n de los equilibrios ecol¨®gicos que permiten la vida. Por eso hay que medir el progreso ¡ªun progreso m¨¢s justo, m¨¢s seguro y m¨¢s duradero¡ª, m¨¢s all¨¢ del PIB.
Simon Kuznets, premio Nobel de Econom¨ªa (1971), introdujo el PIB como indicador del crecimiento econ¨®mico, se?alando desde el principio (1934) que era "muy dif¨ªcil deducir el bienestar de una naci¨®n" a partir de dicho indicador. En 1962 afirm¨® que "hay que tener en cuenta las diferencias entre la calidad y la cantidad del crecimiento, entre sus costes y sus beneficios, y entre el plazo corto y el largo... los objetivos de 'm¨¢s' crecimiento deber¨ªan especificar 'de qu¨¦' y 'para qu¨¦".
Sin embargo, con car¨¢cter general, la prosperidad y el bienestar de un pa¨ªs se asocian con el incremento del PIB, objetivo prioritario de la agenda pol¨ªtica, sin que se haya avanzado significativamente en el an¨¢lisis sobre qu¨¦ producimos, para satisfacer qu¨¦ necesidades, c¨®mo se distribuye lo que se produce, qu¨¦ impacto tiene la actividad productiva en el largo plazo... Lo cierto es que el aumento del PIB no garantiza en absoluto la reducci¨®n de las desigualdades ni de la pobreza, y comporta una importante "huella ecol¨®gica", incluyendo las emisiones causantes del cambio clim¨¢tico, desmintiendo los planteamientos m¨¢s economicistas: el aumento del PIB no es la panacea para redistribuir la riqueza y evitar los problemas ambientales.
Desde 2015, todos los Gobiernos se han comprometido a cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030: una aproximaci¨®n hol¨ªstica, que integra elementos ambientales, sociales, econ¨®micos e institucionales imprescindibles para el progreso de la sociedad, reconociendo la interdependencia de las diferentes dimensiones de una agenda pol¨ªtica transformadora y coherente, y la necesidad de hojas de ruta para el medio y el largo plazo ¡ªconsistentes con medidas urgentes a corto plazo¡ª, para garantizar la rentabilidad de las inversiones y la creaci¨®n de empleo.
Cristina Narbona fue ministra de Medio Ambiente entre 2004 y 2008.
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