El Papa critica al que evade impuestos: ¡°Es tambi¨¦n su culpa la falta de respiradores¡±
Francisco muestra su cercan¨ªa con los enfermos y quienes les ayudan
Dos im¨¢genes ilustraron mejor que ninguna el pasado fin de semana la magnitud del confinamiento romano. La primera mostraba de espaldas al papa Francisco en su oraci¨®n del ?ngelus ante una plaza de San Pedro completamente vac¨ªa (normalmente hay decenas de miles de personas). En la segunda, caminaba de inmaculado blanco por la v¨ªa del Corso, una de las calles m¨¢s transitadas de Roma, sin cruzarse con nadie. Francisco abandon¨® su reclusi¨®n, obligada por decreto y por un resfriado, para acudir a dos iglesias a rezar ante la crisis del coronavirus. ¡°Le ped¨ª al Se?or que detuviera la epidemia: Se?or, detenla con tu mano. Rec¨¦ por esto¡±, explic¨® este mi¨¦rcoles en el peri¨®dico La Repubblica.
Francisco ha continuado despachando con sus colaboradores de forma virtual y oficiando misas en los ¨²ltimos d¨ªas, pero la actividad del Vaticano, como la de Italia, ha quedado semiparalizada. Muchos de sus empleados est¨¢n atrapados en casa y teletrabajando. El confinamiento, opina el Pont¨ªfice, puede servir para ¡°redescubrir lo concreto de las peque?as cosas, de los peque?os cuidados que hay que tener hacia nuestros allegados, la familia, los amigos¡±.
La solidaridad, tambi¨¦n fiscal, opin¨® Francisco, ser¨¢ clave estos d¨ªas: ¡°Los que no pagan impuestos no solo cometen un delito, sino un crimen: si faltan camas y aparatos de respiraci¨®n, tambi¨¦n es culpa suya. Esto me impresion¨® mucho¡±. El Papa record¨® a la gente que trabaja estos d¨ªas para frenar la pandemia: ¡°Agradezco a los que se dedican de esta manera a los dem¨¢s. Son un ejemplo de esta sensibilidad hacia lo concreto. Pido que todos est¨¦n cerca de aquellos que han perdido a sus seres queridos. El consuelo debe ser ahora el compromiso de todos¡±.
En la entrevista, el Pont¨ªfice se mostr¨® optimista en la posible transformaci¨®n del mundo tras la crisis: ¡°A veces solo vivimos una comunicaci¨®n virtual entre nosotros. En cambio, deber¨ªamos descubrir una nueva cercan¨ªa. Una relaci¨®n concreta hecha de cuidados y paciencia. Muy a menudo las familias, en casa, comen juntas en un gran silencio, pero no es para escucharse mejor unos a otros, sino m¨¢s bien porque los padres ven la televisi¨®n mientras comen y sus hijos est¨¢n concentrados en sus tel¨¦fonos m¨®viles. Parecen unos monjes aislados unos de otros. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opini¨®n, el dolor de estos d¨ªas debe abrirnos a lo concreto¡±.
Francisco, como ha hecho en otras ocasiones, repiti¨® que la fe no es imprescindible para mantener el optimismo. Uno puede decir: ¡°No puedo rezar porque no soy creyente. Pero al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y encontrar all¨ª la esperanza¡±, se?al¨®.
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