Pensar el caos

Cifras y promedios, estad¨ªsticas y previsiones, funciones exponenciales, comparativas por regiones y pa¨ªses... L¨ªneas que representan flujos de movimiento, mapas de colores con manchas mutantes a medida que pasan los d¨ªas y que dividen el mundo entre enfermedad y salud, miedo y seguridad, emergencia y normalidad. Donde me encuentro, en una Cracovia tambi¨¦n sujeta a las medidas de distanciamiento social y de reducci¨®n de movilidad, empiezo la ma?ana con una nueva tentativa de penetrar en el lenguaje matem¨¢tico de la pandemia. Mediante gr¨¢ficos y n¨²meros, se hace visible un universo microsc¨®pico al que hasta hace poco hac¨ªamos caso omiso, como si seres humanos y murci¨¦lagos, pangolines o gorilas fueran islas inconexas entre s¨ª, cuando, como subraya el divulgador cient¨ªfico David Quammen, estamos unidos por la historia evolutiva y por tener que coexistir en un peque?o planeta. El modelo imperante de crecimiento econ¨®mico, devorador de ecosistemas, ha propiciado los brotes de epidemias y su expansi¨®n. En estos tiempos a los que se denomina Antropoceno, en los que ante la avalancha de desastres mirar para otro lado se convirti¨® en la norma, este virus debe activar nuestra conciencia global.

Todo aquello de lo que hoy nos alertan epidemi¨®logos y m¨¦dicos no difiere mucho de lo que ven¨ªan advirtiendo cient¨ªficos de otras disciplinas: el cambio clim¨¢tico y sus riesgos eran ya una realidad, y el punto de no retorno se acercaba, inexorable. No hace tanto que se ridiculizaba a una activista medioambiental que dio rostro a las protestas contra el calentamiento global. La econom¨ªa mundial, al parecer, no pod¨ªa redefinirse, y mucho menos pisar el freno. Resulta que ahora aquellos que deso¨ªan a la joven sueca, pues un tercio de la poblaci¨®n mundial est¨¢ ya confinada, deber¨¢n replantearse su engreimiento ante el cierre de comercios y aeropuertos, la par¨¢lisis de la industria o la p¨¦rdida de empleos. Ahora es la atm¨®sfera la que respira por fin aliviada. Despertemos y veamos lo que esta crisis sanitaria nos ha revelado: el sistema tijereteado por los recortes era un equilibrista sobre el abismo que se cre¨ªa inmune a las cat¨¢strofes.

Los ¡°h¨¦roes¡±, seg¨²n Plat¨®n, se defin¨ªan por ser capaces de preguntar. En la actual era pand¨¦mica deber¨ªamos mostrarnos ¡°heroicos¡±, en el sentido de saber formular las preguntas correctas, a salvo de ese otro virus que emponzo?a nuestra vida p¨²blica. Me refiero al de la polarizaci¨®n y el enfrentamiento que, si por un breve instante pareci¨® eclipsarse, no tard¨® en aflorar de nuevo. El nombre ¡°h¨¦roe¡±, a?ad¨ªa el fil¨®sofo griego, no se aleja demasiado del de ¡°amor¡± (eros). Semidioses, los h¨¦roes nacieron del amor entre un dios o diosa por un o una mortal. A m¨¦dicos, enfermeras, limpiadores y dem¨¢s servicios p¨²blicos los elogiamos hoy llam¨¢ndolos h¨¦roes por su predisposici¨®n a ¡°amar¡± mediante el cuidado. Y ellos, aun agradeciendo los aplausos, nos recuerdan que tambi¨¦n son mortales y que trabajan sin el equipamiento necesario para hacer de dioses.

El descr¨¦dito de las humanidades discurri¨® en paralelo a la merma de recursos para la ciencia. Son los dos saberes que gu¨ªan la buena toma de decisiones. Tanto el primero como el segundo coinciden en subrayar la importancia de lo concreto. Y as¨ª lo expresaron m¨¦dicos escritores como William Carlos Williams ¡ª¡±no hay ideas sino en las cosas"¡ª, Mija¨ªl Bulg¨¢kov ¡ª"un hecho es la cosa m¨¢s obstinada del mundo"¡ª o Ant¨®n Ch¨¦jov, que exhortaba a los lectores a ¡°no generalizar, a prestar atenci¨®n a los detalles, a centrarse en lo particular¡±. Hoy, lo concreto son las mascarillas y los respiradores ¡ªestos ¨²ltimos en manos de un oligopolio¡ª, pero tambi¨¦n las buenas preguntas. Debemos pensar.

Marta Reb¨®n es escritora y traductora del ruso.

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