¡°Nunca he sentido p¨¢nico a salir a la calle como ahora¡±
El s¨ªndrome de la caba?a, un miedo a abandonar el hogar, se manifiesta en algunas personas tras el largo confinamiento
¡°He viajado por ?frica, he visto gente muerta en la calle, he estado en Colombia con el zika y en Congo con el ¨¦bola, pero nunca he sentido p¨¢nico a salir a la calle como ahora¡±, dice David Mart¨ªn, investigador de 48 a?os. Este granadino afincado en Madrid se confin¨® durante el estado de alarma pero sigue sin pisar la calle pese a que ya se han acabado todas las restricciones de movimiento. ¡°Tengo pesadillas de manera recurrente que tienen que ver con enfermedades. No salgo a la calle m¨¢s que para tirar la basura¡±, se lamenta. Los psic¨®logos denominan este fen¨®meno como el s¨ªndrome de la caba?a, un miedo a abandonar el hogar tras un largo periodo recluidos, y los perfiles de quienes lo padecen son muy variados e incluyen hombres y mujeres de todas las edades.
¡°No es una patolog¨ªa ni un trastorno pero puede desencadenar uno¡±, aclara la psic¨®loga Laura Croas, experta en ingenier¨ªa emocional. ¡°Es una consecuencia a una situaci¨®n excepcional como en este caso ha sido el confinamiento¡±, contin¨²a. Para las personas que han encontrado un espacio seguro y de confort en sus hogares, salir y realizar actividades cotidianas como visitar amigos, moverse en transporte p¨²blico o pasear en lugares concurridos es misi¨®n imposible: ¡°Genera los miedos de quien hace algo por primera vez¡±. Como las experiencias primerizas, Croas recomienda empezar poco a poco: dar peque?as vueltas a la manzana, evitar horas puntas para no encontrarse con mucha gente y quedar en peque?os grupos puede ayudar a disminuir la sensaci¨®n de agobio.
Este miedo a veces puede ir m¨¢s all¨¢. Seg¨²n un reciente estudio de Sanitas, el 8% por ciento de los espa?oles cree que necesitar¨¢ ayuda psicol¨®gica para recuperarse de las secuelas que les ha provocado el confinamiento por el coronavirus. El trabajo, realizado a trav¨¦s de entrevista a un millar de personas, muestra que el estado de alarma ha sido m¨¢s duro emocionalmente para las mujeres, las personas j¨®venes hasta 35 a?os, y aquellos que han necesitado ayuda psicol¨®gica en el pasado.
Sudor en las manos, ansiedad y mareos. Estos son los s¨ªntomas que siente Cristina cada vez que ha intentado salir de su casa. Hasta ahora no lo ha conseguido. ¡°El confinamiento me ha cambiado. Solo el hecho de pensar en pisar la calle me da miedo¡±, reconoce la sevillana de 40 a?os que prefiere no dar su apellido. El p¨¢nico se le ha presentado hasta en pesadillas y desde hace tres semanas asiste a terapia por v¨ªa telem¨¢tica para ponerle soluci¨®n: ¡°Ahora, con meditaci¨®n y ejercicios de respiraci¨®n, voy mejorando, pero creo que estar¨¦ confinada por m¨¢s tiempo¡±. Victoria Cadarso, psic¨®loga experta en traumas, incide en la importancia de buscar ayuda: ¡°Sucede lo mismo que con cualquier otra experiencia traum¨¢tica. Una vez se entiende cu¨¢l es el origen, se puede manejar¡±. El pasado mi¨¦rcoles imparti¨® un taller de gesti¨®n de miedos para m¨¢s de 2.300 inscritos en todo el mundo: ¡°Es una conducta muy frecuente. No existe un perfil claro de la gente afectada, depende en las experiencias de cada persona y en la capacidad de resiliencia¡±.
¡°Hasta que no haya vacuna, no salgo¡±
De hecho, Croas alerta de la notoria presencia del s¨ªndrome de la caba?a en j¨®venes y adolescentes que han encontrado en los videojuegos y las videollamadas una v¨ªa de entretenimiento que sustituye a los encuentros f¨ªsicos. ?ngeles (nombre ficticio) no ha visto tampoco a sus amigos ni a sus padres. ¡°Hasta que no haya vacuna no creo que salga. Quiz¨¢ m¨¢s adelante empiece a salir por espacios abiertos, pero no me veo yendo a cenar a un restaurante o entrando en una tienda¡±, se?ala. Esta joven de 27 a?os no ha dado todav¨ªa el paso de buscar ayuda psicol¨®gica, aunque se lo est¨¢ planteando. ¡°He tenido que salir tres veces para ir al m¨¦dico y las tres veces me he puesto muy nerviosa. Ten¨ªa muchas ganas de llegar a casa¡±, explica. ¡°Cuando nos dieron permiso para dar paseos intent¨¦ salir, pero vi much¨ªsima gente, me agobi¨¦, y adem¨¢s me costaba mucho respirar con la mascarilla, as¨ª que no he podido salir m¨¢s¡±, a?ade.
Pero este s¨ªndrome no entiende de edades. Pilar Orgaz, jubilada de 67 a?os, no quiere salir de su piso en Villaverde. En tres meses solo se ha atrevido a hacerlo una vez para ir a la peluquer¨ªa. Est¨¢ convencida de que es, simplemente, porque no le apetece. ¡°Echo de menos salir y ver a mis amigas, pero es m¨¢s la precauci¨®n que las ganas de ir a la calle¡±, dice. Ni siquiera sale a pasear, hace ejercicio en una cinta de andar en casa. Su marido intenta convencerla de que vayan unos d¨ªas a su apartamento en la playa, pero ella se resiste. ¡°?Y si vuelven a cerrar el pa¨ªs? La gente se junta demasiado, ya no tiene cuidado. Va a haber rebrotes seguro¡±, contin¨²a.
Hay quien, como Daniel Vega, se ha reencontrado con su casa. Este ¡®freelance¡¯ en el sector audiovisual de 36 a?os no ha salido de su piso de Madrid ni una sola vez desde el 11 de marzo, tres d¨ªas antes del estado de alarma. ¡°He redescubierto mi casa. Antes ten¨ªa dos trabajos y no la disfrutaba. No ten¨ªa tiempo para pararme a leer un libro o jugar a la consola. Adem¨¢s, he descubierto el placer de cocinar y comer con calma¡±, se?ala. Su pareja sale a pasear al perro y las compras las hacen por Internet. ¡°He tomado la decisi¨®n de no salir por respeto a mis amigos sanitarios. No tengo miedo, sino responsabilidad. Mucha gente es irresponsable y habr¨¢ rebrotes. No tendr¨¦ problema en salir cuando las cosas se empiecen a tranquilizar¡±, apunta.
A la escritora Mar¨ªa Zaragoza, en cambio, siempre le apetece estar en su hogar, por lo que esta situaci¨®n no se le ha hecho dif¨ªcil. ¡°Suelo viajar mucho y siempre echo de menos mi casa. El par¨®n del confinamiento me ha venido muy bien para corregir una novela. La gente a la que nos gusta estar en casa creo que lo hemos llevado mejor. Solo he salido a tirar la basura y al supermercado¡±, dice esta manchega de 37 a?os. Por ahora, ha optado seguir en casa en Castilleja de Guzm¨¢n (Sevilla) y no recuperar su vida social ni quedar con amigos. ¡°Echo de menos ver a mi familia, antes viajaba una vez al mes a Campo de Criptana [Ciudad Real] para verlos. Pero no me apetece meterme en un tren con la mascarilla y sin distancia con otros viajeros¡±, se?ala.
El granadino David Mart¨ªn ha tenido el mismo problema. ¡°He comprado dos veces un billete para ir a visitar a mis padres a Granada y al final he tenido que anularlos porque no me ve¨ªa capaz. Me da miedo contagiarlos¡±, explica. ¡°Dej¨¦ de ver los informativos para ver si mi mentalidad cambiaba, pero no me ha dado resultado. El otro d¨ªa vi que hay otros 200 contagiados y eso me vuelve a retraer¡±, contin¨²a. Sigue esperando que pase algo que no sabe definir para volver a su vida de antes. ¡°Espero que entonces pueda salir sin ning¨²n problema¡±.
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