Venezuela enfrenta la pandemia sin datos y sin agua
Las precarias condiciones de acceso a servicios m¨ªnimos de salud e higiene hacen a¨²n menos cre¨ªbles unos datos oficiales que son de por s¨ª dudosos
La imagen que m¨¢s ha contribuido a transmitir una dimensi¨®n de la crisis que sufre Venezuela es la del deterioro del sistema de salud. La sanidad, al igual que el resto de servicios p¨²blicos, lleva a?os al borde del colapso. Nunca lleg¨® a venirse abajo del todo y las ayudas de los aliados de Nicol¨¢s Maduro como la cooperaci¨®n cubana permitieron al r¨¦gimen chavista mantener una especie de ilusi¨®n ¨®ptica. Los hospitales est¨¢n abiertos y no han dejado de recibir pacientes, pero al mismo tiempo todos los centros est¨¢n asfixiados por la falta de personal y la escasez c¨ªclica de medicamentos. La emergencia de la covid-19 ha quebrado esa percepci¨®n. El Gobierno cerr¨® las fronteras en marzo y aplic¨® dr¨¢sticas medidas de confinamiento, que a¨²n no han sido levantadas, pero se ci?¨® al ¨²nico terreno en el que ten¨ªa margen de acci¨®n, el relacionado con la seguridad y el control social. Ni la detecci¨®n de los casos ni la administraci¨®n de las cl¨ªnicas permiten confiar en lo m¨¢s importante: la evoluci¨®n de la pandemia y la capacidad de respuesta.
Si hay dos herramientas imprescindibles para enfrentar una epidemia de r¨¢pido contagio, son los datos y el agua. Los primeros te permiten hacer un seguimiento, as¨ª sea imperfecto, a los brotes que van surgiendo en tu territorio, de manera que puedas actuar para controlarlos. La segunda posibilita que tu poblaci¨®n se lave las manos de manera frecuente para cortar la cadena de transmisi¨®n, empezando por el personal sanitario y otros trabajadores de primera necesidad.
Venezuela no cuenta con ninguno de estos dos instrumentos y los casos oficiales, que seg¨²n las autoridades son m¨¢s de 33.000 con menos de 300 muertes, representan para los expertos -que en su mayor¨ªa est¨¢n vinculados a la oposici¨®n liderada por Juan Guaid¨®- solo la punta del iceberg de la emergencia sanitaria.
Tres razones para no confiar en los datos
El coronavirus se ha sumado a una grav¨ªsima crisis estructural. Durante las primeras semanas de la pandemia, Maduro tuvo que pedir ayuda a Ir¨¢n porque el pa¨ªs se qued¨® sin gasolina pese a tener las mayores reservas petroleras del mundo. La cuarentena ha profundizado la agon¨ªa de millones de personas que, pese a tener un trabajo formal, incluso un empleo p¨²blico, necesitan salir de casa porque su salario no alcanza los cuatro d¨®lares mensuales y su sustento depende de actividades informales. El Gobierno estableci¨® finalmente un sistema de aislamiento alterno y despleg¨® a las fuerzas de seguridad en busca de una soluci¨®n cuya eficacia ha sido duramente criticada por la oposici¨®n. ¡°No es con el FAES [las fuerzas especiales de la Polic¨ªa], con el Sebin [el servicio de inteligencia], con improvisaciones que se van a salvar las vidas de los venezolanos¡±, afirm¨® Jos¨¦ Manuel Olivares, m¨¦dico y diputado designado por Guaid¨® como responsable del seguimiento de la emergencia.
Aunque los datos oficiales muestran un aumento exponencial n¨ªtido, las cifras agregadas indicar¨ªan una incidencia del virus notablemente por debajo de la media latinoamericana: apenas un 0,07% de la poblaci¨®n se habr¨ªa contagiado. Hay al menos tres indicios para sospechar de su concordancia con la realidad.
1. Falta de pruebas diagn¨®sticas fiables
Venezuela no tiene la suficiente capacidad como para seguirle el ritmo a la epidemia. De hecho, el Gobierno prohibi¨® a los laboratorios privados y a las universidades realizar pruebas: hasta finales de julio, solo hab¨ªa un centro de Caracas autorizado para realizar pruebas, el Instituto Nacional de Higiene. Despu¨¦s se sum¨® el Instituto Venezolano de Investigaciones Cient¨ªficas. En cualquier caso, insuficientes, sobre todo para analizar las muestras que llegan del interior del pa¨ªs.
El pasado 2 de agosto, la vicepresidenta ejecutiva, Delcy, Rodr¨ªguez afirm¨® que se hab¨ªan realizado 1,5 millones de pruebas, lo que situar¨ªa a Venezuela por encima de pa¨ªses como M¨¦xico o incluso la vecina Colombia. Pero la mayor¨ªa no son tests de tipo molecular (PCR), que son las que ofrecen una mayor precisi¨®n con respecto a infecciones activa. As¨ª que esta cifra no es realmente comparable con el resto. La ¨²ltima disponible de PCR indicaba que a a 22 de mayo se hab¨ªan hecho 16.577, seg¨²n un informe del cap¨ªtulo venezolano la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios. Para esa fecha, las pruebas totales se situaban algo por debajo de 700.000: apenas un poco m¨¢s del 2% son PCR.
A efectos comparativos: en esos mismos momentos, Colombia acumulaba 4,4 PCR por cada 1.000 habitantes, y Argentina se situaba en el entorno de las 2,5. El ratio para Venezuela estaba por debajo de 0,6.
2. Muy pocas muertes confirmadas
Cuando ten¨ªa 20.000 casos confirmados por las autoridades, Venezuela contabilizaba menos de doscientas muertes. Estudios agregados como este demuestran que la letalidad sobre el total de infectados del virus est¨¢ entre el 0,5% y el 1%, dependiendo de las condiciones y la estructura demogr¨¢fica de cada pa¨ªs. La simple divisi¨®n de 169 entre 19.433 se sit¨²a en esta banda. Es decir: si tomamos los datos oficiales como confiables, Venezuela ser¨ªa uno de los pocos pa¨ªses en el mundo entero que est¨¢ detectando casos y muertes de manera perfecta. Estar¨ªa a la par con Costa Rica o Paraguay, dos naciones latinoamericanas que se han destacado por su capacidad (por ahora) para manejar la epidemia. Los l¨ªmites de diagn¨®stico antes descritos hacen sospechar que no es as¨ª.
La simple observaci¨®n del n¨²mero de contagios entre las autoridades a?ade m¨¢s dudas. Hay una decena de altos funcionarios, en algunos casos muy pr¨®ximos a Maduro, que a principios de julio empezaron a anunciar que estaban infectados. Entre ellos, el ministro de Comunicaci¨®n, Jorge Rodr¨ªguez, el vicepresidente econ¨®mico, Tareck El Aissami, o Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y considerado como n¨²mero dos del chavismo. A ellos se suman casi 50 trabajadores de la televisora estatal. Y el pasado jueves falleci¨® Dar¨ªo Vivas, jefe de Gobierno de Caracas, una figura importante del r¨¦gimen.
Lo grave, adem¨¢s, es que a diferencia de lo que sucede en otros pa¨ªses, donde el sub-reporte de casos leves o asintom¨¢ticos es habitual por la dificultad inherente a su detecci¨®n (sin s¨ªntomas, o con apenas algo de tos o fiebre, es probable que un caso pase desapercibido hasta por el radar epidemiol¨®gico m¨¢s preciso), en Venezuela este ejercicio sugiere que el n¨²mero m¨¢s grande ser¨ªa de muertes. Es decir: si asumimos que por falta de pruebas el pa¨ªs tiene un problema de reporte de casos al menos igual o mayor al de sus vecinos, el baj¨ªsimo ratio entre muertes declaradas y casos oficialmente confirmados indica que el problema en las muertes es a¨²n mayor.
¡°Hist¨®ricamente, el r¨¦gimen de Maduro ha sido opaco con respecto a los datos sanitarios. Desde 2016 no hay datos epidemiol¨®gicos¡± y esto es particularmente acusado con los de muertes, indica Tamara Taraciuk, de Human Rights Watch (HRW). La organizaci¨®n ha documentado casos de m¨¦dicos amenazados para no incluir determinadas causas en los sistemas de defunci¨®n. Asimismo, la incapacidad de llegar al hospital o el no reporte de muertes es frecuente. ¡°Creemos que las cifras, las estad¨ªsticas que proporciona el Gobierno de Venezuela, las estad¨ªsticas de Maduro, son absolutamente absurdas¡±, manifest¨® ya en mayo Jos¨¦ Miguel Vivanco, director para las Am¨¦ricas de HRW.
Kathleen Page, profesora en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y colaboradora de HRW, a?ade un aspecto definitorio de la construcci¨®n de datos epidemiol¨®gicos en el pa¨ªs: el Gobierno condiciona la confirmaci¨®n de muerte por covid a que se le haya practicado la prueba PCR a la persona afectada, algo que sucede en muy pocas ocasiones por la ya referida falta de capacidad. En consecuencia, es pr¨¢cticamente imposible que el n¨²mero de muertes confirmadas refleje la realidad del contagio.
3. Casos concentrados en la frontera
El mapa de casos confirmados por las autoridades venezolanas sit¨²a en estados de la frontera la mayor cantidad de casos
Es cierto que las condiciones probablemente jueguen un papel en esta distribuci¨®n: Zulia es el estado que m¨¢s sufre cortes de agua y electricidad. EL PA?S visit¨® hace un a?o el mercado de Las Pulgas de Maracaibo, hoy clausurado, donde se vend¨ªa carne podrida y se utilizaba el agua del lago, con altos ¨ªndices de contaminaci¨®n, para la limpieza. Ese lugar, epicentro de la venta ilegal de medicamentos y tr¨¢fico de divisas, fue identificado como uno de los primeros focos del pa¨ªs. Sin embargo, el mayor problema est¨¢ probablemente no en la importaci¨®n de casos (seg¨²n datos del Ministerio de Salud de Colombia, la incidencia entre la poblaci¨®n migrante venezolana en el pa¨ªs no es mayor al 2,5% a 21 de julio), sino en la gesti¨®n del retorno migratorio por parte de las autoridades venezolanas. Existe un protocolo establecido que, en teor¨ªa, comienza por hacer un test r¨¢pido de ant¨ªgeno que, como se destac¨® arriba, tiene alta probabilidad de dar un falso negativo. A continuaci¨®n, los migrantes entran en un ¡°centro de cuarentena¡±, conocidos como Punto de Atenci¨®n Social Integral (PASI), en el que la probabilidad de hacinamiento es considerable.
Se trata de escuelas, locales p¨²blicos, hoteles o polideportivos en los que retornados duermen a menudo en colchonetas sin apenas protocolos de seguridad. La ONG Provea recibi¨® varias denuncias desde mayo relacionadas con falta de atenci¨®n, comida, higiene y tambi¨¦n sobre algunos casos de fuga. En el estado fronterizo de Apure, los migrantes, por ejemplo, fueron confinados ¡°sin cumplir con las condiciones m¨ªnimas para el ser humano¡±.
Es decir: se introduce en un espacio que no respeta condiciones epidemiol¨®gicas ni humanitarias m¨ªnimas a decenas, cientos de personas. ¡°En cuartos hacinados permanecen personas que han dado quiz¨¢s un falso negativo¡±, destaca Taraciuk. Por ejemplo, bastar¨ªa con un solo portador asintom¨¢tico no confirmado para que, en las condiciones descritas, el protocolo de cuarentena se transformase en realidad en un vector de contagio con impacto en la regi¨®n.
La profesora Page explica que no podemos estar seguros de si estos n¨²meros se deben o no a un sesgo en los tests. Es posible que una mayor¨ªa de casos se est¨¦ concentrando realmente en la frontera, pero de ser as¨ª las propias medidas epidemiol¨®gicamente contraproducentes del gobierno estar¨ªan foment¨¢ndolo. Pero es igualmente posible que se trate de un puro sesgo de mayor incidencia del testeo, alineado con el discurso pol¨ªtico.
Sin agua, ni otros medios b¨¢sicos
Las dificultades para lidiar con la epidemia en Venezuela superan con mucho las restricciones del propio Gobierno. Algo tan b¨¢sico como el acceso a un servicio constante y confiable de agua, que permite las acciones de higiene m¨¢s b¨¢sicas (empezando por el lavado de manos constante que recomienda la OMS), ya no es un elemento en el que pueda confiar la poblaci¨®n. Tampoco la urbana, m¨¢s expuesta al contagio por condiciones de densidad y hacinamiento.
La incidenciadel problema var¨ªa en el territorio venezolano, aunque no deja de ser intensa en ninguna de las grandes ciudades del pa¨ªs.
La confrontaci¨®n a cuenta de la gesti¨®n de la pandemia que se da entre el chavismo por una parte y por otra la oposici¨®n y las organizaciones internacionales se ha insertado en la enorme brecha pol¨ªtica del pa¨ªs. Es decir, el coronavirus se ha convertido en un elemento m¨¢s de tensi¨®n y a eso se aferra el Gobierno para tratar de refutar las denuncias sobre falta de datos y transparencia. Sin embargo, las autoridades no han ofrecido argumentos para demostrar lo contrario y la precariedad las llev¨® incluso a pactar un protocolo con las Asamblea Nacional, controlada por Guaid¨®, para recibir ayudas de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud y de Naciones Unidas. ¡°Hoy ocurre lo que dijo nuestra Academia de Ciencias y Matem¨¢ticas hace m¨¢s de cuatro meses. A pesar de la manipulaci¨®n del sub-registro del 60%, de c¨®mo Nicol¨¢s Maduro manipula las cifras de fallecidos y de casos, hoy estalla una verdad que dijera la academia hace cuatro meses, y la respuesta fue persecuci¨®n y c¨¢rcel y amenaza para la ciencia y los acad¨¦micos¡±, carg¨® Olivares la semana pasada. En cualquier caso, el problema de origen sigue intacto: Venezuela no est¨¢ en condiciones de hacer frente a una emergencia sanitaria de esta magnitud.
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