Solo recordaremos su nombre
Pese a sumar millones de muertos, otras enfermedades del pasado han desaparecido de la memoria colectiva
Cuando investigaba para escribir El jinete p¨¢lido, mi libro sobre la pandemia de gripe de 1918, cada poco tiempo ten¨ªa que pellizcarme metaf¨®ricamente. ?De verdad hab¨ªan desaparecido, al menos, 50 millones de personas en todo el mundo, tal como me dec¨ªan los cient¨ªficos e historiadores? ?Y d¨®nde estaban los homenajes a su memoria? ?D¨®nde estaban los paneg¨ªricos? ?Las novelas y las obras de teatro que hablaran de su paso por esta tierra? ?Por qu¨¦, en lugar de gritar sus nombres desde los tejados, casi todos los supervivientes callaron su p¨¦rdida, como si no quisieran o no pudieran encontrar las palabras para transmitirla a la posteridad?
Especial: Un mill¨®n de muertos
Ahora que estamos a punto de alcanzar el macabro hito de un mill¨®n de fallecimientos confirmados por covid-19 en todo el planeta, surge la pregunta de c¨®mo se recordar¨¢ esta pandemia en el futuro, si es que se recuerda. Por m¨¢s que ahora nos parezca impensable, la lecci¨®n que nos ense?a la historia es que caer¨¢ en el olvido, y muy pronto. Pocos de los que est¨¢n hoy vivos recuerdan dos pandemias anteriores ¡ªla llamada gripe de Hong-Kong de 1968, que mat¨® aproximadamente a un mill¨®n de personas, y la gripe asi¨¢tica de 1957, que caus¨® entre el doble y el cu¨¢druple de muertes¡ª o, si lo hacen, se guardan sus recuerdos para s¨ª mismos. Y eso que son dos pandemias que est¨¢n todav¨ªa, por usar una expresi¨®n pintoresca, ¡°en la memoria reciente¡±.
?Ser¨¢ diferente esta pandemia? La experta alemana en memoria Astrid Erll sugiri¨® recientemente esa posibilidad al destacar que la covid-19 tiene un rasgo importante del que careci¨® la gripe de 1918: un archivo que est¨¢ cre¨¢ndose de manera consciente, mientras la enfermedad contin¨²a moldeando nuestro presente. En este mundo hiperconectado, es posible, si se desea, examinar los datos sobre infecciones y muertes en todo el planeta casi al momento. El constante aluvi¨®n de noticias digitales y comentarios en las redes sociales mantiene la enfermedad en el primer plano de nuestra conciencia y nos proporciona la sensaci¨®n de lo que Erll llama el ¡°car¨¢cter planetario¡± de nuestro Estado. ¡°Es la primera pandemia que estamos viendo a trav¨¦s de Internet¡±, escribe, ¡°una aut¨¦ntica prueba para la construcci¨®n de la memoria mundial en el nuevo entorno medi¨¢tico¡±.
Gracias a este archivo en construcci¨®n, al que se a?aden los diarios de la pandemia que se ha puesto de moda escribir, la covid-19 puede acabar siendo la experiencia que defina a esta generaci¨®n. Los investigadores de la memoria hablan de un fen¨®meno denominado ¡°bulto de reminiscencia¡±, que consiste en que las personas est¨¢n m¨¢s marcadas por los acontecimientos ocurridos en la adolescencia o en la primera edad adulta. En una encuesta de 2016, el Pew Research Center de Washington descubri¨® que, para los estadounidenses de la generaci¨®n del baby boom, los momentos hist¨®ricos que defin¨ªan sus vidas eran el asesinato de John F. Kennedy y la Guerra de Vietnam, mientras que, para los nacidos despu¨¦s de 1965, eran los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la elecci¨®n del presidente Barack Obama. Es posible que, para quienes nacieron despu¨¦s de 1980, esta pandemia eclipse esos acontecimientos.
No obstante, algunos hechos hist¨®ricos son m¨¢s memorables que otros. A estas alturas es dif¨ªcil saber durante cu¨¢nto tiempo y con cu¨¢nta intensidad recordar¨¢n los j¨®venes adultos de hoy la covid-19. Adem¨¢s, ?qu¨¦ recordar¨¢n exactamente? La construcci¨®n de la memoria colectiva y la redacci¨®n de la historia se basan siempre en un tira y afloja. De ah¨ª las disputas entre el presidente Donald Trump y el Gobierno chino sobre si calificar el SARS-Cov-2 ¡ªel virus causante de la covid-19¡ª de virus ¡°chino¡± o ¡°estadounidense¡±. A los observadores esa pelea puede parecerles absurda y mezquina, adem¨¢s de una manipulaci¨®n de los conocimientos cient¨ªficos disponibles. Pero los pol¨ªticos saben que la etiqueta puede ser lo ¨²nico que recuerden las generaciones futuras sobre la pandemia y que, por tanto, influir¨¢ en los futuros acuerdos pol¨ªticos. El precedente hist¨®rico m¨¢s obvio es la mal llamada gripe espa?ola, la pandemia de 1918, solo porque Espa?a, que era neutral en la guerra y no ten¨ªa censura de prensa, fue el primer pa¨ªs europeo que notific¨® casos.
A corto y medio plazo, no solo hay que acordar un nombre. ?Recordar¨¢n los j¨®venes el agua limpia de los canales de Venecia, los cielos azules sobre Pek¨ªn y los debates sobre el hecho de que nuestra forma de utilizar la tierra ¡ªla agricultura industrial, la destrucci¨®n de los bosques¡ª ha acelerado la aparici¨®n de pat¨®genos nuevos? ?Se mezclar¨¢n sus ideas sobre la pandemia con sus ideas sobre el cambio clim¨¢tico para fomentar una nueva solidaridad internacional sobre estas cuestiones? ?O se obsesionar¨¢n con las privaciones del confinamiento, que han evocado para tantos los reg¨ªmenes totalitarios del pasado, la esclavitud y el racismo?
Es inevitable que la pandemia signifique cosas diferentes para distintas personas, y la manera de adquirir esos significados pone al descubierto la din¨¢mica extra?a y no lineal de la conciencia hist¨®rica. Sin recuerdos firmes de las pandemias anteriores, nos cuesta imaginar los recuerdos futuros. Pero, cuando estalla una nueva pandemia, revive nuestro inter¨¦s por las del pasado y hace que adquieran un sentido nuevo. Las barreras entre ¨¦pocas diferentes se eliminan durante un tiempo y, como dice Erll, unos procesos que se produjeron en periodos muy anteriores del antropoceno ¡ªla revoluci¨®n agraria, hace 12.000 a?os, y la revoluci¨®n industrial, hace 250 a?os¡ª vuelven para atormentarnos en nuestro presente cada vez m¨¢s acelerado.
Como m¨ªnimo, pues, ese hito inminente de un mill¨®n de muertes por covid-19 nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestro sitio en este planeta y nuestra relaci¨®n con la humanidad pasada y futura, antes de que el tiempo y la memoria pasen de nuevo a otra cosa y esta experiencia trascendental se quede reducida a un mero nombre seguramente enga?oso.
Laura Spinney (Yorkshire, Reino Unido, 1971) es escritora y periodista, autora de El jinete p¨¢lido. 1918: La epidemia que cambi¨® el mundo (Cr¨ªtica)
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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