Johnson ignor¨® la petici¨®n de sus expertos cient¨ªficos de endurecer el confinamiento
La oposici¨®n laborista exige un confinamiento temporal de todo el pa¨ªs
El clima de desconfianza entre Boris Johnson y el equipo de expertos cient¨ªficos que le asesora en la pandemia se ha revelado en toda su crudeza. Apenas una hora despu¨¦s de que el primer ministro brit¨¢nico anunciara un nuevo sistema de triple alerta para controlar regionalmente el virus, el Grupo Asesor Cient¨ªfico para Emergencias (SAGE, en sus siglas en ingl¨¦s) public¨® las actas de su reuni¨®n del pasado 21 de septiembre, en las que advert¨ªan de que ¡°la incidencia de la covid-19 est¨¢ aumentando por todo el pa¨ªs y entre todos los grupos de edad¡±. Con los ¨²ltimos datos que manejaban, ¡°las nuevas infecciones podr¨ªan estar duplic¨¢ndose cada semana¡±. Johnson present¨® las nuevas restricciones, que entran en vigor este mi¨¦rcoles, como un mal necesario para frenar la pandemia. Los medios brit¨¢nicos definieron las medidas como ¡°draconianas¡±, y muchos alcaldes y diputados del norte de Inglaterra han amenazado con rebelarse ante lo que consideran un agravio comparativo. La realidad es que, hasta ahora, el ¨²nico agravamiento de la situaci¨®n lo sufren la ciudad de Liverpool y sus alrededores, donde se ha impuesto el cierre de bares, pubs, gimnasios y casas de apuestas, o la reuni¨®n en interiores de personas de dos domicilios distintos.
El SAGE, sin embargo, propon¨ªa al Gobierno ir mucho m¨¢s all¨¢, para contener el avance desbocado del virus. Pon¨ªa sobre la mesa la idea de un ¡°confinamiento-cortocircuito¡±, de dos semanas de duraci¨®n, y suger¨ªa que se pusiera en pr¨¢ctica de inmediato. Para que resultara eficaz, indicaban, deber¨ªa prohibirse en todo el pa¨ªs ¡°todo contacto en interiores con miembros de otra vivienda¡±; el cierre de bares, restaurantes, caf¨¦s, gimnasios y comercios de atenci¨®n personal (es decir, peluquer¨ªas); todas las clases universitarias deber¨ªan impartirse online; y, finalmente, la recomendaci¨®n a todas las empresas de que mantuvieran el teletrabajo de sus empleados.
Johnson, aterrado ante la posibilidad de una estocada definitiva a la econom¨ªa del pa¨ªs, solo acept¨® una de esas recomendaciones. En contra del consejo dado por el Gobierno desde principios de agosto de que las personas regresaran a las f¨¢bricas y oficinas, Downing Street volvi¨® a sugerir que se trabajara desde casa siempre que fuera posible. El resto de medidas son un confuso laberinto de horarios, prohibiciones y excepciones, aplicadas de modo diferente en distintas zonas del pa¨ªs, que han irritado a los pol¨ªticos y suscitado el escepticismo de los expertos sobre su posible eficacia. La demostraci¨®n ven¨ªa del propio m¨¦dico jefe del Gobierno, Chris Whitty. Compareci¨® en rueda de prensa junto a Johnson a ¨²ltima hora del lunes, y fue incapaz de respaldar por completo la eficacia del sistema triple de alerta que se acababa de anunciar. ¡°No tengo la confianza, ni creo que nadie la tenga, de que las medidas contempladas en el nivel tres de alerta [muy alto] sean suficientes para poder frenar el virus¡±, dijo Whitty. Aunque a?adi¨® a continuaci¨®n que las nuevas medidas contribuir¨ªan a hacer m¨¢s lento el avance de la segunda ola, sus palabras entraron en directa contradicci¨®n con las de Johnson, quien aseguraba que hab¨ªa logrado el delicado equilibrio necesario entre la necesidad de actuar con firmeza y evitar un nuevo hundimiento de la econom¨ªa.
El l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Keir Starmer, ha exigido al Gobierno este mismo martes que haga caso a las recomendaciones del SAGE e imponga un confinamiento nacional de dos semanas para intentar controlar el avance del virus. ¡°Ya no queda tiempo para otorgar al primer ministro el beneficio de la duda. El plan del Gobierno no est¨¢ funcionando¡±, ha dicho Starmer. ¡°Necesitamos una alternativa. Por eso pido un confinamiento-cortocircuito de dos a tres semanas, como propone el SAGE. Un conjunto de restricciones claras y eficaces que logren rebajar de nuevo el ¨ªndice de transmisi¨®n [R] por debajo de uno¡±.
El ministro brit¨¢nico para las Administraciones Locales, Robert Jenrick, ha sido el primero de los hombres de Johnson en dar la cara para responder a la publicaci¨®n de las actas del SAGE. Ha asegurado que el Gobierno sigue haciendo caso de las recomendaciones de los cient¨ªficos, pero ¡°ha tenido que tomar una decisi¨®n equilibrada¡±. ¡°El primer ministro ha puesto en la balanza el deber de proteger la vida de las personas y la fortaleza del Servicio Nacional de Salud, junto a la necesidad de dar prioridad a las cosas que m¨¢s importan a la sociedad, como la educaci¨®n o el intento del menor n¨²mero de personas pierdan su puesto de trabajo¡±, ha dicho.
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