Ourense, aislada, paralizada y contagiada
Las severas medidas restrictivas que proh¨ªben a los no convivientes compartir espacio p¨²blico frenan la econom¨ªa, pero no doblegan al virus
Isa y Tina quedan desde hace a?os a diario al salir de trabajar para tomar unas ca?as. Pese a la bajada de la temperatura, su cita es ahora en una terraza en donde ocupan mesas contiguas. Como ellas, algunos clientes se sientan tambi¨¦n de uno en uno en los veladores y en no pocos casos se giran para hablar entre s¨ª mientras toman su consumici¨®n a m¨¢s de un metro de distancia. No hay grupos; a lo sumo, alguna pareja. Poca gente. As¨ª es la foto fija de la capital orensana (105.000 habitantes) y del municipio colindante de Barbad¨¢s (11.000) desde el pasado 3 de octubre, fecha en la que la Xunta prohibi¨® las reuniones entre no convivientes. La tercera ciudad gallega en poblaci¨®n registraba una tasa de contagio que entonces triplicaba la media auton¨®mica de 47,56 por cada 100.000 habitantes. Dos semanas despu¨¦s las restricciones son a¨²n m¨¢s r¨ªgidas y la contenci¨®n del virus, leve. La Xunta promueve ahora test serol¨®gicos en las farmacias.
Transcurrida una semana desde aquella primera contenci¨®n de la vida social, la Xunta orden¨® adem¨¢s el cierre perimetral de Ourense y el de Barbad¨¢s, zona residencial de la ciudad. Desde entonces solo se puede entrar o salir por motivos sanitarios, laborales, educativos o asistenciales justificados.
Junto a ello, el Gobierno gallego prohibi¨® servir en el interior de bares y cafeter¨ªas y limit¨® la atenci¨®n en las terrazas a la mitad de mesas y a compartirlas solo con convivientes, en grupos de cinco como m¨¢ximo. S¨ª autoriz¨® el consumo en el interior de los restaurantes, aunque solo para convivientes y en el mismo n¨²mero m¨¢ximo de cinco personas por mesa.
El confinamiento ha provocado una desaz¨®n generalizada. A sus 79 a?os, Lidia N¨²?ez reconoce que las restricciones de esta segunda ola est¨¢n acabando con ella. Vive en el mismo edificio que su hija; las separa solo una planta pero no puede acercarse ni a ella ni a sus nietos adolescentes. ¡°Perd¨ª todas las ilusiones. Todo me da igual. Salgo a dar una vuelta para mover las piernas pero no me arreglo, as¨ª que no quiero encontrarme con nadie: no voy a la peluquer¨ªa ni a misa¡±, explica resignada.
Isa y Tina se resisten a renunciar por completo a ¡°un m¨ªnimo de vida social sin la cual enloquecer¨ªamos¡±, afirman. Y puntualizan que adem¨¢s quieren apoyar a sus ¡°bares de cabecera" en momentos de dificultad. Por eso mantienen el h¨¢bito de la ca?a ¡°aunque sea a m¨¢s de un metro de distancia, abrigadas y cumpliendo con las normas y con el sentido com¨²n¡±, afirman.
Frente a la aparente resignaci¨®n vecinal, los hosteleros no dejan de mostrar su malestar en las concentraciones y caceroladas que organizan. ¡°Se nos se?ala como culpables mientras se nos ahoga. Ya no podemos m¨¢s¡±, repiten. De la desesperaci¨®n del gremio da cuenta el cartel de ¡°Se vende¡± con la coletilla de ¡°Raz¨®n: Xunta¡± que cuelga en numerosos bares de la ciudad, fundamentalmente, los que carecen de terraza, que mantienen la persiana bajada. Alex Castro, portavoz de la Asociaci¨®n de Hosteler¨ªa y Restauraci¨®n de Ourense (Ahrou), calcula que han sucumbido en esta ola m¨¢s de 50 bares del cerca del millar que hay en la ciudad. El resto sobrevive ¡°perdiendo dinero¡±.
¡°No tiene sentido que se pueda ir a comer al interior de un restaurante pero no a desayunar al interior de un bar¡±, protesta Castro. Y a?ade que aunque el suyo sea el sector m¨¢s afectado de una forma directa, su situaci¨®n "est¨¢ frenando ya la rueda econ¨®mica de la ciudad porque si dejamos de comprar queso o vino otros dejan de venderlo¡±.
Lo mismo ha pensado el alcalde de la ciudad, Gonzalo P¨¦rez J¨¢come. Con la ciudad a medio gas y casi fantasmal desde hace 15 d¨ªas, el Ayuntamiento ha anunciado el reparto de bonos por importe de 50 euros a cada empadronado para que los gasten en la hosteler¨ªa y el comercio local. Los hosteleros agradecen la medida aunque creen que no estimular¨¢ la actividad econ¨®mica si se mantiene la restricci¨®n en los bares.
¡°La gente est¨¢ desconcertada¡±, sostiene Castro. Cuenta que tiene dos clientas que viajan diariamente en el mismo coche desde Ver¨ªn a Ourense durante 45 minutos para dar clases en un instituto y le preguntan si pueden sentarse en la misma mesa de la terraza para tomar el caf¨¦. "La verdad, no s¨¦ qu¨¦ contestarles¡±, reconoce.
Con la leve mejor¨ªa de los datos en los ¨²ltimos d¨ªas, el gremio cruza los dedos para que la Xunta les permita abrir en el interior. "De no ser as¨ª, en cuanto empiece a llover, y va a ser ya, nos quedaremos en casa¡±, afirma. No obstante, el Gobierno gallego insiste en mantener las medidas restrictivas. ¡°Son las adecuadas¡±, afirma la directora general de Salud P¨²blica, Carmen Dur¨¢n, destacando que la tasa a siete d¨ªas por 100.000 habitantes se sit¨²a en 196 casos y en 455 a 14 d¨ªas. Datos, precisa, ¡°bastante parecidos¡± a los de la semana pasada, pero ¡°con cierta tendencia a mejorar¡±.
Ante la peque?a mejor¨ªa producida pese a las estrictas restricciones, la Xunta apuesta ahora por otra medida: anima a los vecinos de Ourense y de los municipios m¨¢s afectados a realizarse test serol¨®gicos en las farmacias durante la pr¨®xima semana como primer cribado para frenar la evoluci¨®n del virus que, reconoce, ¡°pone en peligro la actividad econ¨®mica¡±.
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