El pulso laboral sin fin en las residencias de ancianos de San Sebasti¨¢n
Los familiares de los internos se concentran este martes frente a la Diputaci¨®n para pedir soluciones a una huelga que se alarga ya 200 d¨ªas
El culebr¨®n de las residencias de ancianos donostiarras es m¨¢s largo que los de la revista del coraz¨®n con la que Victoria Y¨¢nez, de 94 a?os, se tapa el regazo sobre su silla de ruedas. Ella ya no se entera muy bien del asunto, pero s¨ª su hijo, Francisco Javier Ca?ada, de 60 a?os. Ca?ada explica que la huelga que mantienen los profesionales del sindicato mayoritario ELA (un 60,4% de los delegados sindicales) repercute en los cuidados. ¡°Tardan m¨¢s en atender, en darles de comer o limpiarlos¡ y se nota¡±, explica mientras ambos toman el sol. Los familiares de los internos se concentran este martes frente a la Diputaci¨®n para pedir soluciones en este conflicto.
El causante de estos m¨¢s de 200 d¨ªas de huelga, ininterrumpida desde el 11 de noviembre e iniciada con parones desde septiembre de 2018, es el desencuentro entre los sindicatos, la patronal y la Diputaci¨®n. Los unos reclaman mejoras en las condiciones y m¨¢s contrataciones; los otros no ceden. Mientras tanto, las personas mayores sufren una peor atenci¨®n y sus familiares siguen pagando, como los 980 euros que desembolsa al mes Ca?ada por tener a Victoria en el centro.
Los elevados servicios m¨ªnimos ¡ªentre el 80% y el 90%¡ª establecidos por la patronal, conformada por los grupos Adegi, Matia 2020, Lares y Garen, han enervado a los sindicatos, donde adem¨¢s de ELA tienen representatividad LAB, UGT y CCOO. Dos trabajadores de un centro gerontol¨®gico, que piden anonimato, explican los empleados del sector han logrado que los efectos de las ausencias no sean evidentes, pero que la exigencia a?adida que sufre el personal implica un peor rendimiento por el aumento del estr¨¦s para cubrir turnos y conseguir que el trabajo salga adelante. Apenas es mediod¨ªa y ambos ya aparentan cansancio antes de volver a sus obligaciones en una sala de lavander¨ªa y mantenimiento del edificio.La versi¨®n cambia al preguntar en las direcciones y personal administrativo de varias residencias, quienes admiten las ausencias pero rechazan que perjudiquen a los usuarios.
Xabier Pierrugues, presidente de la asociaci¨®n Gipuzkoako Senideak, que engloba a los familiares de los ancianos de los centros, subraya que los peores momentos llegan a la hora de comer. ¡°Algunos son dependientes y tardan mucho, as¨ª que se estresan si les meten prisa¡±, explica. Asimismo, indica, no siempre hay alguien que pueda acompa?arlos al ba?o y se les pide que hagan sus necesidades en el pa?al. Este martes se concentrar¨¢n frente a la Diputaci¨®n para pedir soluciones en este conflicto.
Este afectado comprende a los trabajadores que han detenido su actividad y pide que se mejoren sus condiciones. El conflicto dura ya unos tres a?os, pues los implicados no han sido capaces de acordar un convenio colectivo que satisfaga a todas las partes. Txomin Lasa, responsable de ELA en este tema, carga contra la oferta de la patronal y afirma que todo seguir¨¢ igual si las mesas de negociaci¨®n, fallidas hasta el momento, no les plantean condiciones mejoradas y retroactivas para 2017 y 2018, cuando comenz¨® la disputa, e incrementar las ratios de profesionales por interno. ¡°La oferta es un mensaje de que no hay voluntad de avanzar¡±, sostiene.
ELA demanda un incremento salarial para 2017 y 2018 que incluya el IPC m¨¢s tres puntos, adem¨¢s de pluses como 42 euros trimestrales por antig¨¹edad para aplicarse inmediatamente o 45 euros por festivos. La patronal de estos centros de la tercera edad, que la Diputaci¨®n mantiene en r¨¦gimen de concierto, solo contempla esas cifras para 2022.
Ane Sarriegi, delegada del sindicato LAB, anuncia que su grupo ir¨¢ tambi¨¦n a la huelga despu¨¦s de una ¡°propuesta para hacer da?o¡± emitida por la patronal, que no incluy¨® ese reembolso retroactivo tantas veces exigido. Sarriegi reclama un convenio provincial ¡°que no existe desde 2008¡± y aboga por ¡°movilizaciones conjuntas¡± junto a CC OO y ELA, si bien critica que estos ¨²ltimos no les hayan respondido una vez Comisiones apoyara la iniciativa. Los huelguistas de ELA, que se reivindica como contrapoder desde mayor¨ªa sindical en Euskadi y con cuotas elevadas, disponen de una potente caja de resistencia que en caso de huelgas largas financia a los trabajadores. Esto les da ventaja sobre otros sindicatos, que no pueden competir con esa estabilidad en caso de paros.
El pr¨®ximo mi¨¦rcoles se ha convocado otro encuentro, pero las posturas manifestadas por los implicados arrojan escasos visos de que la situaci¨®n se vaya a resolver. ELA ni asistir¨¢ por considerarlo ¡°parip¨¦¡±. Los familiares de los mayores, asegura Xabier Pierrugues, han solicitado a la Diputaci¨®n el reembolso de la cantidad proporcional al servicio de atenci¨®n no recibido. ¡°No ya por el dinero, sino para que las empresas encima no salgan ganando¡±, detalla. Otra opci¨®n que han barajado para mostrar su hartazgo es, directamente, dejar de pagar, aunque les frena entrar en ¡°l¨ªos y tribunales¡±.
La ma?ana permanece tranquila en una de las residencias de San Sebasti¨¢n donde los ancianos disfrutan de un sol inusual en invierno. Los d¨ªas pasan sin que nada cambie y sin que muchos se enteren de esta confrontaci¨®n laboral. Varios mayores charlan distendidamente en un sal¨®n con unos empleados. Eso s¨ª, que a nadie se le ocurra hacer tiempo dando de comer a las palomas. Lo tienen prohibido.
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