El guardi¨¢n de loros asesinado a tiros en Colombia
Gonzalo Cardona es el primer ambientalista al que quitan la vida en 2021 en este pa¨ªs, el lugar del mundo con m¨¢s muertes de defensores de la naturaleza
La primera vez que Gonzalo Cardona cont¨® cu¨¢ntos loros orejiamarillos hab¨ªa en Roncesvalles, en la cordillera central de Colombia, el c¨¢lculo le dio 81. Se estaban extinguiendo. Hab¨ªa que salvarlos y evitar que desaparecieran, como ocurri¨® en Ecuador, el pa¨ªs vecino que no pudo conservarlos. Era 1998 y Gonzalo, un campesino que apenas sab¨ªa leer, pero que le daba c¨¢tedra a cualquier investigador que llegara a la zona. Cardona se dedic¨® a proteger la especie desde aquel primer censo y se volvi¨® famoso en su pueblo por ser el guardi¨¢n del orejiamarillo. ¡°Ten¨ªa una inteligencia natural¡±, dice Alex Cortes, director de conservaci¨®n de la fundaci¨®n ProAves, en la que Gonzalo trabajaba como coordinador de la reserva Loros Andinos. Habla de su compa?ero un d¨ªa despu¨¦s de que encontraron su cuerpo con dos balazos en el pecho.
La ¨²ltima vez que Gonzalo cont¨® a los orejiamarillos fue en diciembre pasado: 2.895 anot¨® en su libreta. Su nombre es el primero en la lista de ambientalistas asesinados en 2021 en Colombia, el pa¨ªs del mundo donde se producen m¨¢s muertes violentas de defensores de la naturaleza, seg¨²n la organizaci¨®n Global Witness. El ¨²ltimo reporte se?ala 64 v¨ªctimas en un a?o.
No hay culpables porque poco se investiga, pero en donde encontraron el cuerpo de Gonzalo, en el camino que conduce de un peque?o pueblo, Barrag¨¢n, hacia el suyo, Roncesvalles, todos saben que despu¨¦s de las seis de la tarde nadie se puede asomar. Hay hombres armados a quienes les incomoda que alguien m¨¢s est¨¦ por ah¨ª, que escuche o que vea algo. Cortes recuerda que alguna vez, haci¨¦ndole seguimiento a los loros, ten¨ªan apuntado en una hoja un n¨²mero de especies y hacia d¨®nde se dirig¨ªan: ¡°25 hacia el occidente¡±. El ej¨¦rcito los detuvo y los acus¨® de ser infiltrados de la guerrilla. ¡°Preguntaban que c¨®mo as¨ª, que qui¨¦nes eran esos 25¡±. No cre¨ªan ¡ªo se hac¨ªan los que no cre¨ªan¡ª que en una zona de ganader¨ªa pudiera existir gente cuya prioridad fuese proteger el medio ambiente.
¡°En este pa¨ªs parece que todos somos enemigos. As¨ª nos ven a quienes estamos en territorio¡±, reflexiona Cortes y enumera los asesinatos del a?o pasado: ¡°300 l¨ªderes sociales, m¨¢s de 60 guerrilleros que firmaron la paz, 64 ambientalistas¡±.
Todav¨ªa no se olvidan en Roncescalles las escenas vividas en el a?o 2000 cuando cerca de 200 hombres de las FARC tomaron el municipio y asesinaron a 14 personas. Los grupos armados no se han ido y no hay confianza en el ej¨¦rcito. ¡°Ac¨¢ nadie es testigo de nada. La gente tiene miedo¡±, dice. Cuenta que el ej¨¦rcito hab¨ªa estado acampando en el ¨¢rea y un d¨ªa antes de la desaparici¨®n del l¨ªder, se hab¨ªa movido de la zona.
Gonzalo fue reportado como desaparecido el 8 de enero, cuando regresaba a su pueblo despu¨¦s de unos d¨ªas de descanso. Iba en moto por una trocha que hab¨ªa recorrido muchas veces. La fundaci¨®n a la que pertenec¨ªa y otras asociaciones publicaron su foto en medios locales alertando sobre su desaparici¨®n. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, la familia del ambientalista recibi¨® una llamada en la que le indicaban a la esposa el lugar en donde hab¨ªan dejado el cuerpo. ¡°No lo busquen m¨¢s¡±, le dijeron a la mujer. El cad¨¢ver lo encontraron en un hueco, con dos tiros en el pecho, tapado con palos y tierra.
¡°No tenemos ninguna esperanza de que se aclare el crimen ni de que se haga justicia. A ning¨²n Gobierno le ha interesado investigar. Lo ¨²nico que esperamos es que no nos sigan matando, pero es dif¨ªcil creerlo cuando algunos asesinatos se justifican y el presidente se refiere a las masacres como homicidios colectivos¡±. El a?o pasado la ONU document¨® 66 en 18 regiones del pa¨ªs.
Sobre el asesinato de Gonzalo Cardona, el presidente Iv¨¢n Duque no hizo ninguna menci¨®n. Quienes conocieron su trabajo dicen que habr¨¢ quien gracias a su ejemplo siga sus pasos y contin¨²e protegiendo al loro orejiamarillo, pero los defensores estar¨¢n, como han estado siempre, a su suerte. Sin nadie que los cuide y bajo un Gobierno que no se conmueve con sus muertes.
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