En la tierra prometida de los vacunados contra la covid
El corresponsal de EL PA?S en Jerusal¨¦n recibe la inoculaci¨®n contra el virus junto a otros periodistas extranjeros. Una tercera parte de los israel¨ªes han sido inyectados ya con la primera dosis de Pfizer
¡°Hola. Me llamo Heba¡±, se presenta con una sonrisa, jeringuilla en ristre, en el hospital Assaf Arofeh, al sur del ¨¢rea metropolitana de Tel Aviv. ¡°?Tiene alguna alergia?¡±, interroga con suavidad en la ajetreada sala de inyecciones mientras extrae una dosis del vial de Pfizer-BioNTech. Su nombre significa ¡°don divino¡± en ¨¢rabe. Como una de cada cuatro enfermeras del sistema de salud p¨²blico, es una israel¨ª de origen palestino. ¡°Si¨¦ntese aqu¨ª¡±. Prosigue su amable rutina. ¡°?Cu¨¢l es su brazo dominante, el derecho?¡±.
La llovizna empapaba al mediod¨ªa del pasado jueves la carpa de recepci¨®n del centro de vacunaciones del hospital. Sin dejar de mirar el m¨®vil, decenas de treinta?eros del Gush Dan, coraz¨®n urbano del Israel profundo, diestros en chutzp¨¢ o desfachatez, adelantaban posiciones en la cola ante los imp¨¢vidos periodistas extranjeros, reci¨¦n llegados de Jerusal¨¦n. Guardias con la sobrechaqueta negra de manga corta que uniforma ¡ªen el cercano aeropuerto Ben Gurion o en los puestos de control que jalonan Cisjordania¡ª a la seguridad privada observaban complacidos el descarado sorpasso. ¡°?Pasaporte? ?Autorizaci¨®n? ?De d¨®nde viene? ?Eh?¡±. Lo de costumbre.
¡ª¡°Me llamo Carlos, soy de Sefarad¡±.
¡ª¡°Desc¨²brase el hombro izquierdo¡±, solicita la enfermera Heba antes de inocular la primera inyecci¨®n contra la covid-19, que llega de su mano como un regalo del cielo.
M¨¢s de tres millones de israel¨ªes, una tercera parte de la poblaci¨®n, han recibido ya la primera dosis en poco m¨¢s de un mes de campa?a de vacunaci¨®n. De ellos, m¨¢s de la mitad (un 19%) han sido inoculados con la segunda y definitiva en una acelerada carrera sin parang¨®n global. El Estado jud¨ªo aspira a alcanzar una inmunidad de reba?o frente al coronavirus, mediante la vacunaci¨®n de m¨¢s de las dos terceras partes de todos sus residentes entre finales de marzo y el mes de mayo.
Se trata de un ¡°ensayo cl¨ªnico masivo¡±, en palabras del analista cient¨ªfico de EL PA?S Javier Sampedro, para ¡°saber si los vacunados, adem¨¢s de librarse de los s¨ªntomas m¨¢s graves de la covid, propagan menos el virus¡±. Un informe preliminar, a¨²n no revisado a fondo por expertos, difundido el viernes por el Ministerio de Sanidad apunta a que solo se han registrado 317 contagios por covid entre los primeros 715.427 israel¨ªes que recibieron las dos dosis de Pfizer: una tasa de infecci¨®n del 0,044%.
Nadie parec¨ªa sentirse como un conejillo de indias en el hospital Assaf Arofeh, donde los datos m¨¦dicos quedaron registrados para ser cedidos a la compa?¨ªa farmac¨¦utica fabricante. Los reclusos extranjeros en las c¨¢rceles de Israel, entre ellos m¨¢s de 4.000 palestinos, han comenzado a ser vacunados. Entre otros colectivos con residencia habitual, los periodistas internacionales tambi¨¦n han sido incluidos en la llamada Operaci¨®n Volver a Vivir del Ministerio de Sanidad, en aras de la inmunidad de grupo.
Las vacunaciones se desarrollan en medio del caos organizado que caracteriza la vida cotidiana en Israel. Colas que parecen interminables se agilizan en minutos. ¡°Rellene este formulario. Siga. Ahora registramos en el ordenador sus datos personales. Pase a la zona donde est¨¢ la enfermera. Ya est¨¢. Ah¨ª al fondo le dar¨¢n cita para la segunda dosis dentro de tres semanas. ?No tiene seguro sanitario local? No se preocupe, no hay que pagar nada. Recibir¨¢ un SMS con el n¨²mero de lote de fabricaci¨®n por si se produce una reacci¨®n adversa...¡±. Suena un mensaje entrante en el m¨®vil.
El sistema sanitario universal, gestionado a trav¨¦s de mutualidades sin ¨¢nimo de lucro; una base de datos inform¨¢tica de ¨²ltima generaci¨®n con el historial de cada paciente, y cierta disciplina castrense, que a muchos evoca los largos a?os de servicio militar obligatorio para hombres y mujeres, son algunas de las causas del ¨¦xito de la vacunaci¨®n en Israel. Haber pagado presumiblemente el doble que en la UE o EE UU por cada dosis y la cesi¨®n de los datos de millones de pacientes tambi¨¦n ha servido para que Pfizer-BioNTech se haya comprometido a suministrar 10 millones de dosis antes de fin de marzo, cuando est¨¢n convocadas unas elecciones legislativas cruciales para el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu. A estos env¨ªos se sumar¨¢n otros seis millones de la vacuna de Moderna y un n¨²mero indeterminado de las de AstraZeneca y otros laboratorios.
Israel puede estar a las puertas de acumular un excedente de vacunas. En los ¨²ltimos d¨ªas, la afluencia a los centros sanitarios ha comenzado a ralentizarse, a pesar que el Gobierno ha prorrogado hasta el viernes un confinamiento general que dura ya tres semanas y mantiene cerrado, al menos hasta el domingo, el aeropuerto Ben Gurion, puerta de entrada al pa¨ªs.
El ministro de Sanidad, Yuli Edelstein, ha reiterado que garantizar¨¢ primero el suministro para sus ciudadanos: ¡°Luego veremos si hay suficientes vacunas para compartir con nuestros vecinos m¨¢s pr¨®ximos. Que los palestinos se encuentren en una mala situaci¨®n (sanitaria) va en contra de nuestros intereses¡±. La Autoridad Palestina va a recibir 5.000 dosis de Moderna del Gobierno israel¨ª esta semana, seg¨²n la prensa hebrea. La Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina ha exigido a Israel que, como potencia ocupante desde 1967, se haga cargo de las vacunaciones en Gaza y Cisjordania. El Gobierno israel¨ª sostiene que tras los Acuerdos de Oslo de 1993 la Autoridad Palestina es responsable de su propio sistema sanitario.
La inyecci¨®n produce una sensaci¨®n cercana a vislumbrar la salida del t¨²nel. Pero uno no acaba de dormir bien tras la vacunaci¨®n. Y no deja de pensar en familiares y amigos, que pugnan por mantenerse a salvo del virus desde hace cerca de un a?o. O en los compa?eros del diario que trabajan sin inmunizaci¨®n aun, por ejemplo, para desvelar las tretas comerciales de las farmac¨¦uticas o las trampas de altos cargos que se saltan la prelaci¨®n de los grupos de riesgo. O en quienes padecen con mayor crudeza las consecuencias sanitarias y econ¨®micas de la pandemia. La fortuna de ser un reportero extranjero en la tierra prometida de los vacunados no basta para conciliar el sue?o en medio de esta inacabable pesadilla.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- Buscador de restricciones: ?Qu¨¦ puedo hacer en mi municipio?
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en el mundo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.