Internet y movilidad propia: las barreras invisibles de los programas de vacunaci¨®n en EE UU
Personas aptas para inmunizarse contra la covid-19 aseguran que el sistema deja fuera a los grupos m¨¢s vulnerables
Es un hecho que en Estados Unidos reunir los requisitos para una vacuna no significa que alguien puede obtenerla inmediatamente. Inclusive, el poder ocupar uno de los primeros lugares de la fila no es el mismo para todos. ProPublica ha descubierto que algunos programas de vacunaci¨®n llevan desigualdades por dise?o, y que, intencionalmente o no, crean barreras que perjudican a quienes corren un mayor riesgo de morir por la enfermedad.
En muchas de las zonas del pa¨ªs, es m¨¢s dif¨ªcil programar una cita para vacunarse si no se tiene acceso a internet. Algunas ¨¢reas ¨²nicamente ofrecen la opci¨®n de vacunarse en centros que solo atienden a personas en autom¨®vil, lo cual excluye a personas que carecen de un veh¨ªculo o que no cuentan con alguien que los lleve. En otros lugares, quienes no hablan ingl¨¦s tienen problemas para obtener informaci¨®n en las l¨ªneas de ayuda y los sitios web del Gobierno. Un Estado incluso se niega rotundamente a permitir que los trabajadores indocumentados con empleos de alto riesgo tengan prioridad para la vacunaci¨®n. El suministro de vacunas es demasiado escaso para vacunar a todos los que cumplen los requisitos y la competencia resulta feroz.
¡°Mi pesadilla es que tengamos un sistema de salud de dos niveles en el que hay personas ricas, privilegiadas o conectadas, y luego queden todos los dem¨¢s,¡± dijo Jonathan Jackson, director del Centro de Investigaci¨®n sobre Acceso, Reclutamiento y Participaci¨®n Comunitaria del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard. ¡°Una vez que lleguemos a ese punto de saturaci¨®n, en el que todos en el primer nivel hayan recibido sus vacunas, la narrativa cambiar¨¢ a la culpabilidad. Se dir¨¢ ¡®?por qu¨¦ no han resuelto esto a¨²n?¡±
Desde el momento en que su padre de 69 a?os , Jos¨¦ Balboa, cumpli¨® los requisitos para vacunarse, Kristine Mathason ha pasado parte de cada d¨ªa en el tel¨¦fono o en internet tratando de obtener una vacuna. Encontr¨® citas disponibles varias veces, pero no pudo encontrar la forma de llevar a su padre al centro de vacunaci¨®n. Balboa tiene par¨¢lisis del lado izquierdo a consecuencia de un accidente cerebrovascular y necesita una silla de ruedas para desplazarse. En Miami, donde vive, la mayor¨ªa de las vacunas ¨²nicamente se administran a personas en autom¨®vil.
Mathason no tiene una camioneta a la que pueda subir la silla de ruedas de su padre, y ella no puede levantarlo por s¨ª sola. Para moverlo de su cama a la silla, su auxiliar de atenci¨®n m¨¦dica en el hogar usa una gr¨²a. Es imposible usar ese aparato para subir a Balboa a un coche, dijo Mathason, porque las puertas impiden alzarlo con una gr¨²a o utilizar el apoyo de dos personas. Balboa incluso se ha ca¨ªdo anteriormente cuando sus familiares trataron de moverlo.
Mathason dice que ella est¨¢ ¡°dispuesta a pasar todos los aros¡± que sean necesarios para vacunar a su padre. ¡°Es una persona con riesgos alt¨ªsimos: es diab¨¦tico, tuvo un accidente cerebrovascular hace 17 a?os,¡± dijo ella. ¡°Tiene alta presi¨®n arterial. Mi medio hermano, que vive con ¨¦l, trabaja en un restaurante, o sea un empleo de alto riesgo. Hacemos todo lo posible¡±.
Mathason investig¨® todas las v¨ªas que se le han ocurrido, pero cada una result¨® ser un callej¨®n sin salida. Trat¨® de alquilar una camioneta, pero carece de empleo debido a la pandemia y no pudo costearla. Pens¨® en Uber, pero el acceso para la silla de ruedas y el costo de esperar en el sitio de vacunaci¨®n eran prohibitivos. ¡°Mi padre es una de esas personas que, desgraciadamente, se est¨¢ quedando atr¨¢s¡±, coment¨®.
Existe un servicio en el condado que ofrece transporte para personas de tercera edad, pero ¨²nicamente da servicio a un destino en particular y no esperar¨ªa con Balboa en la fila del servicio de vacunaci¨®n en autom¨®vil. Existe un inconveniente adicional: los viajes programados requieren un aviso previo de 24 horas para la partida, pero el hospital local que ofrece atenci¨®n sin cita previa, los programa con menos de 24 horas de antelaci¨®n. El departamento de salud del condado de Miami-Dade indic¨® que nuestras preguntas deb¨ªan hacerse al departamento de salud del Estado, el cual no respondi¨® a solicitudes de comentarios para este reportaje.
De acuerdo con las estad¨ªsticas de los Centros para Control y Prevenci¨®n de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC), aproximadamente un 14 % de los adultos en Florida tiene discapacidades que afectan su movilidad, las mismas que los CDC definen como dificultades serias para caminar o subir escaleras. Mientras que algunas personas con limitaciones de movimiento pueden acceder a un coche con mayor facilidad que Balboa, ¨¦l y su familia tuvieron muy pocas opciones.
¡°Solo quisiera que hubieran pensado en personas como mi pap¨¢¡±, dijo Mathason. ¡°?Qu¨¦ pasa con la gente que no cuenta con alguien como yo que est¨¦ tratando de mover cielo y tierra para conseguirles una cita? ?Qu¨¦ pasa con las personas que no tienen un veh¨ªculo y no pueden trasladarse a ning¨²n lado?¡±
Despu¨¦s de m¨¢s de un mes de b¨²squeda, Balboa recibi¨® una llamada del centro m¨¦dico donde acude a sus consultas. Hab¨ªan recibido una dotaci¨®n de vacunas; entonces pasaron por ¨¦l y lo llevaron a vacunarse en una de sus camionetas equipadas para sillas de ruedas. Obtuvo la primera inyecci¨®n el 24 de febrero.
Sin una computadora, todo es m¨¢s dif¨ªcil
A Eneyda Morales, de 40 a?os y madre de tres hijos en East Hampton, Nueva York, le diagnosticaron un c¨¢ncer de mama hace dos a?os y todav¨ªa est¨¢ en tratamiento. Trabaja cuatro d¨ªas por semana en una panader¨ªa cerca de su casa. ¡°Me gustar¨ªa vacunarme por el problema que tengo y porque trabajo tambi¨¦n en un lugar donde me toca atender gente¡±, coment¨®. Sin embargo, realmente no est¨¢ segura de c¨®mo obtendr¨¢ la vacuna. Mientras que muchos estadounidenses buscan la informaci¨®n en l¨ªnea, ella no tiene computadora y no sabe como utilizarlas. Ella tiene un smartphone, pero solo lo utiliza para cosas sencillas como buscar direcciones. La ¨²nica computadora que tiene en su casa es la que recibi¨® su hija de ocho a?os por parte de la escuela para hacer la tarea.
El Estado de Nueva York tiene una l¨ªnea de informaci¨®n para programar citas por tel¨¦fono, pero solo para vacunas que se administran en lugares que dirige el Estado. En el caso de Morales, el lugar m¨¢s cercano queda a unas 60 millas (m¨¢s de 96 kil¨®metros) de distancia, hora y media en autom¨®vil. Si quisiera una cita m¨¢s cerca de su casa, tendr¨¢ que contactar directamente a los hospitales y las farmacias de su localidad. Cuando los interesados llaman a la l¨ªnea de informaci¨®n, el mensaje grabado indica que la manera m¨¢s r¨¢pida de obtener informaci¨®n acerca de los requisitos y la programaci¨®n de citas es entrar a internet.
Morales piensa obtener ayuda de OLA of Eastern Long Island, una organizaci¨®n sin fines de lucro. La idea es programar una cita m¨¢s cerca de su casa y en uno de sus d¨ªas libres. Sin su ayuda, dijo que no sabr¨ªa donde comenzar a buscar.
Algunos Estados que intentaron ofrecer opciones para programar citas de vacunaci¨®n con m¨¦todos aparte de internet, han tenido problemas. La l¨ªnea telef¨®nica que se estableci¨® en Maryland se vio inundada con llamadas de personas que se quejaron por haberse quedado esperando mucho tiempo para que luego se les cortara la llamada. En Tennessee, la decisi¨®n que se tom¨® en el condado de Shelby para permitir que los usuarios de internet se apuntaran antes de que se abrieran las citas por tel¨¦fono, signific¨® que todos los turnos se agotaron en internet antes de que se abrieran las l¨ªneas telef¨®nicas.
De acuerdo con el centro de investigaci¨®n Pew Research Center, aproximadamente un 10 % de la poblaci¨®n adulta no utiliza internet. En las investigaciones se ha encontrado que los estadounidenses de mayor edad, con menor ingreso y menos educaci¨®n, y que no son de raza blanca, tienen menores probabilidades de utilizar internet.
Este reportaje fue producido por ProPublica, un medio independiente y sin fines de lucro, y ha sido copublicado en espa?ol por EL PA?S.
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