Los interrogantes para poner en marcha la ley de eutanasia
La norma deja abiertos aspectos clave como las comisiones de evaluaci¨®n o qui¨¦n administrar¨¢ el medicamento letal

La ley de eutanasia que el Congreso de los Diputados aprob¨® el 18 de marzo debe entrar en vigor en tres meses desde que se publique en el Bolet¨ªn Oficial del Estado (BOE). La nueva norma, que ha tardado a?os en conseguirse, convierte a Espa?a en el quinto pa¨ªs del mundo en regularla tras Holanda, B¨¦lgica, Luxemburgo y Canad¨¢. Pero, una vez votada, queda lo m¨¢s dif¨ªcil: ponerla en marcha con garant¨ªas. Y tanto partidarios como detractores coinciden en que la redacci¨®n de la norma deja muchos aspectos en el aire. El presidente federal de la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente (DMD), Javier Velasco, partidario de la ley, lo admite abiertamente: ¡°Es un plazo muy exigente, pero es mejor eso que dejarlo para dentro de dos a?os¡±. Manuel Mart¨ªnez-Sell¨¦s, presidente del Colegio de M¨¦dicos de Madrid y contrario a la iniciativa, coincide: ¡°Tres meses es muy poco tiempo para hacer y aclarar un mont¨®n de cosas. Todo el tr¨¢mite legal ha sido acelerado y tambi¨¦n son escasos los tiempos que se especifican¡±.
Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez Send¨ªn, presidente de la Comisi¨®n de Deontolog¨ªa de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), cree que, precisamente, el primero de los desajustes est¨¢ en los plazos: aunque la ley entre en vigor en tres meses, da otros tres para que se constituyan las comisiones de evaluaci¨®n auton¨®micas, que van a controlar el proceso. ¡°?Qu¨¦ pasa si alguien pide la eutanasia en medio?¡±, se pregunta. Por eso ¨¦l cree que ser¨ªa mejor que ese trabajo se empezara en paralelo para que las comisiones, los protocolos y todos los procedimientos est¨¦n ya listos cuando la ley sea efectiva.
Una inquietud compartida es precisamente la creaci¨®n de estas comisiones de evaluaci¨®n auton¨®micas, m¨¢s all¨¢ del plazo en que se constituyan. La norma solo especifica que ¡°ser¨¢n creadas por los respectivos gobiernos auton¨®micos, quienes determinar¨¢n su r¨¦gimen jur¨ªdico¡±, y que constar¨¢n de un m¨ªnimo de siete miembros, ente los que debe haber m¨¦dicos, enfermeros y juristas. Curiosamente, tanto los partidarios como los opuestos a la ley cuestionan esta manera de establecerlo, que la ponente socialista, Mar¨ªa Luisa Carcedo, defiende como necesaria dado el reparto de competencias de sanidad con las comunidades. ¡°Las comisiones pueden facilitar u obstaculizar las eutanasias¡±, advierte el presidente de DMD, quien adelanta que est¨¢n preparando propuestas sobre su composici¨®n para presentar a las comunidades, as¨ª como planes de asesor¨ªa para aquellos que no est¨¦n de acuerdo con sus decisiones. Tambi¨¦n Mart¨ªnez-Sell¨¦s critica que ¡°esto dar¨¢ un enorme poder a las comunidades aut¨®nomas a la hora de decidir c¨®mo aplicarla¡±.
El ¨²nico mecanismo homogeneizador que prev¨¦ la ley es una reuni¨®n anual entre los presidentes de las comisiones y representantes del Ministerio de Sanidad (a su vez responsable de la gesti¨®n en Ceuta y Melilla). Javier Velasco opina que ¡°estar¨ªa bien que el Consejo Interterritorial diera directrices comunes¡±.
Para DMD ser¨¢ fundamental contar con informes anuales de la labor de esas comisiones y las decisiones que tome en cada comunidad. Velasco cree indispensable que haya formularios digitalizados para las peticiones, de manera que al m¨¦dico responsable le sea m¨¢s f¨¢cil tramitarlo, y tambi¨¦n para que se pueda comparar lo que pasa en cada lugar, qu¨¦ se ha permitido y qu¨¦ se ha rechazado. Y esto supone un desarrollo conjunto de las 17 comunidades aut¨®nomas y el Ingesa (el organismo del que depende la atenci¨®n en las comunidades aut¨®nomas), que la experiencia dice que no es f¨¢cil (conseguir la interoperabilidad de las tarjetas sanitarias ha llevado m¨¢s de 15 a?os).
Qui¨¦n es el m¨¦dico responsable
Otro aspecto que la ley no aclara es qui¨¦n es el m¨¦dico responsable del paciente. Velasco afirma que ¡°en un enfermo oncol¨®gico parece claro, pero la eutanasia no tiene necesariamente que pedirla un paciente ingresado¡±. ¡°En ese caso nosotros abogamos por que sea el m¨¦dico de cabecera¡±, agrega. Mart¨ªnez-Sell¨¦s coincide, y llega hasta otro de los puntos controvertidos, el de la objeci¨®n de los sanitarios. ¡°Efectivamente la ley habla de equipo responsable y m¨¦dico responsable, pero no dice qu¨¦ pasa si el m¨¦dico hace objeci¨®n. Creo que es oportuno recordar que el C¨®digo de Deontolog¨ªa M¨¦dica que tenemos en Espa?a y que es reciente [tiene menos de 10 a?os] dice: ¡®El m¨¦dico nunca provocar¨¢ intencionadamente la muerte de ning¨²n paciente, ni siquiera en caso de petici¨®n expresa por parte de este¡¯. Por ello creo que es acertado aventurar que la objeci¨®n va a ser frecuente¡±.
Sin embargo, esta ¨²ltima afirmaci¨®n es puesta en duda por Velasco, quien cree que hay mucho ruido por parte de la direcci¨®n de los colegios m¨¦dicos, pero que luego los profesionales no van a estar tan dispuestos a negarse. De hecho, las ¨²nicas encuestas que se han hecho en colegios de m¨¦dicos recientemente (Bizkaia, Madrid, Tarragona y Las Palmas) dan apoyos por encima del 67% a ayudar a acabar de esta manera con el sufrimiento de un paciente. Adem¨¢s, el presidente de DMD calcula que, por lo que ha pasado en Holanda y B¨¦lgica, las peticiones de eutanasia ser¨¢n relativamente pocas, alrededor del 1% de los fallecimientos, que son unos 400.000 al a?o en Espa?a. Aun as¨ª admite que en B¨¦lgica ¡°de entrada muy pocos m¨¦dicos se atrev¨ªan¡±.
Sean muchos o pocos, la ley establece que se crear¨¢ un registro de profesionales que objeten a aplicar o participar en la eutanasia. El presidente de los m¨¦dicos madrile?os afirma que le parece ¡°muy controvertido obligar a pronunciarse sobre convicciones y figurar en registros que pueden tener car¨¢cter intimidatorio y repercusiones a nivel laboral¡±. ¡°Creo que dicho registro puede ir incluso contra la ley de protecci¨®n de datos¡±, a?ade. Coincide en esto con el portavoz de Sanidad del PP en el Congreso, Jos¨¦ Ignacio Ech¨¢niz, quien afirm¨® en la tribuna que figurar en ese registro puede tener como consecuencia que no se contrate o se deniegue un ascenso a ese profesional. Velasco apunta a otro matiz: ¡°Puede no estar bien objetar a todo; hay m¨¦dicos que pueden negarse a la eutanasia pero no al suicidio asistido¡±.

Rodr¨ªguez Send¨ªn est¨¢ en contra de un registro de objetores. ¡°Puede pasar que alguien cambie de opini¨®n, o que ante un caso en concreto la modifique¡±, dice. La comisi¨®n de deontolog¨ªa, por eso, defiende que los objetores lo comuniquen por escrito a sus jefes inmediatos para que lo sepan a la hora de organizar el servicio. Adem¨¢s, apunta a un riesgo que ¨¦l cree que hay que evitar, y es que suceda como con la regulaci¨®n del aborto: hubo tantos objetores que la prestaci¨®n se deriv¨® a centros privados. ¡°Hay que evitar instalaciones espec¨ªficas para eutanasia¡±, afirma.
El texto no nombra el suicidio asistido
En realidad, la ley no hace esa diferencia formalmente. La palabra suicidio no aparece, como critica Mart¨ªnez-Sell¨¦s, pero se explica que se puede facilitar al paciente un medicamento para que ¨¦l se lo autoadministre y se cause la muerte. Eso s¨ª, durante el proceso, se pide que haya un sanitario con ¨¦l. ¡°?Qu¨¦ pasa si, al final, el paciente decide no tom¨¢rselo? En Oreg¨®n, donde est¨¢ despenalizado el suicidio asistido, pero no la eutanasia, un 35% de los pacientes finalmente no se lo toma. Mantener estrecha vigilancia presencial puede interpretarse como una coacci¨®n¡±, critica el presidente de los m¨¦dicos de Madrid, ya que la ley no fija un plazo desde que se recibe la autorizaci¨®n para recibir la ayuda para morir hasta que el proceso se completa, ya sea mediante la eutanasia propiamente dicha (alguien del equipo sanitario, no especificado tampoco, le inyecta el medicamento correspondiente) o como un suicidio (se lo facilita para que el interesado lo ingiera).
Mart¨ªnez-Selles apunta a otros aspectos de dif¨ªcil cumplimiento. La ley da dos d¨ªas al m¨¦dico desde que el paciente le dice que quiere la eutanasia para que le informe de sus alternativas tanto con respecto a su enfermedad como a las ayudas que puede recibir por cuidados paliativos o ley de dependencia. ¡°Es un tiempo muy escaso para ofrecer un plan. En tan poco tiempo es casi imposible consultar a cuidados paliativos, trabajo social, y otros servicios implicados¡±, afirma.
Aunque no afecta tanto al procedimiento como al fondo del asunto, al presidente de los m¨¦dicos de Madrid le parece lo m¨¢s grave que la ley da la posibilidad de saltarse los controles previos en casos de muerte o p¨¦rdida de capacidad inminentes. ¡°Puede ser un atajo peligroso que d¨¦ un poder ilimitado a un solo m¨¦dico sin control. Parece particularmente absurdo que se plantee esto en casos de muerte inminente. ?Por qu¨¦ no se hace sedaci¨®n paliativa?¡±, se pregunta. La diferencia entre esta ¡ªadministrar los f¨¢rmacos necesarios para el control de los s¨ªntomas como dolor o angustia, aun sabiendo que ello va a causar la muerte del paciente¡ª y la eutanasia es que la primera busca ¡°acabar con el sufrimiento¡±, y la segunda, ¡°acabar con el sufriente¡±, dice.
La diferencia, explica DMD, es que con la ley de eutanasia el paciente puede decidir cu¨¢ndo solicitar esos medicamentos y hay todo un procedimiento establecido para asegurarse de que va a atenderse su voluntad sin tener que esperar a que un equipo de paliativos decida si sufre lo suficiente como para sedarle. Fue lo que pas¨® hace cuatro a?os con Luis de Marcos, afectado por una esclerosis m¨²ltiple avanzada, a quien se negaron a sedar en un centro especializado de paliativos concertado de Madrid pese a que ¨¦l lo pidi¨® por los dolores que sufr¨ªa, lo que le oblig¨® a cambiar de hospital para ser tratado. De hecho, en su dictamen sobre la eutanasia, una de las ideas que apunta el Comit¨¦ de Biolog¨ªa de Espa?a es que una mayor flexibilidad y facilidad de acceso a la sedaci¨®n evitar¨ªa peticiones de eutanasia.
Rodr¨ªguez Send¨ªn lo explica as¨ª: ¡°Todos los m¨¦dicos defendemos la vida. Otra cosa es qu¨¦ consideremos que es vida. Este es un debate de subjetividades, de valorar si el paciente tiene un sufrimiento intolerable o no. Por eso hay que ser cuidadosos y flexibles¡±.
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