¡°Han hecho sufrir a Luis m¨¢s de la cuenta¡±

El martes fue ¡°un d¨ªa muy complicado¡± para Asun G¨®mez-Bueno, la viuda de Luis de Marcos. El hombre acababa de fallecer en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid y el dolor por la p¨¦rdida se un¨ªa a la rabia por c¨®mo hab¨ªa sido el proceso y la satisfacci¨®n de que, por fin, su marido hab¨ªa dejado de padecer. De Marcos ten¨ªa una esclerosis m¨²ltiple avanzada que ya le hab¨ªa paralizado del cuello para abajo y le produc¨ªa tales dolores que G¨®mez-Bueno hab¨ªa comprado fulares para taparle porque no soportaba el roce de las ¡°¨¢speras s¨¢banas del hospital¡±. ¡°?l dec¨ªa que viv¨ªa en un traje de neopreno con cristales por dentro¡±, recuerda la mujer para explicar la situaci¨®n del hombre.

¡°Le han hecho sufrir de m¨¢s, pero vamos a seguir con su lucha¡±, dice G¨®mez-Bueno por tel¨¦fono, rodeada de amigos y familiares. Se refiere al combate de De Marcos para conseguir que le proporcionaran una muerte digna en el momento en que su situaci¨®n se le hizo insoportable. Esta decisi¨®n la plasm¨® en una campa?a en la plataforma Change.org que hasta el martes hab¨ªa recogido casi 29.000 firmas. ¡°Las leyes actuales me obligan a pasar por un calvario que ni quiero, ni puedo aguantar, ya que no me permiten acceder a la eutanasia, que es lo ¨²nico que me puede sacar de la tortura que estoy viviendo¡±, dec¨ªa. Y lo mantuvo hasta el final.

Para G¨®mez-Bueno, el sistema ha sido ¡°muy cruel¡±. ¡°Nos mandaron a un centro especializado en paliativos religioso, el Hospital Laguna, donde los m¨¦dicos se negaron a sedarle. ?Con 50 a?os, dolores insoportable e inmovilizado, y dec¨ªan que no sufr¨ªan lo suficiente!¡±, se queja. Por eso para ella, cuando el 7 de julio se trasladaron a la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, fue un alivio. ¡°Quiero darles las gracias¡±, insiste.

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Y eso que el proceso ah¨ª tampoco fue muy f¨¢cil. El 25 de julio, le administraron una sedaci¨®n terminal. Esta pr¨¢ctica m¨¦dica consiste en aplicar calmantes y otros f¨¢rmacos con el ¨²nico fin de tratar los s¨ªntomas ¡ªdolor, ahogos, angustia¡ª aunque ello pueda conllevar p¨¦rdida de conciencia o adelantar la muerte. ¡°De hecho, le aplicaron una sedaci¨®n tan flojita que despert¨® varias veces¡±, afirma G¨®mez-Bueno.

Era, b¨¢sicamente, lo que De Marcos quer¨ªa: que le evitaran un sufrimiento que no iba a cesar y que le iba a acompa?ar hasta el final. El problema es que la aplicaci¨®n de esta terapia depende del criterio de los sanitarios. En su petici¨®n en Internet lo expresa as¨ª: ¡°El actual protocolo no tiene en cuenta mi criterio, a pesar de estar en pleno uso de mis facultades mentales. Se opta, en cambio, por par¨¢metros ajenos a m¨ª que deciden someterme a un ensa?amiento terap¨¦utico cruel. Todos los que pasamos por esta situaci¨®n sabemos que dependemos del grado de sensibilizaci¨®n del m¨¦dico que nos sea asignado¡±.

¡°Luis no quer¨ªa que sufrir ¨¦l ni que lo hici¨¦ramos los de alrededor. Era t¨¦cnico de TV y por eso era muy consciente de lo que pasaba, de lo que costaba mantenerle con vida. Cada vez que le pon¨ªan una inyecci¨®n, dec¨ªa: ¡®Ah¨ª va otro past¨®n¡±, recuerda su viuda.

¡°Al final no quer¨ªa visitas, porque no soportaba las miradas de pena. Ese no era ¨¦l¡±, a?ade. Y remite al final de la carta que el hombre ha dejado al morir: ¡°Ahora tengo plena conciencia de que el m¨ªnimo exigible a una sociedad desarrollada, civilizada y moderna es el derecho al suicidio asistido. Ojal¨¢ pod¨¢is tener esa salida si lleg¨¢is a necesitarla¡±.