Aim¨¦ Pain¨¦, la voz de los mapuches argentinos
La activista y cantante, conocida como la ¡®Princesa mapuche¡¯, dedic¨® su vida a rescatar y a preservar las tradiciones de la comunidad ind¨ªgena
Aim¨¦ Pain¨¦ forma parte de la historia de las mujeres m¨¢s destacadas de Argentina por su dedicaci¨®n a la cultura mapuche. Separada de su comunidad ind¨ªgena natal a los tres a?os, su vida fue siempre una b¨²squeda de sus ra¨ªces. Con una belleza y una personalidad arrolladoras, fue sin embargo a trav¨¦s de su gran voz con la que encontr¨® su vocaci¨®n. Siempre siendo consciente de su condici¨®n ind¨ªgena, decidi¨® investigar su pasado, conocer a su familia biol¨®gica y luchar por preservar las tradiciones y por los derechos de la comunidad mapuche en Argentina.
Pain¨¦ se convirti¨® en la primera cantante en rescatar y difundir la m¨²sica tradicional mapuche. Recorri¨® el pa¨ªs vestida con el traje tradicional mapuche cantando historias de su pueblo y denunciando su marginaci¨®n. Viaj¨® a las comunidades ind¨ªgenas para conocer canciones transmitidas de abuelas a nietos y las reinterpret¨® despu¨¦s en su lengua materna, el mapudungun, mientras tocaba instrumentos tradicionales como el trompe, el kultrum y las cascahuillas.
El reconocimiento a su labor la llev¨® a viajar a Europa para participar en Ginebra en la Conferencia sobre Poblaciones Ind¨ªgenas del Mundo, y en Londres en eventos del Comit¨¦ Exterior Mapuche, aunque en su pa¨ªs natal su gran voz siempre pas¨® inadvertida y las discogr¨¢ficas nunca le dieron la oportunidad de grabar un disco.
Recorri¨® el continente con su m¨²sica, su voz y la ropa tradicional que ella misma dise?aba, y falleci¨® muy joven, a los 44 a?os, durante la grabaci¨®n de un programa de televisi¨®n en la capital de Paraguay.
Olga Elisa Pain¨¦, su verdadero nombre porque las leyes argentinas imped¨ªan el registro de t¨¦rminos mapuches, naci¨® en el municipio Ingeniero Luis A. Huergo, en la provincia de R¨ªo Negro, el 23 de agosto, de 1943.
Abandonada por su madre cuando solo ten¨ªa tres a?os, Pain¨¦ comenz¨® una dura infancia de discriminaci¨®n en distintos colegios y diversas acogidas. Primero recal¨® en el Hogar Saturnino Enrique Unzu¨¦, de la ciudad de Mar del Plata, luego el colegio Mar¨ªa Auxiliadora, de la misma ciudad y, por ¨²ltimo, fue adoptada por la familia de clase alta Llan de Rosos, que le brind¨® un hogar y una buena educaci¨®n a una ni?a ind¨ªgena y casi hu¨¦rfana que de otra forma nunca los hubiera recibido, aunque siempre fue muy lejos de sus or¨ªgenes.
El abogado y autor teatral H¨¦ctor Llan de Rosos y su esposa, que buscaban adoptar una ni?a, eligieron a la peque?a Olga tras escucharla cantar. Ella, consciente de sus aptitudes, so?¨® desde ni?a con ser cantante y estudi¨® m¨²sica con profesores particulares antes de asistir a academias y al conservatorio.
La peque?a Olga sufr¨ªa en el colegio por ser ind¨ªgena y no saber qui¨¦nes eran sus verdaderos padres, pero la m¨²sica le devolvi¨® la alegr¨ªa y hasta form¨® parte del coro de ni?as como soprano. A lo largo de su vida siempre cont¨® que esperaba con gran impaciencia las fiestas de Semana Santa y del Corpus Christi para interpretar los cantos gregorianos que las religiosas le hab¨ªan ense?ado.
Precisamente fueron los cantos gregorianos los que despertaron su inter¨¦s por sus ra¨ªces. Se dio cuenta de que esos tonos y esos cantos eran muy parecidos al taiel, tonada mapuche que una de las muchas abuelas de su comunidad interpretaba en mapudungun (lengua mapuche).
Cuando termin¨® el colegio quiso independizarse de sus padres adoptivos y viaj¨® a Buenos Aires. All¨ª, para sobrevivir, trabaj¨® como peluquera y tambi¨¦n teji¨® y pint¨® cuadros mientras comenz¨® a desarrollar su inter¨¦s por la vida y las costumbres de los abor¨ªgenes de Argentina.
La puerta de entrada a su carrera profesional como cantante solista fue el Coro Polif¨®nico Nacional, en el que ingres¨® por concurso y donde disfrut¨® como soprano de cinco maravillosos a?os que siempre record¨® como una gran experiencia.
Durante un encuentro internacional de coros en Mar del Plata, en el que cada pa¨ªs hab¨ªa preparado al menos una obra de m¨²sica ind¨ªgena o folcl¨®rica tradicional, Olga sinti¨® la consternaci¨®n, humillaci¨®n y verg¨¹enza de pertenecer a un pa¨ªs que negaba sus ra¨ªces, al ser Argentina el ¨²nico representante que no llevaba ninguna pieza tradicional.
Esta situaci¨®n, que vivi¨® con mucho dolor, la llev¨® a tomar la decisi¨®n, en 1976, de abandonar el coro y de viajar a la Patagonia para impregnarse de la historia y espiritualidad de sus ra¨ªces a trav¨¦s de sus mayores. Adopt¨® entonces el nombre art¨ªstico de Aim¨¦, con el que pas¨® a ser conocida en todo el continente. Su nombre se escribe igual que ¡°amado¡± en franc¨¦s, pero es de origen mapuche y significa ¡°atardecer rojizo¡±.
Junto a los miembros de su comunidad mapuche Aim¨¦ descubri¨® que la m¨²sica ind¨ªgena era una verdadera atracci¨®n espiritual y de unidad con la naturaleza, y su objetivo pas¨® a ser darla a conocer en el mundo y luchar por las reivindicaciones y derechos de la comunidad mapuche.
En plena dictadura militar argentina (1970-1983), Aim¨¦ Pain¨¦ comenz¨® a cantar las canciones de sus antepasados y a recuperar sus valores culturales. La joven mapuche interpretaba las canciones explicando la cultura mapuche y utilizando los instrumentos musicales tradicionales, como la cascahuilla (cinta o cuero con cascabeles que se usa en las ceremonias religiosas), el kultrum (tambor hecho con la mitad de una calabaza) o el kull (cuerno de vaca), entre otros.
Aim¨¦ se convirti¨® en la primera cantante mapuche en rescatar y difundir la m¨²sica folcl¨®rica de su pueblo, y lo hizo vistiendo los trajes de las mujeres ind¨ªgenas, recorriendo el pa¨ªs visitando otros grupos ind¨ªgenas para aprender sus historias y costumbres. En sus canciones hablaba de la relaci¨®n de sus antepasados con la naturaleza y ped¨ªa respeto por la cultura mapuche, adem¨¢s de justicia y libertad para sus coet¨¢neos.
El a?o 1987 fue muy bueno profesionalmente hablando para Aim¨¦ Pain¨¦, que tambi¨¦n particip¨® en el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Ind¨ªgenas del Mundo de la Conferencia de Ginebra (Suiza), y asisti¨® en Londres a eventos culturales del Comit¨¦ Exterior Mapuche.
Ese mismo a?o ten¨ªa en su agenda un viaje a Paraguay para diversas entrevistas y actuaciones. El 3 de septiembre, despu¨¦s de cantar en mapuche, y mientras la entrevistaban en la televisi¨®n paraguaya, se desmay¨® y tuvo que ser hospitalizada. Hab¨ªa sufrido una hemorragia cerebral producto de una aneurisma.
Fue intervenida de urgencia y super¨® la operaci¨®n, pero qued¨® en estado de coma y nunca pudo superarlo. Falleci¨® el 10 de septiembre de 1987, a los 44 a?os, y en presencia de su amigo el doctor Jos¨¦ Mar¨ªa Bensadon Carbonell, a quien conoci¨® en el Coro Polif¨®nico Nacional, y que viaj¨® desde Buenos Aires para acompa?arla durante la intervenci¨®n quir¨²rgica. Sus restos descansan en su ciudad natal junto a la tumba de su padre, Segundo Pain¨¦, que falleci¨® m¨¢s tarde.
Muchos son los centros culturales, escuelas y bibliotecas que llevan el nombre de Aim¨¦ Pain¨¦ en todo el pa¨ªs. Tambi¨¦n tiene en su honor una calle en Puerto Madero y una imagen suya preside el Sal¨®n de Mujeres Argentinas de la Casa de Gobierno.
Sin embargo, y a pesar de su gran legado, los mapuches contin¨²an su lucha por el reconocimiento de sus leg¨ªtimos derechos sobre sus territorios, por la protecci¨®n de sus costumbres tradicionales y por la recuperaci¨®n de su identidad como pueblo ind¨ªgena.
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