Del hospital a la c¨¢rcel: la doble tragedia de perder un embarazo en El Salvador
La pel¨ªcula ¡®Nuestra libertad¡¯, de la directora suizo-salvadore?a Celina Escher, enciende un meg¨¢fono para que las mujeres encarceladas en el pa¨ªs centroamericano por abortos involuntarios cuenten sus historias

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Lo normal ser¨ªa que todas las mujeres pudieran abortar de forma segura si no desean ser madres. Lo justo ¡ªy humano¡ª ser¨ªa que todas las mujeres que sufren una emergencia obst¨¦trica recibieran atenci¨®n m¨¦dica, que fueran acompa?adas. A Teodora V¨¢squez la asaltaron en un autob¨²s y uno de los atacantes le golpe¨® el vientre. Tres d¨ªas despu¨¦s, tuvo un parto precipitado y el beb¨¦ naci¨® muerto, pero en lugar de ser atendida como necesitaba ¡ªcomo merec¨ªa¡ª fue condenada a 30 a?os de prisi¨®n por el delito de homicidio agravado. Todav¨ªa sangrando y casi desmayada, la polic¨ªa la detuvo y la llev¨® directo a la c¨¢rcel. El trato que recibi¨® Teodora no fue normal ni justo ni humano. Como tampoco ha sido el que han recibido las dem¨¢s mujeres que han sido juzgadas penalmente en El Salvador por haber sufrido una emergencia obst¨¦trica que termin¨® en un aborto espont¨¢neo. Nuestra libertad, una pel¨ªcula de la directora suizo-salvadore?a Celina Escher, pone en pantalla las caras y voces de estas mujeres que han sido m¨¢s fuertes que las dur¨ªsimas leyes que han intentado matarlas en vida.
¡°Perd¨ª todo¡±, dice Glenda Cruz, que ha sufrido todas las violencias posibles. Ten¨ªa cuatro meses de embarazo y, tras una golpiza que le dio su pareja, tuvo un aborto involuntario. No hubo una sola prueba en su contra, excepto la palabra de su marido. El hombre que le hizo perder el beb¨¦ a golpes fue el ¨²nico testigo y sus mentiras fueron suficientes para que la justicia la mandara a la c¨¢rcel por haber cometido supuestamente un homicidio.
La rabia y la impotencia de ver lo que pasa con las mujeres en El Salvador, en donde el aborto bajo cualquier circunstancia se paga con c¨¢rcel, motiv¨® a Celina Escher a abrir un espacio para que contaran sus historias. Las mujeres ten¨ªan algo que decir y lo pod¨ªan hacer ellas mismas. ¡°La rabia termin¨® transform¨¢ndose en admiraci¨®n¡±, cuenta Escher. Tambi¨¦n en amistad. Durante cerca de tres a?os, la directora estuvo entrando y saliendo de la prisi¨®n, acompa?¨¢ndolas en las clases de baile que recib¨ªan de una ONG, vi¨¦ndolas peinarse unas a otras y dej¨¢ndoles la c¨¢mara encendida para que dijeran lo que sent¨ªan y relataran c¨®mo hab¨ªan terminado ah¨ª, c¨®mo hab¨ªa sido el arresto, c¨®mo eran sus vidas antes de perder la libertad. ¡°La pel¨ªcula es un homenaje a las mujeres salvadore?as. Sobre todo a las m¨¢s vulnerables, a las que viven en la pobreza. Las leyes est¨¢n en contra de ellas. Se las criminaliza por ser mujeres, pero tambi¨¦n por ser pobres¡±. Los feminicidios no se castigan, la maternidad temprana se ignora y los abortos espont¨¢neos se juzgan como si las mujeres fueran las peores criminales.
La mayor¨ªa de las detenidas no pudieron estudiar ¡ªpero sue?an con hacerlo¡ª, son madres solteras, son las que trabajaban en ventas ambulantes, las que consegu¨ªan ayudar a sus pap¨¢s preparando y vendiendo pupusas. Muchas ser¨ªan mam¨¢s por segunda vez, a pesar de que todo parec¨ªa estar en su contra. Teodora no hab¨ªa asistido a controles m¨¦dicos durante su embarazo porque no ten¨ªa con qu¨¦ pagar una consulta y porque trabajaba todo el d¨ªa. Todas ten¨ªan la vida suficientemente complicada como para querer cometer un crimen, pero el Estado no les perdon¨® que perdieran a sus hijos, as¨ª ellas no tuvieran la culpa.
¡°El Salvador se adue?¨® de la vida de las mujeres¡±, dice Teodora desde la c¨¢rcel. ¡°Ac¨¢ hay ni?as menores de 25 a?os¡±, contin¨²a. Todas saben que estar all¨ª no es f¨¢cil. Seg¨²n dicen, los primeros meses hay que dormir en el piso, sin ni siquiera derecho a una s¨¢bana. En la c¨¢rcel que les toc¨®, la de Ilopango, los ba?os no alcanzan a ser diez y hay al menos 3.000 presas.
Cuando Teodora fue condenada en 2007 por un delito que no cometi¨® crey¨® que era la ¨²nica. Una injusticia de ese tama?o no pod¨ªa ser un patr¨®n, pero le bastaron unos meses para darse cuenta de que era algo sistem¨¢tico. A Alba Rodr¨ªguez la violaron tres hombres ¡ªsu hermano, entre ellos¡ª y aunque ante un abuso sexual intentar un aborto podr¨ªa parecer l¨®gico, a ella no se le pas¨® por la cabeza hacerlo, pero tuvo una emergencia y el beb¨¦ muri¨® antes de nacer. ¡°Ha sido bastante dura la vida¡±, se le escucha decir en la pel¨ªcula. En el a?o 2012 y con el apoyo de la Agrupaci¨®n Ciudadana por la Despenalizaci¨®n del Aborto empezaron a visibilizar sus casos y a intentar demostrar que no hab¨ªa pruebas contra ellas, que no eran unas asesinas, como les llamaban los grupos religiosos y conservadores del pa¨ªs. Se hicieron conocer como ¡®Las 17¡ä. Los lamentos las unieron y con Teodora como l¨ªder se organizaron para denunciar. Teodora tom¨® la vocer¨ªa y su transformaci¨®n ¡ªde una mujer escoltada por polic¨ªas y acosada por la prensa, a una l¨ªder que defiende sus derechos y los de las otras aun estando en la c¨¢rcel¡ª se retrata en la pel¨ªcula de Escher. Al principio se le ve nerviosa, t¨ªmida, pero a lo largo de la historia crece, se da cuenta de que no tiene nada qu¨¦ esconder y s¨ª mucho por decir.
¡°Los medios de comunicaci¨®n han sido parte de la estigmatizaci¨®n de las mujeres en El Salvador. Por eso, esta vez eran ellas las que deb¨ªan contar sus historias. No quer¨ªa revictimizarlas. Todas son sobrevivientes de alg¨²n tipo de violencia o de todas: violencia obst¨¦trica, f¨ªsica, sexual, estatal, policial¡±, dice la directora, de paso en Ciudad de M¨¦xico en donde esta semana habr¨¢ dos funciones de Nuestra libertad, que tendr¨¢ luego un recorrido por varios pa¨ªses de la regi¨®n.
Los relatos m¨¢s dif¨ªciles son contados en la pel¨ªcula a trav¨¦s de animaciones. No hace falta ver la sangre para saber cu¨¢nto sufrieron. Las im¨¢genes en azul representan a la polic¨ªa ¡ªel color de su uniforme¡ª, el rojo es la sangre, la p¨¦rdida, y el negro es el miedo, la soledad y la impotencia de perderse en medio de un sistema que intenta tomar el control absoluto de la vida de las mujeres.
¡°Aqu¨ª nos queremos, esta es una familia. Juntas podemos¡±, dice Teodora. Las que han logrado salir de prisi¨®n gracias a una rebaja en la condena o a la conmutaci¨®n de la pena contin¨²an la lucha desde fuera. Ya no les da miedo decir que tienen derechos y que sus cuerpos no son propiedad del Estado.
Nuestra Libertad ha sido premiada en el Seattle International Film Festival (EE UU) y en Movies that Matter Festival, de Holanda. Actualmente está en las carteleras de cine en Suecia —que apoyó con recursos la producción—, también ha tenido proyecciones en Holanda, en Costa Rica, en Francia y en Alemania. El próximo 20 de octubre, la película será proyectada en la Cineteca Nacional de México, en el marco del Festival DocsMx, y el 21 de este mismo mes en el Parque México. La primera de estas proyecciones será a las 20.00 y la segunda a las 18.00. Ambas son de entrada libre.
En El Salvador, en donde la directora espera que haga parte de la cartelera, fue presentada el 22 de septiembre en el Festival Ícaro. Allí estuvieron Teodora y otras 10 mujeres que protagonizaron la película.
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