El cambio de hora se mantiene a pesar del intento de la Comisi¨®n Europea de abolirlo
Bruselas aprob¨® en 2018 un proyecto de directiva para poner fin a una pr¨¢ctica iniciada hace 40 a?os y que cuenta con un n¨²mero creciente de detractores
Jugar con el tiempo y trastear adelante y atr¨¢s con las horas de un reloj puede acabar en una pesadilla sin salida, y as¨ª le ha ocurrido a la Comisi¨®n Europea. Bruselas aprob¨® hace tres a?os un proyecto de directiva para poner fin a los saltos horarios de verano e invierno que la propia Comisi¨®n regul¨® a partir de 1980. Pero este domingo los relojes europeos volver¨¢n a dar marcha atr¨¢s porque la propuesta del Ejecutivo comunitario embarranc¨® nada m¨¢s iniciarse su tramitaci¨®n legislativa. ¡°Ni sabe el tiempo que los hombres lo cuentan¡±, dicen los versos de Garc¨ªa Calvo, pero las manecillas y los d¨ªgitos de los relojes europeos seguir¨¢n bailando hasta que los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n logren ponerse de acuerdo sobre c¨®mo pararlos.
De poco ha servido que el Parlamento Europeo se haya pronunciado repetidamente en contra del cambio horario. O que una consulta p¨²blica en la que participaron m¨¢s de 4,5 millones de ciudadanos arrojase que el 76% aseguraba ¡°tener una experiencia negativa¡± con el vaiv¨¦n de los relojes. La hora volver¨¢ a atrasarse de manera irremisible la madrugada de este domingo (a las 3.00 ser¨¢n las 2.00). Y, con toda probabilidad, se adelantar¨¢ de nuevo dentro de seis meses para desesperaci¨®n de la Comisi¨®n Europea y de las personas que rechazan tanto trastorno relojero.
¡°No hay novedades, el expediente sigue estancado m¨¢s o menos en la misma posici¨®n que en 2018¡å, reconoce una fuente diplom¨¢tica del Consejo de la UE. El proyecto fue aprobado por la Comisi¨®n bajo presidencia de Jean-Claude Juncker y parec¨ªa el regalo de despedida de un pol¨ªtico sin miedo al paso del tiempo despu¨¦s de 30 a?os en cargos de m¨¢xima responsabilidad. Pero al veterano luxemburgu¨¦s se le atragantaron los famosos 60 minutos y se march¨® de Bruselas sin lograr terminar con el baile horario.
La Euroc¨¢mara recogi¨® el testigo y en marzo de este a?o la comisi¨®n de Transportes urgi¨® a que el cambio horario de este 31 de octubre fuese el ¨²ltimo de la historia. Los parlamentarios ya hab¨ªan respaldado el finiquito durante la anterior legislatura, con una abultada mayor¨ªa de 410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones. Pero los gobiernos han hecho caso omiso del clamor parlamentario y la suspensi¨®n del cambio horario, inicialmente prevista para 2019 y aplazada despu¨¦s a 2021, sigue pendiente de un acuerdo que a¨²n no se vislumbra en el horizonte.
La propia dimensi¨®n geogr¨¢fica de la UE complica el debate, porque el impacto de un horario permanente o variable es muy diferente en Atenas o en Helsinki; en ?msterdam o Varsovia. En la capital finlandesa, el d¨ªa m¨¢s corto del a?o (solsticio de invierno) ofrece menos de seis horas de luz solar, por 19 horas en el solsticio de verano, seg¨²n un estudio de impacto del Parlamento Europeo. En el sur, seg¨²n el mismo estudio, el balance es m¨¢s equilibrado con 15 horas en el pico m¨¢s alto y algo m¨¢s de nueve en el otro extremo. Las diferencias de luz solar entre este y oeste dentro de un mismo huso horario tambi¨¦n pueden llegar a superar los 90 minutos.
¡°Todos los pa¨ªses, en general, est¨¢n dispuestos a debatir¡± la abolici¨®n del cambio horario, resumi¨® la presidencia del Consejo en el documento que recoge los primeros pasos del proyecto de directiva a finales de 2018. Pero los tanteos iniciales ya dejaron patente que ¡°algunas delegaciones expresaron su apoyo a la propuesta mientras otras se decantaban por mantener el cambio horario en su territorio debido, sobre todo, a la falta de evidencias plausibles sobre los posibles beneficios de su abolici¨®n¡±, seg¨²n resume el citado documento.
Ni siquiera los partidarios de abolir el cambio horario estaban de acuerdo del todo, porque algunos socios desear¨ªan quedarse con el horario de verano (horario est¨¢ndar m¨¢s una hora) y otros, con el de invierno, una elecci¨®n que suele estar marcada por la posici¨®n geogr¨¢fica de cada pa¨ªs. Bruselas se expon¨ªa as¨ª a abrir una caja de pandora y que la Uni¨®n acabase con casi tantos horarios como socios, una peligrosa fragmentaci¨®n para el mercado ¨²nico que fue, precisamente, la que se intent¨® evitar cuando se regul¨® el horario de verano.
La Comisi¨®n logr¨® en primer lugar que en 1980 se fijase un mismo d¨ªa para comerse 60 minutos de reloj de cara al verano. Hicieron falta cuatro a?os de negociaci¨®n para pactar ese calendario, y eso que entonces la UE solo ten¨ªa nueve miembros. La Comisi¨®n volvi¨® a la carga dos d¨¦cadas despu¨¦s. Y desde el a?o 2000, una directiva armoniza tanto la fecha del salto adelante (¨²ltimo domingo de marzo) como la del paso atr¨¢s (¨²ltimo domingo de octubre). Esa directiva obliga, adem¨¢s, a hacer el cambio horario, lo que desterr¨® la posibilidad de que alg¨²n pa¨ªs de la UE se quedase todo el a?o con su horario habitual.
Bruselas consolid¨® as¨ª unos vaivenes que se hab¨ªan estrenado en algunos pa¨ªses a principios del siglo XX ¡ªcon el objetivo casi siempre de ahorrar energ¨ªa¡ª y que se generalizaron a partir de 1974 tras la crisis del petr¨®leo. La resistencia de la opini¨®n p¨²blica al nuevo sistema fue inicialmente muy t¨ªmida, salvo en alg¨²n pa¨ªs como Francia. Pero las voces en contra han arreciado en los ¨²ltimos a?os y la Comisi¨®n decidi¨® someter a consulta p¨²blica la posible abolici¨®n del cambio de hora por estaciones.
La participaci¨®n bati¨® todos los r¨¦cords en ese tipo de consultas, con m¨¢s de 4,5 millones de respuestas (el 99,8% de ciudadanos y solo el 0,2% de empresas). El inter¨¦s era evidente en algunos pa¨ªses de la Europa septentrional: el 70% de las respuestas llegaron desde Alemania, frente a menos del 0,5% desde Espa?a o Italia. La inmensa mayor¨ªa (84%) de los participantes apoyaron la abolici¨®n del cambio horario, citando la salud como principal motivo para su elecci¨®n. Pero el 54% de los partidarios de abolir el cambio no apuesta por quedarse con el horario de invierno (el m¨¢s acorde al huso horario de cada pa¨ªs), sino por perpetuar los 60 minutos de adelanto del horario de verano.
La UE, en todo caso, ha sido incapaz de traducir a un texto legal esa demanda popular en contra del cambio horario. Los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n siguen atrapados por una norma que naci¨® para evitar la desbandada horaria y ha acabado por convertirse en una pesada losa para muchos ciudadanos y en una reliquia innecesaria para la Comisi¨®n Europea.
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