El Supremo de EE UU abre una puerta a los defensores del aborto en el caso de Texas
Dos jueces conservadores sugieren que est¨¢n a favor de que los proveedores de servicios abortivos puedan impugnar la restrictiva ley en los tribunales
La mayor¨ªa de los nueve jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos se mostraron abiertos este lunes a respaldar que los proveedores de servicios abortivos puedan impugnar en los tribunales la ley de Texas. La normativa, vigente desde septiembre, le proh¨ªbe a las mujeres interrumpir el embarazo a partir de la sexta semana, incluso en casos de violaci¨®n e incesto. El m¨¢ximo ¨®rgano de justicia rechaz¨® hace unas semanas bloquear la draconiana ley del latido, por lo que las se?ales favorables de los togados conservadores hacia los demandantes le devolvieron el aliento a las defensoras de los derechos reproductivos. Millones de mujeres ven bajo amenaza el hist¨®rico fallo Roe contra Wade emitido por el Alto Tribunal en 1973, que legaliz¨® el aborto en el pa¨ªs.
Desde Roe contra Wade, los Estados no pueden prohibir el aborto antes de la viabilidad del feto, alrededor de las 24 semanas de embarazo. Sin embargo, el Supremo no est¨¢ discutiendo si la ley de aborto de Texas es anticonstitucional, sino si puede ser impugnada en los tribunales. El Alto Tribunal accedi¨® a escuchar los argumentos del Departamento de Justicia y de los proveedores de servicios abortivos que intentan tumbar la restrictiva ley en tribunales inferiores. La normativa fue dise?ada precisamente para esquivar el potencial bloqueo de la justicia: las autoridades texanas, para quitarse responsabilidad, delegaron la responsabilidad de aplicar la ley al ciudadano de a pie. Son ellos los que est¨¢n facultados para demandar civilmente a quien ¡°ayude o sea c¨®mplice¡± de un aborto y, si ganan el caso, cobrar 10.000 d¨®lares.
El conservador juez Brett Kavanaugh, uno de los cinco magistrados que permiti¨® que la normativa entrara en vigor, sugiri¨® que el inusual esquema para aplicar la ley deber¨ªa poder impugnarse en los tribunales. ¡°Aqu¨ª se ha utilizado y explotado una laguna [legal]¡±, y la pregunta que debe responder el Supremo es si la deben cerrar, explic¨® el magistrado. Recordando el principio de un fallo del Alto Tribunal en 1908, Kavanaugh, nominado al cargo por el expresidente Donald Trump, dijo que probablemente deber¨ªan cerrarla. La juez Amy Coney Barrett tambi¨¦n dej¨® entrever que se desmarcar¨ªa de su bloque, al considerar que la ley est¨¢ dise?ada para evitar que los proveedores de abortos presenten ante los tribunales una ¡°defensa constitucional completa¡±.
La procuradora general de Estados Unidos, Elizabeth Prelogar, en representaci¨®n del Departamento de Justicia, alert¨® durante la audiencia de que ¡°ning¨²n derecho constitucional es seguro¡± si los jueces permiten que se mantenga la ley de Texas, una normativa que ¡°claramente viola los precedentes¡± del Alto Tribunal. De los nueve jueces, cinco son conservadores, incluidos los tres designados por Trump durante su Administraci¨®n. El presidente del Supremo, John Roberts, no tiene una l¨ªnea tan marcada, y en la votaci¨®n sobre si bloquear o no la ley de Texas, se uni¨® a la postura de los tres jueces progresistas. El objetivo de la norma ¡°parece ser excluir al Estado de la responsabilidad de implementar y hacer cumplir la ley¡±, argument¨® entonces.
A espaldas del Capitolio y frente al Supremo, un grupo reducido, en su mayor¨ªa alegres mujeres j¨®venes, vestidas de rojo, levantaban esta ma?ana globos con forma de coraz¨®n que combinaban con sus cuidados atuendos. ¡°Somos la generaci¨®n provida¡±, rezaban sus pancartas. A unos metros, repartidos por la fachada, un pu?ado peque?o de hombres y mujeres, con vaqueros y chaquetas gruesas para soportar el fr¨ªo washingtoniano, guardaban silencio con el semblante serio. Representaban a los que temen que les arrebaten un derecho conquistado hace medio siglo. ¡°?Qu¨¦ pasa con mis latidos?¡±, se le¨ªa en un cartel. De fondo, unos parlantes transmit¨ªan lo que ocurr¨ªa dentro del tribunal: los jueces discut¨ªan, nuevamente, sobre la interrupci¨®n del embarazo.
Las cl¨ªnicas abortistas de Texas han dejado de realizar los procedimientos una vez que se detecta actividad card¨ªaca. Si incumplen la ley, arriesgan suculentas multas. La consecuencia ha sido que las mujeres que quieren interrumpir su embarazo y tienen buena situaci¨®n econ¨®mica, han viajado a otros Estados. Las m¨¢s vulnerables, deben continuar con sus embarazos o encontrar otras formas, generalmente peligrosas, para ponerles fin.
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