Partos en la ¡°cl¨ªnica de do?a Elena¡±: desamparo legal para los beb¨¦s robados antes de la dictadura argentina
Una pareja lucha para que la justicia no archive su caso, testigo del olvido que padecen las v¨ªctimas no vinculadas al terrorismo de Estado
¡°Mi beb¨¦ naci¨® a fines de 1969 y me dijeron que estaba muerto. Pero yo creo que se lo apropiaron. Mi abuela me cont¨® antes de morir que lo hab¨ªan vendido¡±, dice entre l¨¢grimas Leonor Lazzarano. Ella ten¨ªa 17 a?os igual que su pareja, Alberto Landaburo, y cursaba el octavo mes de su primer embarazo. Su madre la llev¨® enga?ada a una maternidad de Wilde (en las afueras de Buenos Aires) conocida como ¡°la cl¨ªnica de do?a Elena¡±, una referencia a su propietaria, la obst¨¦trica Juana Elena Franicevich. All¨ª le aplicaron una inyecci¨®n en el vientre para inducirle el parto, y dio a luz.
¡°Yo lo vi nacer, pero cuando quise agarrarlo se lo llevan por esa puerta, y jam¨¢s me lo trajeron¡±, dice Leonor, que se fue de la cl¨ªnica en una crisis de nervios, sin certificado de defunci¨®n ni constancia alguna de haber parido. ¡°Yo era una adolescente y mi palabra no val¨ªa nada¡±, lamenta hoy, con 68 a?os. Tard¨® mucho en decidirse a buscar y, cuando empez¨®, no le fue f¨¢cil: ¡°Cuando vos nombrabas a Berg¨¦s la gente ten¨ªa miedo de hablar¡±. Se refiere a Jorge Antonio Berg¨¦s, un famoso m¨¦dico de la Polic¨ªa Bonaerense que trabajaba con Franicevich y condenado m¨¢s tarde por torturas y el robo de los beb¨¦s nacidos en los centros de detenci¨®n de la ¨²ltima dictadura militar en Argentina (1976-1983). Berg¨¦s particip¨® en aquel parto de 1969 en ¡°la cl¨ªnica de Dona Elena¡±.
Leonor y Alberto est¨¢n convencidos de que su beb¨¦ fue apropiado y acudieron a la justicia. ¡°Me encantar¨ªa encontrarlo, o encontrarla. Yo nunca baj¨¦ los brazos, pero nadie me ayud¨®¡±, dice ella, madre de otros dos hijos, de 28 y 34 a?os. La historia, ocurrida durante el r¨¦gimen de Juan Carlos Ongan¨ªa (1966-1970), muestra que la pr¨¢ctica de apropiarse de ni?os reci¨¦n nacidos atraviesa todos los tiempos, y que en Argentina los casos que no encajan en el periodo del terrorismo de Estado quedan desenfocados de las pol¨ªticas de identidad y suponen b¨²squedas a pulm¨®n.
Al menos once ni?os robados
El posible robo de este beb¨¦ se investiga en la justicia federal de Quilmes. El abogado de la pareja, Juan Ignacio Bellocchio, cree que hay indicios para profundizar la b¨²squeda. Y sospecha que el caso esconde adem¨¢s una red de tr¨¢fico de ni?os que habr¨ªa operado entre 1962 y 1984, con la participaci¨®n de Franicevich (ya fallecida) y Berg¨¦s, adem¨¢s de la complicidad policial. Al menos once nacimientos registrados en Wilde entre el ¨²ltimo trimestre de 1969 y el primero de 1970 son parte de su hip¨®tesis, as¨ª como los nombres de otros presuntos colaboradores de la red de apropiaci¨®n.
Pero el juez Luis Armella dispuso archivar la causa, al considerar que no hay elementos para avanzar. Uno de sus argumentos es que no pudo inferirse una red de apropiaci¨®n cuando el hecho denunciado sucedi¨® antes de la ¨²ltima dictadura, etapa en que s¨ª hubo un plan sistem¨¢tico de apropiaci¨®n de ni?os. Para Bellocchio, en cambio, las cosas son al rev¨¦s.
Si la partera Franicevich y el m¨¦dico Berg¨¦s intervinieron en apropiaciones de beb¨¦s durante la ¨²ltima dictadura, como est¨¢ probado (ella false¨® constataciones de parto de al menos cuatro hijos de desaparecidos nacidos en cautiverio), ¡°nada permite negar que al tiempo de los hechos que se investigan en esta causa [1969] no hayan estado activas las mismas redes de apropiaci¨®n¡±. El abogado plantea que el caso de Leonor re¨²ne ¡°a las mismas personas, el mismo delito y el mismo modo de operar¡± que se juzga en causas activas por cr¨ªmenes de la dictadura, solo que en una etapa previa.
En un escrito dirigido al juez para evitar que la causa se archive, el abogado pregunta: ¡°?Tienen acaso los ni?os apropiados fuera del terrorismo de Estado un est¨¢ndar inferior de protecci¨®n, como personas menos importantes para que la justicia o el Estado invierta sus recursos en buscarlos?¡±. El conflicto est¨¢ ahora en manos de la C¨¢mara Federal de Apelaciones de La Plata, que deber¨¢ definir si se cierra o no este expediente, un caso testigo de la lucha por el derecho a la identidad.
Origen, identidad y b¨²squeda
En la provincia de Buenos Aires, la oficina que se ocupa de acompa?ar las b¨²squedas de identidad es el Registro de Personas Desaparecidas, dependiente del Ministerio de Seguridad. Hace m¨¢s de veinte a?os que abordan este tema, ante miles de consultas que reciben de personas desvinculadas de sus seres queridos por diversas situaciones, que un d¨ªa se preguntan por su origen y piden ayuda para esclarecerlo. Por eso el abogado de Leonor pidi¨® que este equipo especializado participe en su caso.
Alejandro Inch¨¢urregui, a cargo del Registro, dice que ¡°la b¨²squeda de identidad de origen trasciende las sociedades y ¨¦pocas. La tragedia Ion, de Eur¨ªpides, ya nos da algunas pistas sobre la problem¨¢tica¡±. El trabajo de su oficina est¨¢ reflejado en el libro Tras la b¨²squeda. Historias en torno a la identidad de origen y los reencuentros (2009), que prolog¨® el fallecido intelectual H¨¦ctor Schmucler, y en el conmovedor documental Mujeres invisibles (2015, Clara Becerra).
Inch¨¢urregui, que fue uno de los fundadores del Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense, distingue dos circunstancias: las adopciones, consecuencia de un instituto legal que busca que un ni?o o ni?a que carecen de una familia la tengan; y las apropiaciones, que consisten en inscribir como hijo o hija biol¨®gica a quien no lo es. ¡°En estas, la estrategia de quienes ejercieron el poder ha incluido hacer de esas tragedias algo com¨²n, constante y normal. Gente de m¨¢s poder se apropia de los chicos de madres m¨¢s vulnerables. Quiz¨¢s hoy sea un ¡®impensable cultural¡¯ verlo as¨ª, pero es inevitable que esos ciudadanos desarrollen sus b¨²squedas. Y el Estado debe dar el ejemplo y contribuir¡±.
Las v¨ªctimas de Franicevich y Berg¨¦s antes de la dictadura fueron muchas. En la cuarentena, varias se conocieron azarosamente por redes sociales y comenzaron a vincularse. Algunas nacieron en la cl¨ªnica de Wilde, tienen partidas firmadas por la partera y saben que fueron apropiadas. Otras son las que dieron a luz en ese sitio. Mientras la justicia resuelve si el caso de Leonor sigue o muere, ella quiere enviar un mensaje a las madres: ¡°Que no tengan miedo. Que somos un grupo. Y que se hagan visibles¡±.
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