Las ¨®rdenes religiosas ya admiten casos de abusos mientras la Conferencia Episcopal sigue sin actuar
Cinco congregaciones reconocen que ten¨ªan constancia de denuncias del informe de EL PA?S
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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Varias ¨®rdenes religiosas han comenzado ya a admitir algunos de los 251 casos con acusaciones de abusos a menores del informe bajo investigaci¨®n de la Iglesia que EL PA?S ha entregado al Vaticano y al presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el cardenal Juan Jos¨¦ Omella. Por el contrario, la CEE se ha desentendido de la investigaci¨®n, alega que la dirige la Santa Sede desde Roma y a¨²n no tiene un plan para actuar. Omella, arzobispo de Barcelona, que recibi¨® el informe hace 10 d¨ªas, lo entreg¨® de inmediato al tribunal eclesi¨¢stico de su di¨®cesis, que comenz¨® a investigarlo, pero de momento no se ha tomado ninguna iniciativa m¨¢s. El informe, de 385 p¨¢ginas, recoge acusaciones que afectan a 31 di¨®cesis y 31 ¨®rdenes, aunque la mayor¨ªa, un 77%, pertenecen a estas ¨²ltimas. Las congregaciones comenzaron a investigar desde el primer momento, una vez que EL PA?S les comunic¨® sus casos, pero la CEE se desmarca del proceso.
La mayor¨ªa de las ¨®rdenes sostienen que han comenzado de inmediato a revisar sus archivos, incluso aunque este diario solo les remiti¨® los nombres de los acusados y datos b¨¢sicos, no la informaci¨®n ¨ªntegra del dossier. Con eso ya han podido dar respuestas y casos ocultos han salido a la luz. Las congregaciones est¨¢n a la espera de que la CEE o el Vaticano les env¨ªen la informaci¨®n del estudio que les ata?e. La CEE ha desde?ado el informe de este diario y su trabajo de tres a?os, con acusaciones de presunta falta de rigor que ¡°hace dif¨ªcil extraer conclusiones que puedan servir a una posible investigaci¨®n¡±. Entretanto, siguen llegando nuevos mensajes de denuncia, ya m¨¢s de 40, al correo electr¨®nico de EL PA?S.
La lista de 251 denuncias de abusos que EL PA?S ha entregado al Vaticano y la Iglesia espa?ola
Los marianistas han admitido que conoc¨ªan uno de sus cinco casos: el de Javier Granell, fallecido el a?o pasado, acusado dos veces en el informe de EL PA?S, pero en dos colegios distintos de Zaragoza: El Pilar de Salesianos, donde era cura, y El Pilar de Marianistas, ya como seglar. Este caso ilustra que no solo los sacerdotes y religiosos cambiaban de centro o pa¨ªs cuando eran acusados, tambi¨¦n ocurr¨ªa a veces que abandonaban los h¨¢bitos y simplemente dejaban una escuela y se iban a otra. Una v¨ªctima que no desea ser identificada relata que en 2009 estudiaba en los salesianos de la capital aragonesa. Granell era el profesor de religi¨®n. ¡°Era un cura guay. Nos llevaba a unos cuantos a cenar por ah¨ª y a tomar cervezas. Hac¨ªa cenas en su casa. Un d¨ªa que salimos a tomar algo al final nos quedamos ¨¦l y yo en un bar. Me ofreci¨® tomar una ¨²ltima copa en su casa. Una vez all¨ª, sentados en el sof¨¢, empez¨® a meterme mano. Intent¨® retenerme, pero pude golpearle y salir corriendo. Los ¨²ltimos d¨ªas de curso fueron muy violentos. Ten¨ªa que seguir vi¨¦ndole en clase. Al a?o siguiente fue trasladado. Hab¨ªa rumores de que algo an¨®malo hab¨ªa pasado, pero la asociaci¨®n de padres incluso organiz¨® actos en su defensa para que se quedase¡±, relata este exalumno. Indica que Granell tambi¨¦n era director de una escuela de tiempo libre y campamentos del centro. ¡°No me sorprender¨ªa que hubiese m¨¢s v¨ªctimas. Me da miedo pensar qu¨¦ pudo hacer en ese tiempo. Me da rabia y dolor pensar en el tema¡±. La primera vez que escribi¨® a EL PA?S confesaba: ¡°A mitad de mensaje he parado para vomitar¡±. Los salesianos est¨¢n investigando este y el resto de casos remitidos, 37. Aseguran que ya est¨¢n ¡°buscando informaci¨®n en los archivos¡± y esperan poder contactar con los denunciantes para ¡°escucharles y ofrecerles la ayuda que puedan requerir¡±.
Granell reapareci¨® como seglar en los marianistas de Zaragoza. Entr¨® en el colegio en septiembre de 2009 y se dio de baja el 31 de marzo de 2012, seg¨²n la orden, que afirma que nunca supo de su pasado e incluso se present¨® ¡°con una carta de recomendaci¨®n¡±. Daniel Luque, un exalumno, reconstruye lo ocurrido: ¡°Realiz¨® tocamientos a uno de mis compa?eros, que lo cont¨® inmediatamente. Despidieron al profesor, y pidieron discreci¨®n a los alumnos y exalumnos que se enteraron. Al curso siguiente, Javier Granell ya no estaba en el centro¡±. Portavoces de los marianistas aseguran que al conocer los hechos lo comunicaron a la familia del menor y a la inspecci¨®n educativa, y que fue el docente quien se march¨® por iniciativa propia. Pero refieren que en la investigaci¨®n abierta los hechos no se consideraron ¡°denunciables¡±, sino solo ¡°comportamientos inadecuados¡±. La familia no quiso denunciar y finalmente no se emprendieron acciones legales. Seg¨²n este exalumno, Granell sigui¨® trabajando luego en una academia de profesores particulares a domicilio.
La orden de los Terciarios Capuchinos, los amigonianos, ha reconocido que ya conoc¨ªa dos casos de los ocho que estaban incluidos en el dosier en su cap¨ªtulo. El m¨¢s reciente tuvo lugar en enero de 2016 en el colegio Montesi¨®n de Torrent, Valencia. Aseguran que la congregaci¨®n lo denunci¨® a la Fiscal¨ªa del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Valencia y a la inspecci¨®n educativa, y que el acusado, el seglar D. P., se fue por su propia voluntad. ¡°Fue detectado enseguida por nuestros canales internos¡±, explican. Un testigo asegura que adem¨¢s era monitor infantil en una parroquia de Tavernes, un pueblo cercano. ¡°Le pillaron porque intercambiaba mensajes por WhatsApp con varias alumnas, y la madre de una de ellas lo vio todo¡±, relata. La orden detalla que los padres no quer¨ªan denunciar y lo hizo la direcci¨®n, con la acusaci¨®n de ¡°relaciones inapropiadas¡± con un grupo de alumnas. Pero desconoce c¨®mo acab¨® el proceso. ¡°A¨²n no hemos recibido ninguna comunicaci¨®n del juzgado¡±, se?alan. Los amigonianos admiten que ignoran si este docente luego ha seguido dando clase en alg¨²n otro centro y sigue ejerciendo en la actualidad.
Los escolapios, que cuentan con ocho casos en el informe de este diario, confirman que conoc¨ªan dos. Uno, el caso de Salvador F., un religioso ya fallecido en 2018 de las Escuelas P¨ªas de Sarri¨¢, en Barcelona. Recibieron una denuncia en 2020, por hechos de los a?os setenta, atendieron a la v¨ªctima e iniciaron un proceso de acompa?amiento con la mediaci¨®n del Sindic de Greuges, el defensor del pueblo catal¨¢n. Los escolapios tambi¨¦n sab¨ªan del caso de Faustino Os¨¦s, que tuvo una denuncia en Chile, donde estuvo en los a?os sesenta y setenta. ¡°La investigamos y tuvo una sentencia can¨®nica, hace cinco a?os¡±, confirma un portavoz de la orden. ¡°Tiene 92 a?os, ya estaba apartado del contacto con menores en Granada, pero la sentencia dijo que ten¨ªa que estar totalmente apartado. Ahora est¨¢ muy enfermo. Cuando hicimos la investigaci¨®n, no encontramos nada anterior¡±.
Sin embargo una denuncia a EL PA?S de un exalumno, Fernando G¨®mez, le acusa de abusos ya en Pamplona en 1965: ¡°Yo contaba 12 a?os. Hab¨ªa un chiringuito para vender chucher¨ªas a los chiquillos que era regentado por el padre Faustino Os¨¦s. Lo habitual era que tuviera un chiquillo sentado en sus rodillas. Les met¨ªa mano. Un d¨ªa el bal¨®n dio contra la puerta y el cura se apropi¨® de ¨¦l de malas maneras. Uno de mis compa?eros espet¨® indignado: ¡®Padre Faustino, si nos devuelve el bal¨®n me dejo¡¯. Sali¨® iracundo y me cruz¨® la cara. Indignados fuimos a denunciarle a comisar¨ªa, no los abusos, que igual nos parec¨ªa hasta normal, sino que me hab¨ªa pegado. Pero la polic¨ªa empez¨® a preguntar los porqu¨¦s y le contamos todo. Pusieron a investigar al profesor de formaci¨®n del esp¨ªritu nacional y le trasladaron. A nosotros nos castigaron por salir del colegio sin permiso¡±.
Fue entonces cuando fue enviado a Chile, una pr¨¢ctica habitual con los abusadores. La orden confirma que luego tambi¨¦n estuvo en Bilbao y acab¨® en el colegio de Granada, que fue donde se le conden¨®. Ahora est¨¢ en una residencia de ancianos de la congregaci¨®n ¡°donde no puede salir, independiente del colegio, y sin contacto con ni?os¡±. Es decir, pasaron 50 a?os hasta que se tom¨® alguna medida. Este antiguo alumno, adem¨¢s, acusa a otro escolapio de Pamplona en los sesenta, el padre Azcona, su profesor de lat¨ªn: ¡°Ten¨ªa la costumbre de sacar a un alumno a la pizarra mientras sentaba a otro en sus rodillas. Me toc¨® m¨¢s de una vez que me sobara los huevos. En ese ambiente rijoso, en el que el sexo era pecado mortal, se desarroll¨® mi primera juventud en un colegio de curas de la muy cat¨®lica Pamplona en los sesenta. Hoy me resulta f¨¢cil deducir que no era una isla, sino una pr¨¢ctica bastante habitual en la Espa?a de la ¨¦poca¡±.
Por su parte, los jesuitas admiten que entre los casos que les afectan en el estudio, un total de 31, algunos ya los conoc¨ªan y fueron investigados, pero se niegan a precisar cu¨¢les y con qu¨¦ resultado. Igualmente, los maristas admiten que ya conoc¨ªan varios casos de los 35 que tienen en el dosier, pero tampoco quieren aclarar cu¨¢les son, ni sus conclusiones. Seg¨²n revelan v¨ªctimas que se han puesto en contacto con ellos, al menos tres hacen referencia al colegio Mar¨ªa la Inmaculada que la congregaci¨®n tiene en Valladolid. Otros tres fueron profesores en los a?os cincuenta en un centro del barrio de El Antiguo, en San Sebasti¨¢n: el hermano Basilio, el hermano Juli¨¢n y otro apodado El Pelirrojo. Un exalumno, I.B., estudi¨® all¨ª entre 1958 y 1963: ¡°Fui testigo de los abusos del hermano Juli¨¢n. Era habitual que estuviera impartiendo la clase desde su mesa en la tarima con dos alumnos, uno a cada lado. Protegido por su mesa, los alumnos eran manoseados y masturbados¡±, relata. Este antiguo alumno contact¨® con EL PA?S y tambi¨¦n escribi¨® a la orden para denunciarlo. ¡°Me contestaron que lo lamentaban y que investigar¨ªan lo sucedido¡±, explica. Tambi¨¦n se?ala al hermano Basilio: ¡°Utilizaba un cuarto donde vend¨ªa material escolar y algunas golosinas y, de paso, aprovechaba para manosear a los alumnos. Hab¨ªa otro hermano conocido como El Pelirrojo y los m¨¢s mayores nos contaban que les llamaba y se quedaban a solas en un s¨®tano del colegio: all¨ª este hermano les ense?aba a acariciar y chupar lo rojo del pito¡±.
En todo caso, una vez abiertas las investigaciones las ¨®rdenes pueden ser muy opacas a la hora de comunicar luego sus resultados. El caso del colegio de los maristas en Vigo fue destapado por EL PA?S el pasado 1 de junio. Ocho exalumnos de los a?os sesenta acusaron hasta a cuatro profesores y relataron una atm¨®sfera de horror y violencia. Tras la publicaci¨®n del art¨ªculo surgieron nuevas v¨ªctimas y acusaciones a otros religiosos. No obstante, pasados casi seis meses, los maristas de la provincia de Compostela no dan ninguna informaci¨®n sobre su investigaci¨®n. En el dosier de este peri¨®dico entregado al Vaticano y a los obispos espa?oles hay nuevas acusaciones en este centro.
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