Cristianos de base sobre los abusos: ¡°Los obispos tienen que ser valientes o pueden destrozar el pensamiento cat¨®lico¡±

Carmen Peller¨ªa reza a diario. A sus 67 a?os, esta maestra de Santander ya jubilada, se define como una cat¨®lica optimista, pero est¨¢ en pie de guerra contra la posici¨®n adoptada por la Conferencia Episcopal (CEE) respecto a la investigaci¨®n que afronta la Iglesia espa?ola de 251 casos de pederastia, de la que se ha desmarcado alegando que es el Vaticano el ¨®rgano competente. ¡°Los obispos tienen que ser valientes, pedir perd¨®n, investigar, reunirse con las v¨ªctimas y compensarlas econ¨®micamente, de no ser as¨ª pueden destrozar el pensamiento cat¨®lico¡±, defiende Peller¨ªa en conversaci¨®n telef¨®nica desde su casa. Como otros cristianos de base, esta mujer no aprueba algunos de los argumentos sostenidos por los m¨¢ximos representantes de la Iglesia espa?ola, como que los abusos pueden ocurrir en cualquier ¨¢mbito de la sociedad. ¡°Ellos son el nombre de Dios y tienen que abrirse en canal y asumir responsabilidades¡±, se?ala.

A comienzos de esta semana, despu¨¦s de que EL PA?S entregara al Vaticano y al presidente de los obispos espa?oles, el cardenal Juan Jos¨¦ Omella, un ejemplar de la investigaci¨®n, un portavoz aseguraba no saber nada de c¨®mo se va a proceder, ni cu¨¢les son los tiempos, ni si se tomar¨¢n medidas cautelares contra aquellos acusados a¨²n en activo. Explicaba que es el Vaticano quien se encarga de la investigaci¨®n y debe responder a estas preguntas. Esa postura choca con la de la Santa Sede, que tras recibir el informe supervisa la investigaci¨®n de la Iglesia espa?ola. En el Vaticano causa sorpresa que la CEE no se ci?a a las reglas can¨®nicas, que indican claramente que quien recibe denuncias tiene el deber de iniciar una investigaci¨®n. La CEE siempre se ha negado a emprender una revisi¨®n del pasado y rechaza una comisi¨®n de la verdad independiente como la creada en Francia, Alemania y otros pa¨ªses.

Evaristo Villar, madrile?o de 80 a?os y cofundador de Redes Cristianas ¨Dque agrupa a 200 organizaciones cat¨®licas de Espa?a¨D, cree que el episcopado espa?ol ¡°est¨¢ de espaldas a la modernidad y la teolog¨ªa actual¡± y no est¨¢ en la l¨ªnea ¡°de lo que parece que quiere el Papa¡±. ¡°Han echado balones fuera y al final ha sido una instituci¨®n civil [en referencia al diario EL PA?S] la que ha liderado la investigaci¨®n... No se trata tanto de un pecado como de un delito y se debe llevar ante la justicia civil, al tratarse de ni?os es m¨¢s urgente e imperativo¡±. Villar no es capaz de entender el ¡°ocultamiento¡± de la CEE cuando ¡°la mayor¨ªa de la ense?anza privada est¨¢ en sus manos¡± ¨Dm¨¢s del 60% de los centros concertados en Espa?a son cat¨®licos¨D, y, ¡°al fin al cabo, eso son ni?os¡±, recalca.

A las puertas de la parroquia de San Crist¨®bal y San Rafael, en la calle Bravo Murillo de Madrid, Chechu Marcos, de 49 a?os, ve con mejores ojos que la CEE no tome la iniciativa. Cree que ¡°tal vez lo hayan decidido as¨ª para que la investigaci¨®n sea m¨¢s imparcial¡± y est¨¢ de acuerdo con que sea el Vaticano el que lleve las riendas. No da m¨¢s explicaciones.

A dos kil¨®metros de la Puerta del Sol de Madrid, en una glorieta se encuentra la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, que da sentido a la parada de metro all¨ª ubicada: Iglesia. A Conchi Arribas, de 57 a?os, que se santigua al mirar al altar de la capilla, no le tiembla la voz para pedir ¡°que se investigue¡± y que ¡°caiga quien tenga que caer¡±. Pero no est¨¢ de acuerdo con que tengan que ser ¡°otros¡± y no la CEE ¡°la que se manche las manos¡± para llegar a la verdad.

Otro de los argumentos sostenidos por los fieles es el ¡°maltrato indirecto¡± que los obispos est¨¢n dispensando a las v¨ªctimas al no darles credibilidad. Juan Jos¨¦ Tamayo, em¨¦rito de la c¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencia de las religiones de la Universidad Carlos III, defiende que no creer en el testimonio de las v¨ªctimas supone ¡°minusvalorar a los que han sufrido¡±. ¡°Esa insensibilidad ante el dolor, falta de compasi¨®n al no ponerse de su lado, no compartir su sufrimiento y no aliviarlos con la escucha es monstruoso¡±. Tamayo rechaza que en lugar de sacar a la luz a los pederastas, la CEE acuse a EL PA?S de falta de rigor, ¡°una prueba m¨¢s¡± de su negativa a conocer la verdad y asumir su responsabilidad. ¡°Est¨¢n contraviniendo el mensaje de Jes¨²s de Nazaret: la verdad os har¨¢ libres¡±.

De manera parecida piensa la tambi¨¦n te¨®loga Margarita Pintos. ¡°Han tratado de minimizar el esc¨¢ndalo alegando que son pocas las v¨ªctimas, como si un solo ni?o no mereciera la pena, el criterio del n¨²mero es anti evang¨¦lico¡±. Pintos no cree que esa postura de desentenderse les vaya a pasar factura. ¡°Saben muy bien que sus fieles van a imitar su conducta y van a echar la culpa a las v¨ªctimas; algunos obispos han llegado a afirmar que los ni?os provocaban¡±.

Emilia Robles, coordinadora desde 2002 de la red cristiana internacional Proconcil, tiene sentimientos encontrados. Por un lado, hace una cr¨ªtica muy dura a la Iglesia espa?ola. Cree que ¡°echar balones fuera diciendo que esto sucede tambi¨¦n fuera¡± no es tolerable. ¡°Evidentemente, all¨ª donde hay abuso de poder no controlado y una sexualidad enferma puede suceder. Pero el que se repita en la Iglesia pone de manifiesto que hay un abuso de poder continuo, sin control¡±, expone. Robles defiende el celibato voluntario siempre que la persona tenga un buen equilibrio afectivo, se sienta realizada en ese estado y vaya unido al servicio gratuito. Pero cuestiona el ¡°celibato institucionalizado unido a privilegios y a poder, que se quiere poner como ideal de perfecci¨®n, desvalorizando en la pr¨¢ctica la vida en pareja¡±. En su opini¨®n, la ra¨ªz del problema se remonta al hecho de que ¡°durante d¨¦cadas en los seminarios ha faltado educaci¨®n afectivo-sexual¡±. Por otro lado, pide que no se meta a toda la jerarqu¨ªa de la Iglesia en el mismo ¡°saco¡±. ¡°Tambi¨¦n hay laicos que son proclives a la ocultaci¨®n e impunidad de los abusos de poder¡±, argumenta.

Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es