Cuando la pandemia enferma a los que curan: ¡°Pensar que la ¨²ltima persona a la que vio esa paciente fui yo era un misil en mi cerebro¡±
La crisis sanitaria ha puesto en jaque la salud mental de los profesionales sanitarios: un estudio del Hospital del Mar se?ala que uno de cada siete profesionales estaba en riesgo alto de desarrollar una enfermedad mental tras la primera ola
Un domingo del verano de 2020, el doctor Marc Tar¨ªn toc¨® fondo. Claudic¨®, dice ¨¦l. Justo cuando la primera ola menguaba y el coronavirus daba un respiro al mundo, una ¡°bronca dom¨¦stica sin importancia¡± colm¨® el vaso de su salud mental, recuerda. Y brotaron de repente los problemas de verdad, los demonios y las rumiaciones que hab¨ªa ido acumulando en esos meses aciagos de pandemia: ¡°Mi cerebro estaba bloqueado. No era capaz de pensar n¨ªtidamente. Ten¨ªa rumiaciones intensas, pensamientos que no son capaces de salir de la cabeza¡±, relata este m¨¦dico de familia de 35 a?os. Rumiaciones como la imagen de aquella mujer con covid a la que, enfundado en un equipo de protecci¨®n individual, fue a atender a su casa y se la encontr¨® ¡°azul¡±, sin apenas respiraci¨®n y con pocos visos de salir adelante: ¡°Eso era un misil en mi cerebro. Pensar que fui la ¨²ltima persona a la que vio: a m¨ª, vestido como un astronauta¡±.
Tres meses de baja laboral con medicaci¨®n ansiol¨ªtica por ansiedad fueron el resultado de aquella primera ola de la crisis sanitaria para este m¨¦dico barcelon¨¦s con consulta en Martorell. A toro pasado, Tar¨ªn asume que se le juntaron varias cosas. Nunca hay un solo motivo. El descontrol generalizado en la atenci¨®n sanitaria, los pacientes del cupo que se le mor¨ªan, ¡°el m¨®vil con cientos de mensajes¡± de familiares y conocidos cada d¨ªa pregunt¨¢ndole qu¨¦ estaba pasando, la mudanza temporal de su mujer y su hijo a otra casa para minimizar el riesgo de contagiarlos, la covid que pas¨® su padre al borde del ingreso hospitalario. Todo suma. ¡°Yo era consciente de que, con la inercia que llevaba, tarde o temprano, claudicar¨ªa. Y lo hice en verano, cuando est¨¢bamos muy tranquilos¡±, relata. Nadie los hab¨ªa entrenado para todo lo que vivieron, explica Tar¨ªn. Estaban ¡°en guerra¡±, las emociones se relativizaban y cada uno hac¨ªa lo que pod¨ªa. Hasta que no pod¨ªan m¨¢s.
Y como Tar¨ªn, tantos otros. La pandemia tambi¨¦n enferm¨® ¡ªy no solo de covid¡ª a los que curan y cuidan. La crisis sanitaria ha puesto en jaque la salud mental de los profesionales sanitarios y las consecuencias de dos a?os en las trincheras pesan en el sector. Un estudio coordinado por el investigador Jordi Alonso y su equipo del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones M¨¦dicas revel¨®, tras encuestar a m¨¢s de 9.000 sanitarios espa?oles, que uno de cada siete profesionales del sector presentaron un probable trastorno mental discapacitante durante la primera ola de la pandemia. V¨ªctor P¨¦rez, jefe de Psiquiatr¨ªa de Hospital de Mar y coautor del estudio, explica que la depresi¨®n, el trastorno de ansiedad, el estr¨¦s postraum¨¢tico y el abuso de sustancias son los problemas de salud mental m¨¢s comunes y la sintomatolog¨ªa persiste ola tras ola: ¡°Hay factores que elevan el riesgo. Por ejemplo, los profesionales que tuvieron trastornos mentales previos tienen el doble de posibilidades de desarrollar otro. Tambi¨¦n ser mujer, joven, enfermera, estar en formaci¨®n, personas con p¨¦rdidas familiares por covid o aquellos que est¨¢n en primera l¨ªnea, como en urgencias o cuidados intensivos, tienen m¨¢s riesgo¡±.
En el caso de Salvador Espinosa, de 60 a?os, a la carga de trabajo como m¨¦dico de emergencias en las ambulancias de Madrid se le sum¨® la propia enfermedad. Cay¨® en los primeros d¨ªas de la pandemia y sali¨® del hospital mes y medio despu¨¦s ¡ªtras 15 d¨ªas en UCI¡ª con da?o neurol¨®gico y alteraciones respiratorias, enganchado a una m¨¢quina de ox¨ªgeno y lejos de volver a ejercer de m¨¦dico en una ambulancia: ¡°Si a ti te dicen que tu profesi¨®n, la que amas, no la puedes volver a hacer, ?qu¨¦ har¨ªas? Lo que te pide el cuerpo es buscar un culpable y yo me pas¨¦ un a?o odiando a todo el mundo. Y no sabes lo que duele odiar¡±, explica ahora.
Cay¨® en ¡°un pozo¡±, apunta. Sin salida. Solo ¡°un odio irracional¡± a todos. ¡°He gastado miles de pa?uelos en soledad. Solo lloraba y lloraba¡±, recuerda. Hasta que un d¨ªa pidi¨® ayuda, comenz¨® con una psic¨®loga y le diagnosticaron estr¨¦s postraum¨¢tico. ¡°Me ayud¨® verme a m¨ª mismo, mirarme al espejo. Y volver a esa calle donde atend¨ª a la paciente que yo creo que fue con la que me contagi¨¦. Me cost¨® mucho, pero me dijo la psic¨®loga que volviese a ese portal, me hiciese un selfi y dijese ¡®estoy aqu¨ª, estoy vivo y ahora, a tirar para adelante¡±, explica esta facultativo que, aunque no ha vuelto a atender pacientes a pie de calle, ha retomado su trabajo en el ¨¢rea de formaci¨®n continuada, preparando cursos para los profesionales de emergencias.
El Colegio de M¨¦dicos de Madrid ha advertido de que su Programa de Atenci¨®n Integral al M¨¦dico Enfermo ha atendido en 2021 a un 75% m¨¢s de m¨¦dicos por patolog¨ªa psiqui¨¢trica que el a?o anterior: el impacto de la pandemia ha sido mayor, seg¨²n el ¨®rgano colegial, entre neum¨®logos, geriatras, m¨¦dicos de urgencias del SUMMA 112 y facultativos de atenci¨®n primaria.
Las experiencias vividas en los ¨²ltimos dos a?os son un lastre para los profesionales. Paqui Guti¨¦rrez, t¨¦cnica en emergencias sanitarias en las ambulancias de Tarragona, todav¨ªa se emociona recordando aquellos primeros d¨ªas de pandemia. Las caras ¡ª ¡°por suerte¡±, dice¡ª son difusas, pero vuelve a verse agarrando una mano de un paciente moribundo o subiendo a una ambulancia a una persona que no volver¨¢ a casa. ¡°Era una locura. La mayor¨ªa era gente mayor y ve¨ªas en sus ojos el miedo y que su familia no pod¨ªa venir y t¨² sab¨ªas que eso iba a acabar mal y que ese paciente no se iba a poder despedir de ellos. No les pongo cara, pero tengo muchas im¨¢genes as¨ª¡±, admite la sanitaria, que a finales de abril de 2020 cogi¨® una baja por ansiedad y la tuvo alejada de las ambulancias hasta febrero del a?o siguiente.
No pod¨ªa parar de llorar. ¡°Yo explot¨¦, pero no por la carga de trabajo, sino por el miedo. Fue un c¨²mulo de cosas: me cambiaban cada d¨ªa de conductor y eso afectaba a mi trabajado porque un 90% es la convivencia y conocer a tu compa?ero y yo me sent¨ªa insegura. Otro d¨ªa, un encargado me grit¨® porque hab¨ªa gastado una mascarilla FFP2 para entrar a casa de una paciente sospechosa de covid, pero como no era un caso confirmado no pod¨ªa usar la FFP2¡å, explica esta sanitaria de 44 a?os. No era tanto el temor a infectarse ella como contagiar a los dem¨¢s: ¡°Me sent¨ªa un virus andante. Mi miedo era llevar la mierda esa a casa¡±.
Cuando cogi¨® la baja, Guti¨¦rrez se encerr¨® en su casa: dej¨® de salir, de relacionarse y el remordimiento ¡°de no haber sido capaz de aguantar el trabajo¡± se la com¨ªa por dentro. Ten¨ªa p¨¢nico a la calle.
Factores de buen pron¨®stico
Seg¨²n el psiquiatra V¨ªctor P¨¦rez, la mayor¨ªa de los profesionales salen adelante y se recuperan de la enfermedad con abordaje psicoterap¨¦utico y medicaci¨®n, si es necesario. ¡°Suelen volver a trabajar sin problema, aunque en el estr¨¦s postraum¨¢tico, el acontecimiento vital estresante tiene mucho peso y lo que se aconseja es que vuelvan a otra l¨ªnea de trabajo, no a primera fila¡±, apunta. Hay, adem¨¢s, factores de buen pron¨®stico, como evitar que se cronifique la situaci¨®n, tener una familia de apoyo, no tener problemas econ¨®micos y que las cosas alrededor mejoren.
A Guti¨¦rrez la ayudaron su hermana, su cu?ada y otra amiga con un grupo en que hac¨ªan v¨ªdeos tutoriales y juegos en la red social TikTok. ¡°La consigna era que, estuvi¨¦semos como estuvi¨¦semos, todos los d¨ªas ten¨ªamos que hacer un v¨ªdeo. Yo un d¨ªa estaba muy mal y lloraba porque pensaba que, con lo que me gustan a m¨ª los conciertos, nunca podr¨ªa volver a ver una actuaci¨®n en directo y mis amigos se vistieron de Freddy Mercury y Montserrat Caball¨¦ y me enviaron un v¨ªdeo cantando la canci¨®n de Barcelona. Esas cosas me salvaron la vida¡±, explica riendo. Esos v¨ªdeos y la inmunizaci¨®n: ¡°A ra¨ªz de que me pusieron la primera vacuna, empec¨¦ a sentirme m¨¢s segura, con menos miedo. Mi cabeza dio un giro: ya estaba protegida¡±.
Tras su paso por la Fundaci¨®n Galatea, que atiende en Barcelona a profesionales sanitarios con problemas de salud mental, tambi¨¦n Marc Tar¨ªn volvi¨® pronto a su puesto de trabajo, recuperado y ¡°muy bien¡±, m¨¢s fuerte. Pero ahora ve el reflejo del Marc del verano de 2020 en las caras de sus compa?eros: ¡°Los veo que est¨¢n en la fase en la que yo estaba. Yo no creo que vuelva a claudicar porque he aprendido a relativizar mucho y mi salud est¨¢ por encima de mi vocaci¨®n¡±. Seg¨²n un informe de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, seis de cada 10 m¨¦dicos sufre burnout ¡ªuna forma de estr¨¦s que se cronifica y genera hartazgo y agotamiento personal, profesional o en la relaci¨®n con los pacientes¡ª y tambi¨¦n un tercio de los facultativos se ha planteado dejar la profesi¨®n tras la pandemia.
Las secuelas de la pandemia persisten en el tiempo. M¨¢xime, si la crisis sanitaria no da tregua, apunta V¨ªctor P¨¦rez. ¡°En la primera ola est¨¢bamos en un modelo de crisis aguda, como el de las grandes cat¨¢strofes, donde primero hay una fase de p¨¢nico, como el momento de compra masiva del papel higi¨¦nico; luego, la fase del altruismo, la entrega y, por ¨²ltimo, una etapa de tristeza y desesperanza que se pasa a los meses y puede volver a empeorar al a?o. Pero el problema es que con las olas este modelo de curvas no est¨¢ siendo ¨²til y estamos en un modelo de indefensi¨®n aprendida, donde hagamos lo que hagamos, sentimos que ir¨¢ mal y se parece a una sintomatolog¨ªa depresiva¡±, reflexiona.
Y estas cicatrices que marcaron especialmente a algunos sanitarios amenazan con aflorar cada tanto. Espinosa, por ejemplo, ha vuelto a contactar con su psic¨®loga despu¨¦s de varios meses: ¡°No me encuentro bien, estoy un poquito desbordado otra vez y noto que me cuesta dormir y me falta concentraci¨®n. Hace un rato le he mandado un mensaje a mi psic¨®loga y le he dicho: ¡®Te necesito¡±.
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