El c¨®digo postal y el nivel de renta tambi¨¦n pesan en la lucha contra el c¨¢ncer
Un estudio de la AECC alerta de la inequidad en la exposici¨®n a factores de riesgo y en la accesibilidad a los tratamientos tras un diagn¨®stico oncol¨®gico
El c¨¢ncer no da cuartel. Caus¨® alrededor de 113.000 fallecidos en 2020 en Espa?a, seg¨²n un informe publicado este martes por la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa M¨¦dica (SEOM), que prev¨¦ 280.000 nuevos casos en 2022. Si bien la investigaci¨®n cient¨ªfica ha pisado el acelerador para adelantar al c¨¢ncer en una carrera por la supervivencia, todav¨ªa quedan muchas trabas en el camino para atajar esta compleja dolencia. M¨¢s all¨¢ del c¨®digo gen¨¦tico o la edad, que son variables que predisponen al c¨¢ncer dif¨ªciles de controlar, un estudio de la Asociaci¨®n Espa?ola Contra el C¨¢ncer (AECC) alerta, por ejemplo, de la inequidad en la exposici¨®n a factores de riesgo, como el tabaquismo o la obesidad, del peso de la pobreza ante un diagn¨®stico de c¨¢ncer o las desigualdades en la accesibilidad a tratamientos oncol¨®gicos.
Los expertos consultados admiten que se ha avanzado en la lucha contra el c¨¢ncer con medidas de control y disuasi¨®n del tabaquismo, programas de prevenci¨®n (como los cribados de c¨¢ncer de colon o mama) y planes de expansi¨®n de terapias novedosas. Pero queda camino por recorrer. La AECC denuncia, por ejemplo, la falta de unidades de radioterapia en algunas las provincias espa?olas o el acceso desigual a los programas de detecci¨®n de sangre oculta en las heces.
Gloria Mart¨ªnez ha vivido el peso del c¨®digo postal en la lucha contra la enfermedad. La mujer, de 40 a?os y residente en el Val d¡¯Aran, en el Pirineo de Lleida, sufri¨® un tumor de mama por primera vez hace 15 a?os: ¡°Ten¨ªa que viajar dos horas y cuarto, los 160 kil¨®metros que hay desde mi casa hasta Lleida, cada vez que iba a la quimioterapia. Durante seis meses, cada 21 d¨ªas, dos horas de ida y dos de vuelta: ten¨ªa que salir de casa muy temprano en ayunas, ir hasta all¨¢, anal¨ªticas, visita con el onc¨®logo, tratamiento... Me pasaba el d¨ªa en el hospital y luego, la vuelta. Hab¨ªa d¨ªas que llegaba a casa mareada¡±, relata. Por no hablar de la log¨ªstica familiar que implicaba dejar a sus dos hijas, entonces menores, con alg¨²n amigo, a?ade.
El c¨¢ncer de mama ha vuelto a la vida de Mart¨ªnez 15 a?os despu¨¦s, en el otro pecho. Pero las cosas ya han cambiado un poco: ¡°El hospital comarcal de Vielha colabora con el Hospital del Mar de Barcelona y la mayor¨ªa de los tratamientos de quimioterapia se puede hacer en el de Vielha. Eso te cambia mucho la vida. Para las pruebas m¨¢s complejas tengo que desplazarme, pero que el tratamiento de quimio, que es lo m¨¢s largo y pesado, te lo acerquen a casa, te cambia mucho la cosa¡±, explica. Menos mal, recuerda ahora, que ni entonces ni ahora tuvo que hacer radioterapia: si no, tendr¨ªa que ir y venir todos los d¨ªas a Lleida, por ejemplo, o a Barcelona, que est¨¢ a cuatro horas de su casa.
Una mara?a de variables y condicionantes alientan las desigualdades frente al c¨¢ncer. Aqu¨ª algunos de ellos:
La exposici¨®n a factores de riesgo. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), un tercio de las muertes por c¨¢ncer son debidas al tabaco, el alcohol, el sedentarismo y dietas poco saludables. Solo el consumo de tabaco provoca unas 52.000 muertes en Espa?a al a?o, seg¨²n la AECC. La obesidad, por su parte, est¨¢ asociada a mayor riesgo de tumores de endometrio, de mama, de colon, adenocarcinomas de es¨®fago y c¨¢ncer de p¨¢ncreas, entre otros.
Pero lejos de contener estos factores de riesgo, los h¨¢bitos de la poblaci¨®n van en contradirecci¨®n. Los casos de obesidad y sobrepeso se han triplicado desde 1975, seg¨²n la OMS, y un estudio del Hospital del Mar de Barcelona alertaba de que el cambio de dieta y estilo de vida disparar¨¢ el exceso de peso en 2030: 8 de cada 10 hombres y el 55% de las mujeres tendr¨¢n obesidad o sobrepeso a finales de esta d¨¦cada. Adem¨¢s, si bien la ley antitabaco sirvi¨® para contener el consumo, ha tocado techo y alrededor de un 22% de la poblaci¨®n sigue siendo fumadora.
Adem¨¢s, todos estos factores de riesgo tienen un claro gradiente social: son m¨¢s prevalentes entre la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable socioecon¨®micamente. Seg¨²n el informe de la AECC, que recoge informaci¨®n del INE y la Encuesta Europea de Salud en Espa?a, el 20% de los trabajadores no cualificados en Espa?a sufren obesidad, mientras que entre los directores o gerentes de grandes establecimientos o profesionales con estudios superiores, este porcentaje es del 9,33%. Y lo mismo sucede con el sedentarismo (46% de trabajadores no cualificados frente al 20% entre las personas con empleos de mayor nivel econ¨®mico) y el consumo de tabaco: el 22% de los empleados sin estudios fuma, casi el doble que los fumadores que hay entre los estratos laborales m¨¢s elevados.
Hace 20 a?os que la comunidad cient¨ªfica sabe y estudia la influencia de este gradiente social en la detecci¨®n, evoluci¨®n y pron¨®stico del c¨¢ncer, apunta Esteve Fern¨¢ndez, director de Epidemiolog¨ªa y Prevenci¨®n del C¨¢ncer del Institut Catal¨¤ d¡¯Oncologia (ICO) e investigador del Institut d¡¯Investigaci¨® Biom¨¨dica de Bellvitge: ¡°El c¨¢ncer tiene m¨¢s difusi¨®n en hombres de clases acomodadas y luego se va distribuyendo hacia las mujeres y hacia las zonas m¨¢s pobres. En el tabaquismo se ve perfectamente la diferencia entre hombres y mujeres y los niveles de estudio¡±. Esto se debe a la teor¨ªa de fusi¨®n de las innovaciones, justifica: ¡°Los comportamientos novedosos los adoptan, primero, hombres de capas sociales favorecidas¡±. Adem¨¢s, los mensajes preventivos de salud, agrega el epidemi¨®logo, ¡°los entend¨ªan mejor las personas con m¨¢s nivel socioecon¨®mico y dejaron de fumar antes¡±.
La presidenta de SEOM, Enriqueta Felip, insiste en reforzar ¡°una educaci¨®n dirigida en secundaria en prevenci¨®n del c¨¢ncer e investigar nuevas herramientas comunicativas¡± para llegar a toda la poblaci¨®n. Tambi¨¦n hay margen, asegura, para medidas disuasorias, como aumentar los impuestos al tabaco.
El precio del c¨¢ncer. Tampoco sale gratis enfermar. Para empezar, porque un diagn¨®stico de c¨¢ncer trae consigo un impacto laboral y econ¨®mico, sobre todo si el paciente est¨¢ en edad laboral activa y se ve obligado a dejar su trabajo, cambiarlo o reducir horas. Seg¨²n un estudio de la AECC sobre la toxicidad econ¨®mica del c¨¢ncer, un 16% de los pacientes refieren ser algo m¨¢s dependientes econ¨®micamente despu¨¦s del diagn¨®stico, una cifra que se eleva al 20% cuando se trata de personas de clase baja. La AECC calcula, adem¨¢s, que un 10% de las personas diagnosticadas de c¨¢ncer en Espa?a ten¨ªan una situaci¨®n de vulnerabilidad econ¨®mica.
La investigaci¨®n de la AECC revel¨®, tras encuestar a 1.700 pacientes, que el 16,5% pag¨® m¨¢s de 10.000 euros en gastos directos derivados de la enfermedad, explica Diego del Haro, t¨¦cnico de investigaci¨®n del Observatorio del C¨¢ncer de la AECC: ¡°Son gastos reales, gastos m¨¦dicos, que pueden ser de atenci¨®n m¨¦dica privada para una prueba diagn¨®stica, costes de transportes y dietas, atenci¨®n a una persona dependiente...Y a esto hay que sumarle el coste oportunidad que significa la p¨¦rdida de ingresos por estar en tratamiento activo de c¨¢ncer¡±.
Penetraci¨®n de actividades preventivas. Las comunidades aut¨®nomas cuentan con cribados contra el c¨¢ncer de mama y de colon a trav¨¦s de mamograf¨ªas y pruebas de detecci¨®n de sangre en heces, respectivamente. Pero la implementaci¨®n y, sobre todo, la respuesta de la ciudadan¨ªa ha sido irregular. Seg¨²n el informe de la AECC, apenas un tercio de las personas de entre 50 y 69 a?os se han realizado una prueba de sangre en heces en los dos ¨²ltimos a?os.
La diferencia entre comunidades es abismal: mientras que el 87% de las personas de ese rango de edad en Extremadura nunca se han realizado una prueba de sangre oculta en heces, en el Pa¨ªs Vasco o Navarra, esta cifra es mucho menor, del 24% y el 22% respectivamente, apunta de Haro: ¡°Tenemos un d¨¦ficit de acceso: hay muchas ¨¢reas de salud donde no llegan las cartas de invitaci¨®n para este programa¡±. Esteve, por su parte, asume que ¡°ha habido desigualdades¡± en la implementaci¨®n de estos programas en las comunidades: ¡°Tenemos programas universales y es un gran paso porque pensamos que podemos atajar posibles desigualdades. Pero hay zonas donde las tasas de participaci¨®n son muy bajas y esto hay que detectarlo y tomar medidas: hay poblaciones vulnerables a los que no estamos llegando¡±.
El epidemi¨®logo del ICO reclama campa?as institucionales que sirvan de recordatorio porque ¡°tienen un efecto positivo para cambiar el comportamiento¡±. Felip concuerda: ¡°Toda la labor comunicativa que podamos hacer es importante. La covid no puede cambiar esto. Los cribados son fundamentales. Habr¨¢ que ser m¨¢s proactivos en la comunicaci¨®n¡±.
Acceso desigual a tratamientos. El c¨®digo postal pesa en la atenci¨®n. Esteve asegura que se han mejorado las oportunidades de acceso dentro del sistema de salud con m¨¢s dispositivos asistenciales y ¡°una red para que cualquier paciente pueda entrar en un ensayo cl¨ªnico aunque su hospital no haga ensayos¡±, ejemplifica. Pero sigue habiendo desigualdades. La AECC denuncia, por ejemplo, que hay media decena de provincias que no tienen ninguna unidad de radioterapia y eso tiene un impacto, lamenta de Haro, ¡°porque requiere un desplazamiento de los pacientes y eso son costes en alojamiento, transporte¡±.
El presidente de la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa Radioter¨¢pica, Antonio G¨®mez, se?ala que falta infraestructura: ¡°Seg¨²n un estudio que hicimos hace cinco a?os, el 30% de los pacientes que deber¨ªan recibir radioterapia no la reciben. Deber¨ªamos tener siete u ocho aceleradores por mill¨®n de habitantes y en Espa?a hay 5,2 si se tiene en cuenta la red p¨²blica y privada¡±. Las donaciones de la Fundaci¨®n Amancio Ortega y el plan INVEAT del Ministerio de Sanidad, para renovar el parque tecnol¨®gico, han mejorado un poco la situaci¨®n, pero todav¨ªa falta acercar m¨¢s a la poblaci¨®n estos dispositivos, apunta G¨®mez: ¡°Los pacientes tienen tratamiento diario durante siete u ocho semanas y de lo que m¨¢s se quejan es de los desplazamientos. Hay un sistema de ambulancias de traslado, pero var¨ªa mucho entre comunidades¡±.
Como la radioterapia, la AECC tambi¨¦n destaca la falta de atenci¨®n psicol¨®gica especializada ¡ªen siete de cada 10 hospitales del Sistema Nacional de Salud, los familiares no tienen ning¨²n tipo de atenci¨®n psicol¨®gica, seg¨²n el informe ¡ª y las carencias en el acompa?amiento al final de vida a trav¨¦s de los cuidados paliativos. La Asociaci¨®n Europea de Cuidados Paliativos se?ala que el n¨²mero ¨®ptimo de recursos especializados de paliativos para una atenci¨®n adecuada son dos por cada 100.000 habitantes, uno de asistencia domiciliaria y otro hospitalaria. Pero estas cifras est¨¢n muy lejos de cumplirse en Espa?a: Murcia, con 1.32, y Pa¨ªs Vasco, con 1,15, son las comunidades con las tasas m¨¢s altas.
Elia Mart¨ªnez, vocal de la Sociedad Espa?ola de Cuidados Paliativos, es tajante: ¡°No hay acceso para todos los pacientes de forma proporcionada. No hay equidad en cuidados paliativos¡±. Faltan manos y formaci¨®n, asegura: ¡°Nos falta compromiso pol¨ªtico para extender los recursos humanos y su formaci¨®n porque no hay especialidad m¨¦dica de paliativos. Hay una deficiencia importante de personal y tambi¨¦n de recursos, como camas hospitalarias o dispositivos de atenci¨®n domiciliaria¡±.
Felip matiza, con todo, que el acceso a los tratamientos oncol¨®gicos ¡°es homog¨¦neo y de excelencia¡±, aunque admite que puede haber situaciones de inequidad ¡°determinadas por la zona geogr¨¢fica¡±: ¡°Esto puede tener un impacto econ¨®mico y familiar y hay que tenerlo en cuenta¡±, subraya. Y con los ensayos cl¨ªnicos, agrega, sucede lo mismo, ya que los desplazamientos largos para participar en uno de estos estudios puede ser una limitaci¨®n: ¡°Hay ensayos que no est¨¢n disponibles por igual en todas las comunidades, aunque en general, hay opciones, porque los onc¨®logos trabajamos en red¡±, apunta la oncol¨®ga, aunque lamenta que esa red no est¨¦ institucionalizada y dependa de la buena voluntad y la comunicaci¨®n de los propios profesionales.
Combatir la inequidad en tantas variables era complejo, pero la pandemia lo ha empeorado todo, admiten los expertos consultados. Desde la detecci¨®n precoz ¡ªlos cribados fueron lo primero que se pararon cuando estall¨® la crisis sanitaria y el sistema pelea ahora por recuperar el tiempo perdido retomando los programas¡ª hasta los paliativos: ¡°Ahora tenemos muchos m¨¢s pacientes con c¨¢ncer avanzados que no se diagnosticaron antes y los recursos disposibles somos los mismos¡±, lamenta Mart¨ªnez. Felip asegura que ¡°ya se ha recuperado el diagn¨®stico y el tratamiento de enfermedades oncol¨®gicas, pero hay que poner la vista en la atenci¨®n primaria, que sigue saturada¡± y eso puede afectar a la detecci¨®n precoz.
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