Tres comisiones contra la pederastia que pueden inspirar a Espa?a
Francia y Australia se han convertido en ejemplos a estudiar, mientras en B¨¦lgica la b¨²squeda del equilibrio de todo el arco parlamentario descafein¨® la investigaci¨®n
Espa?a tiene que decidir ahora qu¨¦ tipo de comisi¨®n va a estudiar los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia cat¨®lica y cuenta con antecedentes en tres pa¨ªses que pueden ayudarle a no caer en los mismos errores. En Francia una comisi¨®n, dirigida por el exvicepresidente del Consejo de Estado Jean-Marc Sauv¨¦, goza de un prestigio un¨¢nime desde su formaci¨®n a finales de 2018; en Australia las pesquisas ¨Dconcretadas en un informe en 2017¨D se saldaron con indeminizaciones, 400 recomendaciones y un monumento, y la peor referencia es la belga: la b¨²squeda del equilibrio de todo...
Espa?a tiene que decidir ahora qu¨¦ tipo de comisi¨®n va a estudiar los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia cat¨®lica y cuenta con antecedentes en tres pa¨ªses que pueden ayudarle a no caer en los mismos errores. En Francia una comisi¨®n, dirigida por el exvicepresidente del Consejo de Estado Jean-Marc Sauv¨¦, goza de un prestigio un¨¢nime desde su formaci¨®n a finales de 2018; en Australia las pesquisas ¨Dconcretadas en un informe en 2017¨D se saldaron con indeminizaciones, 400 recomendaciones y un monumento, y la peor referencia es la belga: la b¨²squeda del equilibrio de todo el arco parlamentario descafein¨® la investigaci¨®n.
Francia: la Iglesia, promotora de una comisi¨®n independiente
En medio del silencio acongojado de una sala abarrotada con representantes de la Iglesia, v¨ªctimas y periodistas, las palabras de Fran?ois Devaux durante la presentaci¨®n en octubre pasado del informe de la Comisi¨®n Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) en Par¨ªs retumbaron como una maldici¨®n. ¡°Ustedes son una verg¨¹enza para la humanidad¡±, dijo nada m¨¢s revelarse que al menos 216.000 menores fueron agredidos sexualmente por religiosos en Francia desde 1950. ¡°Deben pagar por todos esos cr¨ªmenes¡±, clam¨®, mirando fijamente a los jerarcas cat¨®licos, este cofundador de Palabra Liberada, una asociaci¨®n de v¨ªctimas de un cura pederasta de Lyon a la que se atribuye haber roto la omert¨¢ que, durante d¨¦cadas, permiti¨® a la Iglesia francesa encubrir sus problemas de pederastia.
Cuatro meses m¨¢s tarde, Devaux no lamenta sus duras palabras y se dice satisfecho porque los obispos hayan reconocido, que no es poco, el ¡°car¨¢cter sist¨¦mico¡± de los abusos. Tambi¨¦n han anunciado una primera colecta entre obispos y di¨®cesis de 20 millones de euros que gestionar¨¢ otra comisi¨®n independiente que a¨²n se est¨¢ formando, y de la que cinco millones han sido ya adjudicados para un ¡°acompa?amiento financiero¡± de las v¨ªctimas (insuficiente, seg¨²n Devaux).
La decisi¨®n de crear una comisi¨®n independiente la tom¨® la Iglesia francesa en noviembre de 2018 ante una presi¨®n creciente: varios cardenales estaban procesados por ocultar casos de pederastia, incluido el otrora todopoderoso arzobispo de Lyon Philippe Barbarin, sentado en el banquillo por Palabra Liberada.
Adem¨¢s, una encuesta hab¨ªa revelado que el 87% de los cat¨®licos quer¨ªa una comisi¨®n parlamentaria que aclarara los ¡°cr¨ªmenes pederastas y su disimulaci¨®n en la Iglesia cat¨®lica¡±. El Senado, de mayor¨ªa conservadora, lo rechaz¨® argumentando que no puede formar comisiones sobre causas en manos de la justicia y apelando a la separaci¨®n entre Iglesia y Estado. La pelota volvi¨® al campo de la Iglesia y esta actu¨® anunciando la formaci¨®n de la Ciase durante la asamblea general de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) en Lourdes, cita en la que adem¨¢s, por primera vez, los obispos recibieron a un grupo de v¨ªctimas de pederastia. Otro sondeo de comienzos de 2019 confirm¨® la urgencia de actuar: el 56% de los franceses, y m¨¢s de 4 de cada 10 cat¨®licos, ten¨ªa una mala imagen de la Iglesia. Para el 83%, los esc¨¢ndalos de pederastia constitu¨ªan una de las crisis m¨¢s graves de la instituci¨®n.
¡°Honra a los obispos m¨¢s valientes de la Iglesia haber lanzado esa comisi¨®n independiente. No era algo evidente¡± en un obispado ¡°bastante conservador y tradicionalista¡±, valora el sacerdote Pierre Vignon, uno de los primeros religiosos en reclamar que la Iglesia actuara ante la pederastia y en denunciar a Barbarin, lo que le cost¨® ser apartado del tribunal eclesi¨¢stico en el que trabajaba en Lyon.
Pese a sus recelos iniciales, Devaux tambi¨¦n coincide en que el de la Ciase ¡°es un buen modelo que por fin plante¨® las preguntas correctas. Creo que todas las investigaciones futuras, en Portugal o en Espa?a, no pueden descartar la manera de trabajar de la Ciase, sus objetivos y lo que ha aclarado en materia de mecanismos psicol¨®gicos¡±, dice por tel¨¦fono.
La Ciase recibi¨® un mandato tan concreto como dif¨ªcil: ¡°Aclarar los abusos sexuales contra menores en la Iglesia cat¨®lica desde 1950, comprender las razones que favorecieron la forma en que fueron tratados esos casos y hacer recomendaciones¡±. Para cumplirlo, necesit¨® m¨¢s tiempo que los dos a?os fijados, debido a la pandemia, que dificult¨® pero no impidi¨® sus pesquisas, basadas en buena parte en encuentros con las v¨ªctimas, a las que quiso ofrecer una oportunidad que a muchas se les hab¨ªa negado hasta entonces: ser escuchadas. ¡°Sin su palabra, nuestra sociedad seguir¨ªa sumida en la ignorancia o la negaci¨®n de lo que sucedi¨®¡±, dijo su presidente, Jean-Marc Sauv¨¦, al presentar el informe casi tres a?os despu¨¦s de que se le encomendara una tarea que ha reconocido que no se esperaba fuera a ser tan dura. ¡°Ha puesto mi fe a prueba¡±, lleg¨® a admitir este cat¨®lico practicante de 72 a?os.
De las miles de denuncias recibidas ¡ªpor v¨ªa telef¨®nica, por correo y testimonios directos¡ª, as¨ª como de las investigaciones en archivos eclesi¨¢sticos y civiles y de una encuesta de poblaci¨®n hecha por el Instituto Nacional de Salud, la Ciase sac¨® la ¡°estimaci¨®n estad¨ªstica¡± de que al menos 216.000 menores sufrieron abusos de unos 3.000 religiosos (el 3% del cuerpo religioso en Francia) en los ¨²ltimos 70 a?os. La cifra aumenta a 330.000 si se cuentan tambi¨¦n los abusos cometidos por laicos como ense?antes, catequistas o responsables de movimientos juveniles.
La Ciase propuso 45 recomendaciones en materia de reformas legales y estructurales de la Iglesia, adem¨¢s de indemnizaciones para las v¨ªctimas. Para atribuirlas, la Iglesia ha creado otra comisi¨®n independiente a cuyo frente est¨¢ tambi¨¦n alguien de excelente reputaci¨®n: la ex Defensora del Menor Marie Derain de Vaucresson.
La CEF, que financi¨® con unos tres millones de euros la Ciase, mantuvo su palabra de no involucrarse en su trabajo, m¨¢s all¨¢ de designar a su presidente. Una elecci¨®n muy celebrada. ¡°Nadie puede dudar de la imparcialidad¡± de Sauv¨¦, afirma Vignon del antiguo vicepresidente del Consejo de Estado, un hombre ¡°muy trabajador cuya probidad valoraron todos siempre¡±, valora el sacerdote que, como Devaux, testific¨® ante la comisi¨®n.
Los resultados, seg¨²n Vignon, ¡°son muy buenos porque Sauv¨¦ supo rodearse de una comisi¨®n verdaderamente independiente, pudo elegir¡± a 10 mujeres y 11 hombres ¡ªespecialistas en derecho penal o can¨®nico, pero tambi¨¦n psic¨®logos, antrop¨®logos, soci¨®logos o trabajadores sociales¡ª que ¡°han trabajado de forma voluntaria y muy bien¡±. Por ello, su informe es ¡°excepcional¡±, celebra, aunque se muestra dubitativo sobre la voluntad de las reformas internas de la Iglesia que reclama la Ciase.
Tanto Vignon como Devaux advierten tambi¨¦n de que hay quienes buscan deslegitimar el proceso. El Papa deb¨ªa recibir a la Ciase el 9 de diciembre. La cita fue aplazada por ¡°problemas de agenda¡±, aunque seg¨²n Vignon para entonces algunas voces hab¨ªan logrado que Francisco, que expres¨® su ¡°verg¨¹enza¡± tras las revelaciones del informe franc¨¦s, empezara a dudar de este. ¡°En la curia romana hay gente que trabaja para socavar el informe Sauv¨¦¡±, alerta Vignon. El presidente de la CEF, ?ric de Moulins-Beaufort, viaj¨® a Roma d¨ªas m¨¢s tarde y asegur¨® que el Papa estaba ¡°completamente disponible para recibir a los miembros de la Ciase (¡) falta fijar la fecha oportuna¡±. Algo que todav¨ªa no se ha hecho, recuerda Devaux, para quien falta un gesto decidido del Vaticano.
¡°Si los obispos franceses han reconocido la responsabilidad institucional, porque hay tantas v¨ªctimas y es sist¨¦mica, el Papa deber¨ªa ser el primero en reconocer la responsabilidad institucional de la Iglesia cat¨®lica y obligar a todas las conferencias episcopales del mundo a seguir los pasos de la francesa para reparar¡±, reclama.
B¨¦lgica, un caso paradigm¨¢tico en la lucha contra los abusos de la iglesia
En 2010, una cascada de casos de abusos sexuales de menores en el seno de la iglesia conmocion¨® B¨¦lgica. Y, de inmediato, en este pa¨ªs sede de las instituciones europeas y acostumbrado a marcar el paso en asuntos sociales como el matrimonio homosexual (lo aprobaron antes que Espa?a) o la eutanasia (legal desde 2002), los poderes p¨²blicos reaccionaron para tratar de que entrara la luz en una materia tan oscura. Pusieron en marcha, entre otras cosas, una comisi¨®n parlamentaria para enfrentarse a la omert¨¢ de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, el mismo camino que ahora, casi 12 a?os despu¨¦s, comienza a transitar Espa?a, espoleada por una investigaci¨®n de EL PA?S.
El caso belga fue paradigm¨¢tico por el enorme n¨²mero de abusos constatados y tambi¨¦n por la forma en que trataron de solucionarlo, con propuestas pioneras, como un centro de arbitraje para resarcir a las v¨ªctimas, y recomendaciones cuyos efectos se extienden hasta hoy: una ley de 2019 hizo imprescriptibles los delitos sexuales graves cometidos contra menores (medida recurrida ante la Corte Constitucional, en un cas¨® a¨²n pendiente). A pesar de ello, tambi¨¦n hay cr¨ªticos que denuncian que se desaprovech¨® la oportunidad y aseguran que a¨²n no ha quedado expuesta ¡°la verdad¡±.
¡°Tuvimos que inventarlo todo¡±, recuerda la socialista Karine Lalieux, hoy ministra de Pensiones e Integraci¨®n Social, y entonces presidenta de la comisi¨®n parlamentaria que se enfrent¨® a la pederastia. A pesar del horror al que se enfrentaban coloca aquellos d¨ªas entre los mejores de su carrera pol¨ªtica: estaban abriendo camino. ¡°Las autoridades eclesi¨¢sticas reconocieron su responsabilidad colectiva en lo ocurrido¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica uno de los mayores logros. ¡°La conclusi¨®n, si uno lee el informe de la comisi¨®n, es que protegieron a la instituci¨®n, a los sacerdotes, a los curas, a las ¨®rdenes. Y negaron a las v¨ªctimas¡±, a?ade. ¡°Fue la ley del silencio¡±.
Los primeros temblores del terremoto de los abusos en B¨¦lgica se sintieron en abril de 2010, cuando el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, de 73 a?os, no pudo ocultar m¨¢s lo evidente, lo que incluso altas instancias jerarqu¨ªa sab¨ªan, y confes¨®: ¡°Cuando todav¨ªa era un simple sacerdote y durante alg¨²n tiempo al inicio de mi episcopado abus¨¦ sexualmente de un joven de mi entorno¡±. Durante 13 a?os, d¨¦cadas atr¨¢s, hab¨ªa violado a un sobrino cuyas denuncias fueron ninguneadas por la iglesia; m¨¢s adelante saldr¨ªa a la luz que el prelado abus¨® de otro sobrino, y a¨²n hasta hace poco han aparecido nuevas denuncias contra ¨¦l. La confesi¨®n de Vangheluwe y su renuncia a la dignidad de obispo, que el Papa Benedicto XVI acept¨® de inmediato, fueron el se¨ªsmo que comenz¨® a agrietar los muros podridos de la iglesia belga.
En los meses siguientes abandonaron la penumbra centenares de casos, ocultos o acallados de forma sistem¨¢tica, muchos ya prescritos. Una comisi¨®n sobre abusos sexuales creada por la iglesia recibi¨® de pronto un aluvi¨®n de denuncias y acabar¨ªa publicando un informe en el que constataba la existencia de 507 casos y 504 abusadores, una parte de los cuales, para entonces, ya hab¨ªan muerto. El grupo m¨¢s numeroso de denunciantes, a?ad¨ªa el informe, superaban ya los 50 a?os. La llamada comisi¨®n Adriaenssens (por el apellido del psiquiatra que lo dirigi¨®) tambi¨¦n dej¨® constancia del profundo e irreparable sufrimiento de estas v¨ªctimas: 13 de ellas se hab¨ªan quitado la vida y otras seis lo hab¨ªan intentado.
En paralelo, arrancaron investigaciones period¨ªsticas, que elevaron la cifra de menores abusados hasta los 800, y se pusieron en marcha pesquisas judiciales, que chocaron con la comisi¨®n Adriaenssens: se registraron sus dependencias en busca de documentaci¨®n, lo que supuso su cierre repentino en medio de la pol¨¦mica. Las investigaciones provocaron incluso un conflicto diplom¨¢tico con el Vaticano cuando la polic¨ªa belga irrumpi¨® un d¨ªa en la cripta de la catedral de Malinas para remover los sepulcros de dos cardenales en busca de secretos que hubieran podido llevarse a la tumba: no hallaron nada.
Pero el terremoto ya estaba en marcha. El aluvi¨®n de casos revelados, el escandaloso modus operandi de la iglesia y las sospechas de fallas en las instrucciones judiciales impuls¨® finalmente la creaci¨®n, en el parlamento belga, de la llamada ¡°Comisi¨®n especial relativa al tratamiento de los abusos sexuales y de los hechos de pedofilia, en particular en el seno de la iglesia¡±, una iniciativa parecida a la solicitada en enero por Unidas Podemos, ERC y Eh Bildu en el Congreso de los Diputados.
¡°Lo que est¨¢ pasando en Espa?a es muy similar a lo que vivimos en B¨¦lgica¡±, valora Stefaan Van Hecke, diputado federal de Groen-Ecolo (los Verdes), que ejerci¨® como vicepresidente de aquella comisi¨®n. ¡°Los parlamentarios est¨¢bamos conmocionados con todo lo que hab¨ªa ido pasando en 2010 y pod¨ªamos hacer dos cosas: decir, vale, no es responsabilidad nuestra; o, al rev¨¦s, investigar como parlamentarios qu¨¦ fall¨® y c¨®mo evitar que vuelva a ocurrir¡±.
En la petici¨®n de apertura de la comisi¨®n, los diputados belgas dejaron constancia de la indignaci¨®n que hab¨ªa provocado el informe Adriaenssens. ¡°El alcance y la gravedad de sus revelaciones han sacudido a toda la sociedad¡±, redactaron los diputados de ocho grupos pol¨ªticos de todo el espectro parlamentario, desde los democristianos a los independentistas flamencos, pasando por socialistas, liberales y verdes. ¡°Es imprescindible examinar c¨®mo los hechos de pederastia cometidos en el seno de la Iglesia, en el contexto de una relaci¨®n pastoral, han sido tratados, o no, por la justicia durante todos estos a?os¡±, a?ad¨ªa, con lenguaje de compromiso, pero enfatizando que su obligaci¨®n deber¨ªa ser ¡°aportar respuestas a las preguntas leg¨ªtimas que se hacen las v¨ªctimas¡±. La propuesta recibi¨® el apoyo un¨¢nime de la c¨¢mara federal.
Era noviembre de 2010 cuando dieron inicio sus sesiones; no hab¨ªan transcurrido ni siete meses desde la confesi¨®n del obispo de Brujas. Pero la comisi¨®n ten¨ªa, seg¨²n algunos cr¨ªticos, una mano atada a la espalda. La b¨²squeda del equilibrio de todo el arco parlamentario, casi un arte en este pa¨ªs fragmentado, impidi¨® que se optara por crear una verdadera comisi¨®n de investigaci¨®n, con amplios poderes, que permite adoptar todas las medidas de investigaci¨®n previstas en el C¨®digo de Procedimiento Penal. Los conservadores eran reticentes a esta opci¨®n, potencialmente m¨¢s severa y se opt¨®, en cambio, por una comisi¨®n especial, con atribuciones rebajadas. Se decidi¨® adem¨¢s que no llamar¨ªan a declarar ni escuchar¨ªan el testimonio directo de las v¨ªctimas, una postura que, a¨²n hoy, sigue desatando la incomprensi¨®n de parte de este colectivo.
¡°No ¨¦ramos una comisi¨®n de la verdad a la que la gente ven¨ªa a contar su historia, como la de Sud¨¢frica¡±, explica Van Hecke, que personalmente, apostilla, no hubiera tenido problema en escuchar a las v¨ªctimas. Lalieux, la expresidenta de la comisi¨®n, a?ade: ¡°Somos parlamentarios, no jueces. No est¨¢bamos juzgando a un agresor y a su v¨ªctima. Ese no era nuestro rol, ese es el papel de la justicia. Muchos de los casos, valora tambi¨¦n, ya hab¨ªan prescrito. ¡°La justicia ya no pod¨ªa hacer nada¡±, y resultaba adem¨¢s complicado decidir a qu¨¦ v¨ªctimas dar voz: ¡°Si escuchamos a una, deber¨ªamos escuchar a centenares. ?C¨®mo seleccionas los testimonios?¡±. En su opini¨®n, una comisi¨®n de investigaci¨®n no fue necesaria: todos los invitados a declarar acudieron.
Gabriel Frippiat, un belga de 63 a?os, v¨ªctima de abusos sexuales en los a?os setenta, cuando era menor, cree que, sin embargo, que los verdaderos protagonistas no fueron demasiado tenidos en cuenta. ¡°Las v¨ªctimas somos el centro del debate en realidad¡±, asevera al otro lado del hilo telef¨®nico. ¡°Creo que se olvidaron un poco de nosotros. No nos escucharon¡±. ?l asisti¨® como p¨²blico a la comisi¨®n ¡°tres o cuatro veces¡±. Dice que la iniciativa fue ¡°una buena idea¡±, que aport¨® recomendaciones importantes como elevar la prescripci¨®n de los delitos, pero reconoce que los pol¨ªticos se encontraron con un muro. ¡°La Iglesia es muy fuerte¡±, afirma. Y sobre la jerarqu¨ªa de la iglesia belga que vio desfilar en la Comisi¨®n, a?ade: ¡°Son unos mentirosos [...] Eran intocables y lo siguen siendo¡±.
Por la Comisi¨®n, cuyo trabajo se desarroll¨® entre noviembre de 2010 y marzo de 2011, desfilaron decenas de miembros de organizaciones de apoyo a las v¨ªctimas, responsables y expertos de relaciones pastorales, incluidos altos dignatarios de la iglesia belga, servicios de polic¨ªa, miembros del poder judicial, pol¨ªticos, equipos de atenci¨®n a v¨ªctimas y agresores y especialistas en el secreto profesional. Aunque el 90% de la comisi¨®n se centr¨® en los abusos de la iglesia, se abri¨® el espectro a casos de pederastia en otros contextos con similar relaci¨®n de autoridad, como el deporte.
Antes de arrancar las sesiones con la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, los miembros de la comisi¨®n (13 titulares y otros 13 suplentes, designados de forma proporcional a los grupos pol¨ªticos) siguieron un curso de derecho can¨®nico, algo que Van Hecke recomienda. ¡°Fue muy ¨²til porque nos permiti¨® entender por qu¨¦ se tomaban determinadas decisiones¡±. Tambi¨¦n se acompa?aron de dos expertos, el presidente em¨¦rito de la Corte Constitucional y un profesor especialista en justicia restaurativa.
El informe final, de casi 500 p¨¢ginas, reprocha con dureza la cultura del silencio: ¡°Desde principios de los a?os 90, la Iglesia Cat¨®lica ya no puede esconderse decentemente detr¨¢s de la ignorancia de los hechos¡±, afirma. Y clama contra la ¡°falta de rigor en el tratamiento de los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes¡±, anteponiendo ¡°el silencio y la discreci¨®n¡± a ¡°la salud de los ni?os maltratados¡± y ¡°reconociendo incluso que existieron estrategias de encubrimiento¡±.
El informe toca infinidad de palos y propone desde f¨®rmulas para reparar los agravios a mejoras en los protocolos de recogida de testimonios de menores por parte de la polic¨ªa, grabando la declaraci¨®n, por ejemplo, para no obligar a repetir a las v¨ªctimas los hechos una y otra vez, una medida implantada desde entonces. Tras presentar sus conclusiones, se cre¨®, a petici¨®n de la comisi¨®n parlamentaria, un centro de arbitraje independiente para recabar denuncias de pederastia, y la Iglesia acept¨® tambi¨¦n abrir una decena de ¡°puntos de contacto¡±, a los que las v¨ªctimas pod¨ªan acudir para solicitar una reparaci¨®n de los delitos prescritos que ya no pudieran ser tratados por los tribunales ordinarios.
El centro de arbitraje, en marcha entre 2012 y 2015, recogi¨® 628 denuncias. A trav¨¦s de los puntos de contacto, dos de los cuales siguen a¨²n abiertos, se han identificado otras 553 denuncias hasta 2020, seg¨²n la web de la Iglesia belga, que publica informes anuales. Suman 1.181 denuncias en un pa¨ªs de 11,5 millones de habitantes.
Tras su estudio, 937 denuncias han sido aceptadas o consideradas lo suficientemente graves como para tener derecho a una reparaci¨®n econ¨®mica. En un informe de 2019, se aseguraba que las v¨ªctimas hab¨ªan recibido en total 4,6 millones de euros; una media de 5.356 euros cada una. Seg¨²n la gravedad y duraci¨®n de los abusos, las indemnizaciones pueden llegar a 25.000 euros, la cantidad m¨¢xima. De las reparaciones se encarga la fundaci¨®n Dignity, una entidad que representa a la Iglesia en los procedimientos de arbitraje e indemnizaci¨®n.
Para Van Hecke, el exvicepresidente de la comisi¨®n, el centro de arbitraje ha dado la posibilidad de que la iglesia reconozca que la instituci¨®n o el cura denunciado se equivocaron, que la persona abusada estaba en lo cierto, y compensarlo financieramente. Pero sus efectos van m¨¢s all¨¢ del resarcimiento econ¨®mico. ¡°Para la v¨ªctima es casi m¨¢s importante tener la confirmaci¨®n de que lo que dicen y lo que pas¨® es correcto. Que les digan: ¡®Te creemos¡¯. Esto no exist¨ªa, es algo muy nuevo¡±. Puede haber cr¨ªticos, concede, ¡°pero muchas v¨ªctimas han estado satisfechas de ir all¨ª; para algunas era incluso la primera vez que hablaban de esto¡±. Lalieux, la expresidenta, coincide en que fue uno de los grandes logros, cuya instauraci¨®n cost¨® meses negociar con la Iglesia, y ha despertado inter¨¦s internacional.
Aun as¨ª, a?os despu¨¦s, hay quienes sienten que se pudo hacer m¨¢s, como Lieve Halsberghe, una de las personas interrogadas en la comisi¨®n parlamentaria, como representante de la rama belga de la asociaci¨®n estadounidense SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests, red de supervivientes de aquellos abusados por curas). Se queja de que no se optase por la comisi¨®n dura, la de investigaci¨®n. ¡°Hay una gran diferencia. Una investigaci¨®n parlamentaria es como una investigaci¨®n policial. As¨ª que cuando vas, tienes que decir la verdad y, si no lo haces, se te persigue por mentir¡±. En la otra, en cambio, uno puede decir lo que quiera sin consecuencias, defiende. ¡°Y esto es exactamente lo que pas¨® [...] Cuando los obispos y el cardenal vinieron, no recordaban nada¡±.
Halsberghe, que hoy ya no pertenece a la asociaci¨®n SNAP, dice que se perdi¨® una oportunidad. ¡°La ¨²nica forma de resolver esta situaci¨®n es sacando a la luz la verdad¡±. Y eso, seg¨²n cree, solo puede suceder con investigaciones exhaustivas como la del gran jurado de Pensilvania (Estados Unidos), que en 2018 revel¨® que m¨¢s de 300 sacerdotes abusaron de ni?as y ni?os durante las ¨²ltimas siete d¨¦cadas, y logr¨® identificar a m¨¢s de 1.000 v¨ªctimas infantiles. Mientras tanto, asegura, habr¨¢ curas que abusaron, abusan y seguir¨¢n abusando de ni?os.
Australia, indemnizaciones y un monumento
A Romana le encantaba ir a misa cuando era peque?a. ¡°Iba todos los d¨ªas. Me gustaba levantarme a las seis de la ma?ana, ir y estar en aquel ambiente¡±, cuenta. Pero las cosas cambiaron el d¨ªa en que una monja del colegio cat¨®lico en el que estudiaba le dijo que fuera a hacer una vista a la rector¨ªa. ¡°Si una monja te dec¨ªa que ten¨ªas que hacer algo, lo hac¨ªas sin preguntar¡±, recuerda. All¨ª, en la rector¨ªa, un cura la agredi¨® sexualmente. Despu¨¦s de eso, dice, perdi¨® todo inter¨¦s en ir a la Iglesia y abandon¨® su fe. ¡°Creo que esa experiencia probablemente tuvo que ver con que interrumpiera mi conexi¨®n espiritual¡±, reflexiona. Su agresi¨®n en la d¨¦cada de 1960 es una de las miles de historias terror¨ªficas sacadas a la luz tras cinco a?os de investigaci¨®n de los abusos sexuales a menores en Australia.
La comisi¨®n real sobre abusos infantiles, anunciada por la primera ministra Julia Guillard en 2012 y apoyada por las dos grandes fuerzas pol¨ªticas, se cre¨® para averiguar en qu¨¦ fallaron las organizaciones religiosas, as¨ª como la Iglesia cat¨®lica, los orfanatos, los colegios, los clubs deportivos y otras instituciones laicas de Australia a la hora de proteger a los menores a su cargo. Se form¨® tras una avalancha de acusaciones de abusos en instituciones de todo el pa¨ªs durante varias d¨¦cadas, y porque las v¨ªctimas reclamaron una investigaci¨®n.
Se nombraron seis comisionados ¡ªentre ellos, dos jueces, un psiquiatra y un exsenador¡ª para que tomaran declaraci¨®n a las v¨ªctimas y en enero de 2013 se abri¨® la investigaci¨®n. Las v¨ªctimas acogieron bien el proceso, pero no estuvo exento de cr¨ªticas. Hubo a quien le preocupaba que su cometido ¡ªque exclu¨ªa las formas no sexuales de abuso infantil, como el maltrato f¨ªsico y el abandono¡ª se quedara corto. ¡°Por supuesto que el maltrato f¨ªsico y el abandono son malos..., pero hemos tenido que tomar decisiones sobre c¨®mo hacer que este proceso sea manejable y se pueda llevar a cabo en un marco temporal que d¨¦ verdadero sentido a las recomendaciones¡±, argument¨® Guillard.
A diferencia de otras comisiones, se permiti¨® a las v¨ªctimas vivas que contaran su historia en sesiones privadas y confidenciales en casi 100 lugares por todo el pa¨ªs. Se escuch¨® a 8.000 v¨ªctimas de abusos cometidos en 90 a?os, las transcripciones ocuparon 45.000 p¨¢ginas, se atendieron m¨¢s de 40.000 llamadas y se recibieron 25.000 cartas y correos.
Leah Bromfield, la profesora universitaria responsable de la investigaci¨®n, sostiene que la comisi¨®n fue un ¡°¨¦xito¡± que podr¨ªa servir de ¡°modelo¡± a otros pa¨ªses, como Espa?a. ¡°Dar a conocer esta historia sin miedo ni favoritismos ha sido un paso crucial hacia la justicia y la sanaci¨®n¡±, valora Bromfield. ¡°Y ha servido para que las instituciones sean m¨¢s seguras para nuestros hijos¡±.
El informe final, de 2017, abarca 21 tomos, cifra en 4.000 las instituciones en las que los ni?os sufrieron abusos e incluye m¨¢s de 400 recomendaciones. Una de ellas es que la confesi¨®n cat¨®lica de los ni?os tenga lugar en un lugar abierto delante de otro adulto ¡ªentre 1950 y 2015, las acusaciones afectaban a un 7% de los curas cat¨®licos de Australia¡ª, y que el Gobierno levante un monumento nacional a las v¨ªctimas.
Asimismo, las v¨ªctimas tienen derecho a recibir una indemnizaci¨®n econ¨®mica en el marco de un plan nacional de compensaci¨®n. Seg¨²n el Gobierno australiano, hasta junio de 2021 se hab¨ªan pagado m¨¢s de 500 millones de d¨®lares australianos (300 millones de euros). Aunque la Conferencia Episcopal acogi¨® con satisfacci¨®n sus conclusiones, se neg¨® a respaldar las principales recomendaciones, como el fin del celibato obligatorio y la ruptura del secreto de confesi¨®n en caso de que un miembro del clero haya admitido haber cometido abusos sexuales a menores.
Seg¨²n Bromfield, el resultado m¨¢s importante de la comisi¨®n fue ¡°dar voz a los supervivientes y reducir la estigmatizaci¨®n y los mitos sobre las personas que denuncian los abusos sexuales a ni?os¡±. Porque, ¡°normalmente, las v¨ªctimas de abuso sexual infantil en las instituciones han vivido dos tragedias: el abuso y el trauma de ser ignoradas, silenciadas y tachadas de mentirosas por los jefes de las instituciones en las que fueron agredidas¡±.
Las palabras de Bromfield se hacen eco de las del primer ministro australiano Scott Morrison, quien en octubre de 2018 pidi¨® perd¨®n oficialmente en el Parlamento a las v¨ªctimas de abuso sexual infantil, lo calific¨® de ¡°abominaci¨®n¡± y lament¨® que hubiese permanecido oculto tanto tiempo. ¡°Ten¨ªa lugar [el abuso] en cualquier lugar en el que un depredador pensaba que pod¨ªa salirse con la suya, y los sistemas de las organizaciones lo permit¨ªan mirando hacia otro lado¡±, reconoci¨® Morrison. Y a?adi¨®: ¡°Nunca podremos prometer un mundo sin abusadores, pero podemos prometer un pa¨ªs en el que nos comprometamos a escuchar y creer a nuestros ni?os¡±.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es