Una guerra que deja a los pobres sin pan
La invasi¨®n rusa a Ucrania aboca a una crisis alimentaria global que puede provocar m¨¢s muertes que las causadas por los obuses
Sabemos que en el mundo globalizado todo est¨¢ relacionado y que las crisis son como las matrioskas rusas: cada una de ellas puede albergar otras en su interior. Si, como sostiene cierta met¨¢fora de la teor¨ªa del caos, el vuelo de una mariposa puede provocar turbulencias en el otro extremo del planeta, es previsible que la onda expansiva de la invasi¨®n de Ucrania tenga efectos graves e imprevisibles en lugares muy alejados. Ya los est¨¢ teniendo. La guerra ha exacerbado una crisis energ¨¦tica que altera toda la cadena productiva, los precios de los alimentos suben y todo aboca una crisis alimentaria que puede provocar m¨¢s muertes que las causadas por los obuses.
El encarecimiento del grano y de la energ¨ªa, los dos pilares de la supervivencia, es una amenaza grave para los pa¨ªses pobres. Como ha advertido la economista nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, que acaba de cumplir un a?o al frente de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, 35 pa¨ªses africanos, algunos de ellos sacudidos por la mayor sequ¨ªa en m¨¢s de cuarenta a?os, dependen del grano que les llega de Ucrania y Rusia. Okonjo-Iweala recuerda que estos dos pa¨ªses proporcionan el 24% del suministro mundial de trigo, el 17% del de ma¨ªz, el 32% del de cebada y el 75% de las semillas de girasol. Y otro dato importante: la mitad del trigo que distribuye el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en ingl¨¦s) en situaciones de emergencia por guerras o desastres naturales procede de los campos de Ucrania. Rusia y Bielorrusia son adem¨¢s los principales proveedores de fertilizantes, de los que dependen la cantidad y calidad de las cosechas.
Desde que comenz¨® la invasi¨®n de Ucrania, el precio del grano ha subido m¨¢s de un 30% y el de los fertilizantes un 40%. La guerra ha agravado una tendencia previa al alza en el precio de los alimentos b¨¢sicos que ya preocupaba a la ONU. Entre agosto de 2020 y agosto de 2021, el ¨ªndice mundial de precios de insumos (GIPI) de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), que incluye energ¨ªa, fertilizantes, plaguicidas, piensos y semillas, registr¨® un incremento del 25%; y el ¨ªndice de precios de los alimentos y productos agr¨ªcolas subi¨® un 34% y alcanz¨® el valor m¨¢s alto en una d¨¦cada. Todo esto ocurre en un momento en que, seg¨²n el ¨²ltimo informe del WFP, la pobreza, la crisis clim¨¢tica y la escasez de alimentos hacen que 820 millones de personas no tengan suficiente para comer y 113 millones pasen hambre severa.
Las crisis, cuando se entrelazan, multiplican sus efectos. Se estima que el cambio clim¨¢tico ya ha reducido en un 5% la capacidad de producir alimentos, y su impacto sobre la agricultura no deja de crecer. Las inundaciones en China han afectado este a?o a un tercio de su producci¨®n de cereales y el aumento de las importaciones ser¨¢ otro factor que empuje los precios al alza. La sequ¨ªa que vive Angola ha desplazado ya a m¨¢s de 1,5 millones de personas en busca de alimentos. Dos millones m¨¢s viven una situaci¨®n comprometida en el Grand Sud de Madagascar, una regi¨®n donde el 80% de la selva tropical ha sido deforestada y ahora sufre terribles tormentas de polvo que son peores que la sequ¨ªa, porque dejan los campos de cultivo cubiertos de arena.
La guerra traer¨¢ escasez, y el aumento de los precios, especulaci¨®n. Aunque lo paguen m¨¢s caro, los pa¨ªses ricos estar¨¢n en condiciones de acaparar las reservas. Ngozi Okonjo-Iweala hace un llamamiento a la comunidad internacional para que no se repita lo sucedido con la pandemia: que el acaparamiento de vacunas por parte de los pa¨ªses ricos ha condenado a ?frica a un ¡°apartheid vacunal¡±. Si no se toman medidas, advierte, la escasez de cereales y el encarecimiento de los alimentos pueden provocar inestabilidad pol¨ªtica y nuevos disturbios como los que sucedieron a la crisis de 2008.
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